sábado, 29 de septiembre de 2018
jueves, 27 de septiembre de 2018
El baile de la victoria
El baile de la victoria de Antonio Skarmeta, escritor chileno, obtuvo el Premio Planeta en el año 2003.
Lo que en un principio estaba previsto que fuera una obra con dos protagonistas, se convierte en un trío con la aparición de una adolescente que aún asiste al instituto.
Nicolás Vergara Grey es un cincuentón, ladrón especialista en la apertura de cajas fuertes. Es bastante respetado en la cárcel, incluso por director de la misma.
Ángel Santiago tiene 20 años, en la cárcel ha sido violado con el consentimiento y la participación del alcaide. Este teme por su vida porque a oído muchas veces que ha de matarlo por lo que hizo.
Ambos salen de distintas cárceles gracias a una amnistía. No se conocen
Victoria Ponce está en edad escolar, su sueño es ser bailarina y actuar en los mejores escenarios, tanto locales como extranjeros. Su padre, profesor, fue asesinado en las postrimerías de la dictadura chilena. Su madre sufre de un proceso depresivo y apenas se ocupa de ella.
Gran número de personajes secundarios, algunos con bastante atractivo para el desarrollo de la trama, seres en su mayoría marginales que componen un variado puzzle urbano.
Ángel busca a Nicolás porque en la cárcel le han dado sus datos y la documentación para poder realizar el Gran Golpe (robar a un miembro relevante de la dictadura pinochetista), pero se hace imprescindible la ayuda de este.
Nicolás en cambio sólo está interesado en recuperar el dinero que le debe su socio, que está en libertad gracias a su silencio ante la policía, y recuperar a su familia, mujer y un hijo; y no quiere saber absolutamente nada de volver a delinquir.
En esta lucha entre dos seres cerrados en sus propias opiniones se introduce Victoria, que sobrevive entre el drama familiar, sus problemas con la institución educativa y sus deseos de ser una bailarina famosa.
Para esta sociedad en la que viven, con poco trabajo y mucha crisis, no hay lugar para los exconvictos.
Nicolás ni recibe el dinero de su socio, ni su familia lo quiere al no tener dinero. Ángel decide ayudar a Victoria pero está también necesita dinero para sus clases de baile.
Con estos mimbres se irá desarrollando la historia hasta su final, que llega sin cerrarse del todo.
Esta novela de intriga reúne algunas características de las novelas policíacas y se parece bastante a un guión cinematográfico.
Hay una reflexión sobre el papel de las fuerzas armadas durante la dictadura y ahora en democracia y se interesa en qué opinan los ciudadanos.
Se habla de la corrupción de personas propiciados por la propia dictadura, así como la integridad moral de algunos de esos elementos.
Diálogos bastantes dinámicos.
Quizá sea un problema el uso de vocabulario chileno, que se diferencia de nuestro conocimiento de español, así como giros lingüísticos relacionados con el hampa.
La habitación oscura. Isaac Rosa
La habitación oscura fue publicada en el año 2013. Obtuvo el Premio Cálamo Libro del año. Premio
Revista Quimera. Mejor Libro de Narrativa del año.
Un grupo de jóvenes, la mayoría estudiantes,
gracias a un accidente en el local en el que se reúnen con regularidad,
principalmente los sábados, deciden convertir una habitación del sótano en una
habitación totalmente a oscuras en la que se meten al principio para practicar
sexo de forma anónima y sin reglas. En esa habitación también está prohibido
hablar.
En sentido metafórico está utilizada como una forma de rebelión generacional a todo lo establecido de forma convencional.
A lo largo de quince años esta habitación va
cambiando su función pues con el paso del tiempo las favorables perspectivas de
futuro en sus trabajos se han trocado en una crisis no programada, la ley no escrita de que los
hijos han de vivir mejor que los padres se ha convertido en el descalabro de
toda una generación y ahora hay paro, contratos basura, trabajar en lo que
salga y cuando sea, maltrato empresarial,…
Ahora la habitación oscura sirve de refugio ante la
pareja, los hijos, los familiares, los patronos, ellos mismos,… Algunos buscan la soledad, otros un simple refugio, a veces algunos vuelven a las intenciones primigenias,...
Tras quince años, la habitación ha llegado a su
fin y la novela va repasando cómo ha transcurrido este tiempo para los personajes
que, aunque aparecen doce con sus nombres de pila, no sabemos si son algunos más.
Como en obras anteriores del mismo autor, no se profundiza en la descripción de los personajes.
El retrato de los personajes es el retrato de toda una generación que se creía con derechos indefinidos a un bienestar inalterable, que se ha derrumbado, que ha dado al traste con todas sus ilusiones y les cuesta asumirlo.
No hay desenlace por
lo que, como en otras obras del escritor, es el lector el que podrá poner el
broche que desee.
La obra consta de 8 capítulos numerados e intercalado entre
ellos otros 7, más cortos, con la introducción REC (palabra que utiliza las
video-grabadoras cuando están grabando) que nos describen las imágenes que se
ven desde un portátil o una tablet.
La narración hay veces que aparece en segunda persona, otras es en plural, no sabemos si quien nos habla es hombre o mujer,...
El autor tiene un buen manejo del uso del idioma y del vocabulario.
Con este esquema Isaac Rosa nos habla de otros
temas de actualidad: violabilidad de la intimidad, protestas ciudadanas, desahucios,
espionaje informático,… Y nos deja una pregunta que cada uno deberá responder a nivel individual: ¿Dónde está la línea roja de la
lucha del trabajador ante este panorama?
También ha sido llevada al cine.
Club de Lectura octubre 2018
En octubre leeremos el libro "Ella que todo lo tuvo" de Ángela Becerra.
La puesta en común la realizaremos el martes 30 de octubre, en la Biblioteca Pública Municipal Manuel Altolaguirre. ¡Qué disfrutéis la lectura!
La mano invisible. Isaac Rosa
La mano invisible fue publicada en el año 2011.
Una empresa contrata a doce trabajadores:
albañil, carnicero, montadora de piezas, mozo de almacén, operadora telefónica,
limpiadora, mecánico, costurera, camarero, administrativa, informático y guarda
de seguridad; de forma transversal también aparece una prostituta. Desconocen cuál es la finalidad de su trabajo.
Entre las
condiciones del contrato se recoge que deben trabajar de cara al público, que para ellos es invisible. Esto
los lleva a operar en una especie de escenario durante una jornada de trabajo
sin que esa producción sirva para nada, por ejemplo, el albañil construye y
derriba una pared de ladrillo de forma continuada, el carnicero despieza varios
tipos de animales para después ser arrojados a la basura,…
Esto convierte el trabajo en una especie de
¿circo? ¿experimento? ¿teatro? ¿?
Hay alguien que mueve los hilos de los que los trabajadores lo desconocen todo.
Lo que al principio es visto con buenos ojos
por los trabajadores, pues las condiciones de trabajo, visto el mercado laboral
en crisis, son bastantes favorables; con el tiempo se va convirtiendo en una
fuente de conflictos: empeoramiento de las condiciones de trabajo (letra
pequeña del contrato), trato desigual por parte de la empresa a cada uno de ellos, abuso por parte
de algún trabajador sobre otro, deterioro de las relaciones personales entre ellos,…; lo que va los va llenando de estupor, llevándolos a quejas y deserciones, convirtiendo el trabajo en una pesadilla.
El autor va presentando el cometido de cada
trabajador en la empresa para que al mismo tiempo nos hable de su situación personal, tanto
familiar como laboral, pero de forma sucinta, no hay profundización en la descripción de los personajes.
Maneja bastante bien el vocabulario específico correspondiente
a cada tarea, lo que hace ver que conoce cada trabajo que se describe.
En algunas descripciones llega al mínimo detalle, por lo que,
como en el caso del trabajo del carnicero, al hacerlo de manera tan minuciosa, se puede llegar al asqueamiento.
La obra finaliza sin que sepamos qué objetivo
perseguía la empresa, ni que ocurre con cada uno de los personajes intervinientes, por lo que queda un final abierto, para que cada lector
saque sus propias conclusiones sobre el mundo del trabajo y lo que lo rodea. ¿Conoce cada trabajador quién mueve los hilos de su trabajo? ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué persigue? ¿?
Ha sido llevada al cine.
¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! Isaac Rosa
La obra ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007) está escrita a partir de La malamemoria (1999). Son obras sobre el tema de la guerra
civil.
Cronológicamente, el segundo libro (2007) es una nueva versión del primero (1999), con el añadido de que hay una persona (lector) que va haciendo una lectura crítica a lo largo del desarrollo de cada capítulo de la obra.
La novela nos presenta a un escritor que es citado
por una persona desconocida para él que quiere encargarle la redacción de las
memorias de un político proveniente de la posguerra, para lavar la imagen
pública, de ladrón y autor de crímenes durante la guerra civil, que la prensa ha publicado recientemente de él y que lo ha llevado al
suicidio. Estamos en la época de la transición española.
“Todo el mundo intenta engañarse para vivir,
todos nos inventamos una realidad propia frente a un mundo que no podemos
soportar”.
Para cumplir el objetivo, el escritor debe
manipular exageradamente las actuaciones aberrantes llevadas a cabo por dicho
personaje a lo largo de su vida.
El escritor empieza a indagar las fechorías que ha
llevado a cabo este personaje, arrancando en los inicios de la guerra civil en la zona
de Andalucía, que es donde vivía.
Vemos como el objetivo principal de esta persona es
enriquecerse y vivir bien por encima de todo, incluso de la vida de su propia
familia: hermanos, primos,…
Nos habla de como este empresario se une a los sublevados y como "va prosperando". De esa corrupción nos cuenta Isaac Rosa en varias de sus obras.
En esa investigación, tras un sufrimiento que lo tiene al borde del abandono, pues no encuentra un pueblo que ha desaparecido, el escritor descubre un hecho en la vida de este personaje de una enorme crueldad. Esto lo hace desistir de la misión encargada. Cuando acude a comunicarlo a la viuda, se encuentra con una gran sorpresa.
También aparece la represión de las fuerzas del
orden: policía y guardia civil, algo a lo que nos tiene acostumbrado.
Una novela diferente a lo conocido, por su forma autocrítica, y que nos tiene enganchados hasta el final.
El vano ayer. Isaac Rosa
El martes 25 de septiembre comentamos el libro reseñado y sacamos estas conclusiones.
En general la obra ha
gustado a todos los que la han acabado, aunque hay una parte de los miembros
del club que no la han leído o han desistido de hacerlo una vez iniciada, por
las dificultades que han encontrado, o porque el tema de la guerra civil ya
está muy trillado, y más últimamente con lo que rodea al “Valle de los Caídos”.
Algunos miembros
consideran que es una obra que se puede considerar perfectamente posmodernista,
por algunas de las características que reúne:
-
Es una obra en la que no hay héroes, ni una
postura del autor, sino que se invita al lector a que participe en la creación
y desarrollo de la novela, dejando además muchas de las tramas abiertas, sin
solución, para que el lector las vaya cerrando según su parecer.
-
Aparecen diversas voces en los temas que se van
planteando (estudiantes, policía, prensa,…), incluso el mismo asunto se
presenta narrado desde distintos puntos de vista, por lo que no hay un solo
narrador.
-
Podemos ver también una novela dentro de la propia
novela.
-
No hay profundización a la hora de presentar a los
personajes de la trama, le interesa más el papel que juegan dentro de la
novela.
-
La narración no es lineal, se producen saltos
adelante y atrás a la hora de presentar los hechos.
-
No sabríamos separar lo objetivo de lo subjetivo
ya que el autor no se define con claridad, sólo al final podemos deducir, con
el grado de incertidumbre que eso conlleva, su postura ante el tema planteado.
-
Existen una gran variedad de textos diversos:
informes oficiales, notas informativas, recortes de artículos periodísticos,
cartas, opiniones personales, texto en castellano antiguo,…; juntos forman un
conjunto. Esa técnica que se define como pastiche, o collage, tuvo como
precursor a Miguel de Cervantes.
En su obra en general el
autor trata temas de actualidad social, generalmente sujeto a confrontación de
opiniones, pero sin tomar partido, sin dogmatizar, dando libertad al lector
para que valore y finalice el recorrido narrado.
En el tratamiento dado a
la guerra civil y la posguerra creemos que se decanta por los partidarios del
bando perdedor.
A algunos nos ha parecido
muy bueno el capítulo en el que trata el tema del chivato, con bastante
imaginación y cargado de ironía, para otros es anodino y excesivo dedicar tanto
espacio para hablar de solo esa figura.
Es bastante minucioso en
las descripciones en todas sus obras, utilizando a veces un vocabulario muy
crudo y a veces violento.
Tiene bastante destreza en
el manejo del idioma, utiliza un vocabulario bastante acorde con el tema que
trata. Para algún lector, en algunas partes, es ampuloso y embrollado.
Aunque esta obra, y otras
del mismo autor, no se enmarque en el género de suspense en sí, maneja los
resortes de ese tipo de novelas, de manera que engancha al lector.
Nos informa una lectora
que el nombre de Julio Denis (uno de los personajes principales) fue utilizado
por Julio Cortázar como pseudónimo en una de sus obras.
El próximo libro será "Ella, que todo lo tuvo" de Ángela Becerra y nos reuniremos para comentarlo el día 30 de octubre.
domingo, 23 de septiembre de 2018
A vueltas con el Valle de los Caídos
En la actualidad es complicado encontrar opiniones que, en lugar de criticarlo todo, se animen a presentar soluciones, aunque unas sean más viables que otras. Debemos de acostumbrarnos todos a cuando no nos gusta algo aportemos cuál es nuestra solución, lo otro es demasiado fácil y lo que hace es enturbiar y enrarecer la convivencia.
Este sábado he leído este artículo en el País (Tomar el valle de María R. Mestres) que aporta una solución a un tema que está candente. Por supuesto que no gustará a todo el mundo, pero es la riqueza de la democracia, que haya diversidad de opiniones.
Aquí os lo dejo, para el que quiera leerlo.
El presidente Sánchez ha establecido como una de las
prioridades de su Gobierno decidir el destino del Valle de los Caídos, el
colosal mausoleo donde están enterrados Franco, José Antonio y miles de
soldados nacionales y republicanos, algunos exhumados sin permiso de las
familias para completar el proyecto del dictador. El monumento es problemático:
conmemora la victoria de un bando sobre otro, haciendo de las personas
enterradas meras piezas de un sistema de representación.
Los planes del Gobierno parecen sugerir que los
únicos restos que dan significado al monumento son los del dictador, como si
los otros miles de cuerpos supusieran un problema ideológico menor. Sin
embargo, mientras Cuelgamuros sea un cementerio no se podrá sustraer al ideal
que lo levantó. El Valle de los Caídos no se fundó como cementerio civil, no
puede ser Arlington. En este último, conmueve la sobriedad de las tumbas idénticas,
con la misma lápida blanca donde se leen el nombre, el rango, las fechas de
nacimiento y fallecimiento, y el lugar donde cada persona perdió la vida. Por
el contrario, la identificación es un lujo en el Valle de los Caídos. Miles de
cadáveres yacen anónimamente, celebrando la patria que les dio muerte.
Para que la democracia pueda apropiarse el Valle
tendría que dejar de ser un cementerio. No puede albergar caídos por ninguna
patria, porque esos caídos no estaban siquiera de acuerdo sobre la patria en
cuestión, y nuestra posición colectiva sobre el conflicto tiene que ser clara.
Es cierto que, aun exhumando todos los restos, una arquitectura tan marcada por
la historia seguiría dificultando determinar el futuro del monumento. La única
solución parecería ser entonces convertirlo en otro centro de peregrinaje: si
ahora son los nostálgicos del régimen quienes lo visitan, al transformarlo
podrían ser los descendientes de sus víctimas. Pero esta transformación daría a
entender que el concepto de memoria abarca únicamente la historia que no se
pudo contar durante la dictadura y que nuestro trabajo, como herederos, se
limitaría a recordar a aquellos que la padecieron. Sin embargo, cuando un país
ha estado tan dividido durante tanto tiempo, todos somos necesariamente “hijos
de los vencedores y de los vencidos”, y todos tenemos derecho a querer y a
honrar en privado a nuestros familiares. Las diferencias de bando son una
herencia que se nos tiene que explicar, pero que no puede dar forma a nuestro
espacio público.
La construcción del monumento empezó al acabar la
guerra, y se utilizó mano de obra forzada republicana. Pensar que la historia
del Valle de los Caídos es la de la Guerra Civil es reductor: cada piedra nos
cuenta además la historia de su construcción. Esto no se tiene en cuenta cuando
se decide sobre su destino, puesto que se piensa más en el símbolo ideológico
que en la realidad material que lo sustenta. Hacer del Valle el monumento a los
que no lo tuvieron olvida que su construcción tiene también una historia
propia, con el telón de fondo de la dictadura, y que nada impediría que se
abordasen como dos relatos distintos. El primero, el de la historia del Valle,
recordaría a quienes participaron en su construcción, ciudadanos de una España
vencida o de una España pobre que buscaba trabajo después de un conflicto que
había destrozado el país.
El segundo es el que se nos tendría que enseñar en
las escuelas. Haciendo esta diferencia y practicando esta autorreferencialidad
con respecto al monumento, neutralizaríamos la ideología que lo inspiró y
liberaríamos, para apropiárnoslo, un espacio al que devolvemos su historia. El
Valle de los Caídos podría entregarse entonces a los ciudadanos como está, pero
sin tumbas, para que a lo largo de los años lo aprovechen como estimen: como
centro cultural, de conferencias o cualquier otro uso, a condición de que en
muros y recintos esté siempre presente la historia de su construcción.
En Berlín, el edificio del ministerio de aviación
nazi y luego casa de los ministerios bajo Stalin alberga hoy el Ministerio de
Finanzas. En la fachada que da a la avenida que lleva a Potsdamer Platz, hay un
mural comunista que muestra la gran marcha del proletariado hacia la
modernidad. En 2000, el artista Wolfgang Rüppel realizó frente a él una
instalación con la fotografía de una de las primeras manifestaciones
anticomunistas del Este, el 17 de junio de 1953. La fotografía tiene las mismas
dimensiones que el mural del que es reflejo. En espacios semejantes, Berlín no
fosiliza ni destruye su historia, sino que la muestra. Como la fotografía de
Rüppel, que desmiente el realismo socialista del mural, habría que contar la
historia del Valle y mostrar cuanto esconde su grandilocuencia. Cuelgamuros no
está en el centro de Madrid, pero es tan nuestro como la Gran Vía o la Puerta
del Sol. Solo tendríamos que tomarlo.
María R. Mestres es licenciada en
Letras por La Sorbona y la EHESS de Paris, y doctoranda en el Freie Universität
de Berlín.
lunes, 10 de septiembre de 2018
Club de Lectura septiembre 2018
Empezamos la nueva temporada con la lectura de un libro de Isaac Rosa, "El vano ayer". La reunión de puesta en común será el martes 25 de septiembre a las 18:00 h. Espero que lo disfrutéis.
lunes, 3 de septiembre de 2018
Memoria Club de Lectura. 2017/18
Es bueno que quede constancia de las actividades que vamos realizando, que, además de conocerlas nosotros, también trasciendan y sirvan para animar a otras personas a participar o a iniciar nuevas andaduras en nuevos proyectos.
sábado, 1 de septiembre de 2018
Programación Club de Lectura
Os presento la programación de la 8ª temporada del Club de Lectura "Concha Méndez", adscrito a la Biblioteca Pública Municipal Manuel Altolaguirre de Benalmádena.
Funcionamos desde septiembre de 2018 a junio de 2019. Es abierto, por lo que puede participar cualquier persona previa inscripción en la misma biblioteca.
Cuentos imprescindibles. Anton Chéjov
Esta recopilación de 20 cuentos se la debemos a Richard Ford, y las acompaña de un prólogo y una pequeña nota.
Algunos de estos cuentos podríamos tratarlos, por su extensión, como novelas cortas.
Chéjov nos muestra la sociedad rusa de su época, desde la Rusia campesina y en su gran mayoría ignorante (los mujiks) hasta la Rusia de clase pudiente con sus grandes pretensiones, pasando por el mundo del funcionariado, en su más amplia variedad.
Nos presenta a los campesinos dedicados a sus labores manuales, a la gente que dedica su tiempo a dar largos paseos, ya se a pie o en vehículos arrastrados por animales y a los habitantes de las casonas con sus reuniones sociales, sus numerosas y abundantes comidas y degustación de licores.
Chéjov no tiene grandes pretensiones en sus relatos, no quiere presentarnos grandes acontecimientos y las hazañas de famosos héroes; su escritura nos muestra a las personas tal y como son, en su hábitat natural, con sus problemas cotidianos, con sus miserias y sus pequeños momentos de felicidad, cada uno muestra su vida: el mujik su trabajo miserable, su dedicación absoluta a la tarea designada, el noble con sus relaciones con altas autoridades y otros personajes de su rango, al funcionario con su tarea burocrática, rodeada de su parte de corrupción,... En resumen, sus personajes aparecen relacionados con sucesos cotidianos y transpiran humanidad.
Otra característica de los relatos de este autor es que en la mayoría no hay finales, no es dado en finalizar sus cuentos con moralejas, ni con discursos moralizantes, él sólo refleja lo que ve, podíamos decir que es un buen fotógrafo de la realidad, después es el lector el que tiene que componer en su mente cómo quiere acabar lo leído.
Sus veinte cuentos nos da para que veamos historias llenas de humor, vemos otras rodeadas de violencia, otras en las que es difícil trazar la línea que separe a los locos de los cuerdos, percibimos los sueños de los jóvenes, observamos el despertar del amor,...
Bonito libro para empezar a conocer a uno de los reconocidos mejores escritores de cuentos, aunque a algunos les pueda parecer pasados de moda.
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