lunes, 29 de junio de 2020

Lluvia fina. Luis Landero

Novela de Luis Landero publicada en el año 2019.

Gabriel, el menor de tres hermanos, quiere reunir a sus dos hermanas, y al resto de sus familiares, para celebrar, en su casa, el ochenta cumpleaños de su viuda madre, con el fin de recomponer la unidad familiar tan maltrecha debido a los odios radicales que arrastran entre ellos.
Sin pretenderlo, ha abierto la espita de los antiguos reproches que, como una lluvia fina, irá calando en cada uno de ellos hasta llegar a una situación insostenible.
Es una obra coral pero destaca el personaje de Aurora, esposa de Gabriel. Es la confidente, el paño de lágrimas, la consejera, la conocedora de todos los datos, de los detalles y miserias de cada uno de los miembros de la familia, porque tiene facilidad para que le cuenten sus secretos, porque sin quererlo, dado su carácter sereno y apacible, se ha convertido en el muro de las lamentaciones de todas las quejas familiares.
Cada uno de ellos tiene su verdad de los hechos, entrando en contradicción con la de los otros. Sin embargo, a Aurora nadie la oye, excepto el lector, al que utiliza como confidente para contarnos sus sentimientos, sus sufrimientos, sus dudas (que van en aumento), sus descubrimientos,..., porque a veces descubrimos que no conocemos a las personas, aunque convivamos con ellas.
Las historias de cada personaje nos llegan en charlas entremezcladas a través del teléfono, con intervenciones directas o por boca de otro, así se cruzan versiones distintas, datos dispersos, situaciones confusas, que irán componiendo un puzzle que tiene siempre a Aurora en el eje central. Ni ella, ni el autor toman partido, será el lector quien decida con que versión quedarse.
Aurora bien podría ser la narradora de la historia, pues tiene todos los datos.
Los únicos momentos de felicidad de la familia se acabaron el día que muere el padre, finalizan las historias fantásticas que les contaba. Ahora llega la dureza de la madre, que nos recuerda a la Bernarda Alba de García Lorca.  
La madre es una mujer negativa, triste, mandona, niega la búsqueda de la felicidad. Sólo encuentra apoyo en Gabriel que achaca su carácter a las vivencias de la guerra y al hambre que pasó. Sus hermanas sienten celos del trato que este recibe.
Hay otro personaje a destacar, Horacio, marido de Sonia por la intervención de la madre. Es un pervertido y degenerado, que sin embargo, atrae a la otra hermana.
Las historias de cada uno irán calando como una lluvia fina, pero al final más que esa lluvia parece más una granizada, llevándonos a un final inesperado.
La novela, en la que predominan las voces femeninas, es un drama duro, descarnado, amargo, triste, a veces violento, desolador y oscuro. También aparece algún detalle de humor, como cuando la madre, en una discusión, bañó a la familia de ensaladilla rusa.
Los diálogos le dan agilidad a la narración. Hay que darle también valor a los silencios que encierran.
Una novela triste y oscura con una atmósfera deprimente pero bien narrada y con una buena descripción de unos personajes tan peculiares.
Muy buena obra.

miércoles, 24 de junio de 2020

Club de Lectura. Junio 2020

El martes 23 de junio de 2020 se reúnen miembros del Club de Lectura "Ben-al-Arte" para comentar la novela "Son de mar" de Manuel Vicent.

Aquí os dejo un resumen de lo tratado.

La novela tiene una estructura circular, es decir, empieza y acaba con el mismo suceso: la aparición de los cadáveres de Ulises y Martina, personajes que fueron pareja hasta diez años antes de este acontecimiento. La diferencia es que al principio se plantea una incógnita sobre la identidad del personaje masculino, sobre el de la mujer no hay duda, pero sí se crea una atmósfera de misterio y suspense sobre lo extraño de esa aparición simultánea.
El resto de la obra nos va a contar qué ocurre desde que Ulises, joven profesor de Literatura Clásica  destinado a dar clases de bachillerato en el instituto, llega a este bello y tranquilo pueblo, rincón de pescadores cuyos paisajes vírgenes del mar Mediterráneo recuerdan asombrosamente a la Ítaca legendaria, pero en plena degradación de la naturaleza por su transformación en espacios ocupados por bloques de cemento y destinados a ser habitados por el turismo masivo.
Ulises vive en un mundo medio ficticio de mitos antiguos, está tan fascinado por toda esta atmósfera, en la que se mezcla el olor de azahar y el olor de las andanzas marinas, la literatura antigua y la atracción sensual. Está claro por qué se llama Ulises.
En este entorno se va a desarrollar una historia de amor, en dos tiempos, elevada a la categoría de tragedia clásica aderezada con variados componentes: amor enajenante, pasión absorbente, entrega absoluta, elementos mágicos, juegos rituales, una síntesis entre Eros y la fuerza destructiva de Tánatos. Y todo esto teniendo como marco el mar Mediterráneo y sus orillas que excita con sus olores, con sus sabores exquisitos, y los infinitos estímulos para la vista, el oído y el tacto. Toda una exaltación de los sentidos.
A Martina se le ofrecen dos mundos: uno el de la magia, la fantasía, los sueños, que llegan a través del relato, de la literatura; enfrente está el mundo material, el del progreso, la riqueza, el consumo; representado por el constructor. Y ella elige, sin dudarlo, el primero. Porque es el que más conecta con su propio mundo, con la imaginación y los sueños que ella guarda en el espacio que ocupa el viejo barco Son de mar.
Pero Ulises continúa sintiéndose como un personaje mitológico, el rey de Itaca, viaja durante diez años simbólicos, los mismos que tardó Ulises en volver a Ítaca tras la guerra de Troya, y, además de seguir siendo Ulises, regresa tranquilamente a su esposa abandonada, como debería haber sido el héroe del mito de La Odisea que regresó junto a su Penélope.
Con esta aparición, Martina vuelve a ser la Penélope fiel, que mantiene el amor por su esposo (a pesar de su matrimonio rentable). De pronto recobra la pasión, vuelve a las serpientes de Laocoonte, a los relatos mitológicos, a las Odas de Horacio. Los dos han vuelto de la muerte.
La pitonisa que encuentran en un bar tras la boda ya les relacionó, a través de las cartas, el viaje y la muerte, una premonición de lo que les ocurrirá a ellos. Se plantea como un viaje por los territorios de la imaginación, la mitología.
La muerte es un tema que aparece varias veces en la historia, por ejemplo, en boca de los marineros Requena, o Quisquilla. Personajes que narran peripecias vividas por ellos en el mar y que tanto gustaba escuchar al profesor Ulises.
El mar se convierte en un personaje importante de la novela, se refleja en el título, que puede entenderse de manera binaria como "el ruido del mar" y como " ellos son del mar" (el verbo "ser" en plural). El mar fascina al héroe, el son del mar ahoga los ruidos del mundo real para él, en el mar se embarca en un viaje y el mar arroja su cadáver y el de su esposa.
El mar Mediterráneo es un referente en la obra de Vicent. En el mundo de la literatura, el mar de los héroes grecolatinos.
La obra también está llena de erotismo y sensualidad, muy asociada al paisaje y al contacto con la naturaleza de la zona, como por ejemplo, lo que llama la “epidemia del azahar”.


Volveremos tras el verano, en el mes de septiembre. ¡Feliz verano!

El príncipe destronado. Miguel Delibes

Esta obra de Miguel Delibes fue publicada en el año 1973.

Es una novela corta (167 pág.), cuya acción transcurre el día 3 de diciembre de 1963, entre las diez de la mañana y las diez de la noche, teniendo como protagonista a un niño de tres años que pertenece a una familia de seis hermanos, en el que él ocupa el quinto lugar y tiene una hermana menor de un año, y en el piso en el que viven trabajan además dos criadas.
El protagonista se llama Quico. Es travieso, pero noble e inocente, revoltoso, tierno, curioso, activo, con una gran fantasía, que hace que cualquier mínimo objeto, como un tubo de pasta dentífrica arrugado, le sirva para representar multitud de objetos: un camión, una pistola, un cañón,...
Quico es el príncipe destronado por su hermana pequeña, algo que sólo comentan su tía y el médico. Pero las relaciones con ella entran dentro de la normalidad, lo que echa de menos es el cariño y la dedicación de su madre a él. Esto hace que busque durante toda la novela ser el centro de atención para obtener la admiración y el contacto con su madre.
Aparecen otros personajes importantes: la madre, que se encuentra desbordada por las tareas domésticas y las responsabilidades que asume en la familia; un padre machista y autoritario que aparece poco por la casa; su hermano Juan, anterior a él, que permanece en casa por estar resfriado, amante de la lectura (Capitán Trueno e Historias del Oeste) y con el que suele jugar; dos criadas, por lo que se deduce que es una familia pudiente, una es cariñosa con él y la otra más cotilla; su tía Cuqui, muy cariñosa, hace de sustituta de la madre en los afectos; el hermano mayor, que mantiene un momento de tensión con el padre; los otros personajes tienen menos intervención.
Con estos personajes y con pequeños detalles vemos otras historias que nos dejarán un retrato social de la época: tienda, mili, discos dedicados, radionovela, los discos de vinilo,...
Además del tema central de la obra, se vislumbra un drama de baja intensidad: un matrimonio fracasado próximo a la ruptura, un apunte de infidelidad, reminiscencias de la guerra civil entre familias del marido y la mujer, conflicto padre/hijo cercano a estallar, relaciones tensas con el servicio doméstico,... También hay momentos de humor.
El mundo del protagonista está lleno de inocencia e imaginación, pero también de miedos.
Al final de la obra vemos como Quico aplaca parte de sus miedos con el simple hecho de tocar la mano de su madre.
La novela es ágil y de fácil lectura, con abundantes diálogos, con un lenguaje coloquial, incluso con algunas expresiones vulgares, vocabulario adaptado a las intervenciones del protagonista infantil.
La trama se desarrolla principalmente en el interior de un piso, alejado de la naturaleza que tanto ama el autor, por lo que puede parecer incluso una obra teatral.
Delibes maneja muy bien la construcción de los personajes y el papel de Quico, lo borda.
Muy buena novela.

miércoles, 17 de junio de 2020

Tranvía a la Malvarrosa. Manuel Vicent

Es quizás una de las obras más conocidas de Manuel Vicent. Fue publicada en el año 2008.

El protagonista de la novela se llama Manuel, como el autor. 
En el reparto familiar de dedicaciones futuras entre los hermanos, su padre ha asignado a Manuel que dirija sus esfuerzos para ser un buen cura, o misionero, en fin, ser miembro de la Iglesia.
Manuel nos va a ir contando cómo en plena adolescencia su instinto natural lo va a conducir a otros mundos distintos a los deseos paternos. Decide estudiar Derecho y empieza a apasionarse con la idea de ser escritor, quizás provocado por su dedicación a la lectura amplia y variada, de la que da cumplida cuenta.
La historia se desarrolla en la Valencia de los años 50. Una ciudad que olía a huerta. El personaje nos va a llevar por sus calles (con sus nombres y orientación), mostrándonos la ubicación de sus instituciones, sus negocios, acompañado cada uno con su olor característico, las marcas de productos de la época,... Es como si viéramos pasar fotogramas del pasado acompañados de la música que se oía en ese momento, con nombres de cantantes y de grupos, añadiendo pequeños recordatorios de las letras.
El tranvía nos muestra la evolución de la adolescencia a la madurez: en él ve pasar a Marisa, su amor platónico; y en él se desplaza a La Malvarrosa, donde despierta al amor sexual que le ofrece Juliette, una joven francesa, que para él simboliza el placer de vivir en libertad. Juliette es una bocanada de aire fresco en la España de sotanas y uniformes, que aleja la imagen cutre de los prostíbulos donde los huertanos se desahogaban de sus urgencias.
Entre los variopintos personajes secundarios, -es frecuente en el autor el uso de los apodos-, sobresale Vicentico Bola, que derrocha vitalidad, descaro, ingenio, picaresca,..., que le hace llevar una vida exagerada, a compás con su peso. Bola muere en accidente de tráfico en Semana Santa y, dentro del humor negro que emplea el autor, el desfile de su entierro coincide con las procesiones programadas.
La novela nos muestra parte del costumbrismo de la época: el orden familiar, con sus momentos de ocio; el manejo de la Iglesia, con sus "extraños" cursillos de cristiandad; el poder militar, con sus abusos; las celebraciones sociales; su momento político, con la audición de la Pirenáica, con su soflama antifranquista; su aporte trágico, con las investigaciones de crímenes,...
Y todo esto lo rodea el autor con su toque de ironía, como ejemplo, la práctica del amor en libertad sobre un lecho de hojas de la prensa más afín al régimen; sus notas de humor, de humor negro, incluso en el momento de la muerte, como en el enterramiento de Vicentico. 
Nos lo presenta todo, como en la mayoría de sus obras, con la luz mediterránea y su vocabulario tan sensorial: colores variados, olores (pólvora, azahar, incienso,...), las canciones (con sus letras), los sabores (arroces y viandas chiringuiteras) y esos contactos con la piel que le enseñan los encuentros amorosos. Presentado todo con descripciones detalladas.
La novela, además del recuerdo de un momento crucial de la vida de Manuel, es una invitación a la vida en una atmósfera de sensualidad.

lunes, 15 de junio de 2020

La noche. El alba. El día. Elie Wiesel

Elie Wiesel es un escritor judío de origen rumano, sobreviviente de los campos de concentración de Auschwitz y de Buchenwald, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz en el año 1986.
Tras la liberación vivió en Francia y desde 1956 en Nueva York.
La obra recoge tres relatos cortos. La noche  (1958) recoge su infancia y cómo acaba recluido en el primer campo de concentración junto con su familia. Allí perderá a su madre y a su hermana pequeña.
En el segundo campo verá morir a su padre, tras grandes sufrimientos, y él salvará su vida milagrosamente.
Esto lo lleva a una reflexión profunda sobre la pérdida de valores, la deshumanización de los hombres, en su caso, vemos como pasa de ser un ferviente creyente y estudioso de la religión a defender y propagar la muerte de Dios, por permitir el ensañamiento del mal con el ser humano sin ninguna justificación.
De los tres relatos, es el que está escrito en clave bibliográfica, de forma desgarradora, cruda, reflejando la gran violencia observada por los ojos de un adolescente de dieciséis años que ve como se desintegra su familia y como trata de permanecer junto a su padre hasta el último momento, lo que lo lleva a la desesperación viendo como se van destruyendo todos sus valores.
El alba (1960) se desarrolla en la Palestina ocupada por las fuerzas militares británicas. Un joven liberado de un campo de concentración (mismas circunstancias que el autor) se convierte en un miembro de la resistencia judía y en un terrorista que recibe órdenes de instancias superiores, todo por la causa.
Es seleccionado para dar muerte a un oficial británico retenido, en respuesta a la ejecución de un compañero de la resistencia. Esta acción le plantea un gran dilema moral, no es lo mismo matar en un enfrentamiento con las tropas que a sangre fría. Esto lo lleva a grandes reflexiones sobre su vida, sus familiares muertos (que forman parte de él), sus compañeros, la situación del rehén,... Valora que su vida será distinta a partir de ahora.
Es muy interesante y emotiva la conversación que mantiene con el oficial retenido, momentos antes de que lleve a cabo la acción.
En El día (1961) nos encontramos a un personaje más maduro pero que sigue sin desprenderse de su pasado, de sus muertos, "que forman parte de él".
Un aparatoso accidente de tráfico lo tiene al borde de la muerte durante bastantes días, teniendo ante ella una actitud indiferente, pues viviendo lo que ha vivido en los campos de concentración la muerte no lo incomoda en absoluto, algo que no entiende el médico que se ha desvivido por salvarlo.
A él lo mantiene pegado a la vida una historia de amor, algo extraña y confusa, y a su amigo pintor lo mantiene vivo su amor al arte. Entre ambos mantienen unos diálogos, a veces surrealistas, teniendo como tema central la muerte, y en los que buscan más preguntas que respuestas. La muerte es la palabra que más aparece en este último relato.
La obra nos ofrece tres relatos de un contenido durísimo, cruel, desgarrador pero conmovedor, con una redacción a veces con tintes poéticos, que nos retratan unos hechos que nunca debieron de ocurrir, pero debemos seguir luchando para que se conozcan y para que entre todos intentemos conseguir que jamás vuelvan a repetirse. 

sábado, 6 de junio de 2020

Feliz final. Isaac Rosa

Una nueva novela de Isaac Rosa. Publicada a finales del año 2018.
El autor juega con el título, quizás debería ser Final feliz, porque la historia también está escrita en sentido inverso: empieza en el epílogo y finaliza con el prólogo. Se inicia con la separación definitiva y va rebobinando hasta acabar en aquella tarde en la que una vida en común, que duró más de diez años, empezó con una simple mirada "romántica".
La novela se inicia con la separación y el desmantelamiento del domicilio familiar de Angela, profesora, y Antonio, articulista de prensa y escritor.
Es un relato a dos voces. Esas voces van apareciendo a lo largo de la historia de forma alterna, al principio monólogos largos, más adelante las intervenciones son más cortas, parece más un diálogo, un intercambio de cartas o mensajes, que se mezclan en el mismo párrafo, se pisan, les puede más la ansiedad que la reflexión. Esas reflexiones se elaboran de uno contra otro, nos muestran dos puntos de vista sobre el mismo hecho. Antonio habla de gestión del deseo, de economía, de gráficas (traduce el amor a gráficas). Ángela habla de un amor romántico, pero suele acabar en los prejuicios y en los estereotipos; quiere usar el amor para cambiar el mundo, pero posiblemente sea el mundo el que los cambie a ellos. El verbo amar, con el paso del tiempo, puede derivar en querer o incluso desear.
En el intercambio de reproches se produce un reparto de culpas, van apareciendo recuerdos y vivencias (a veces también positivos y agradables), momentos cuasi pornográficos, los sentimientos al desnudo, momentos de vidas grises, pero sobre todo con mucha crudeza, datos fríos (laborales y económicos), de gran realismo, lo que hace el relato totalmente creíble. El lector se ve reflejado en muchas de las situaciones que se muestran.
En el intercambio de opiniones podemos sacar la conclusión de que hablan mucho pero hay una mala comunicación, como en muchas parejas. Con el tiempo van aflorando los sueños rotos, las ilusiones perdidas, los proyectos abandonados, las valoraciones enfrentadas en las relaciones con los hijos,... Como se preguntan los protagonistas: ¿En qué momento las cosas se torcieron?
Abunda el uso de metáforas, por ejemplo, el deterioro del matrimonio marcha al mismo ritmo de ruina que el de la casa de alquiler en la que viven; el pasado se convierte en un parque temático por el que pasear de vez en cuando, los aniversarios son una forma de hacer turismo.
A pesar del amplio catálogo de opiniones y reflexiones, al lector le quedan muchas dudas: ¿El bienestar laboral y económico marcan el nivel de la felicidad? ¿La curva de la felicidad de una pareja corre paralela a la de la cuenta bancaria? ¿Son tan bonitas las historias de amor de los ricos como la de los pobres? ¿Qué papel juega el feminismo en la crianza natural de los hijos?¿Se puede equiparar el funcionamiento de una familia con el manejo de un negocio?  ¿Hay alternativa real a los viejos modelos de relaciones matrimoniales?
Aunque la obra mantiene un alto grado emocional, también se incardina en un contexto social y económico en el que aparecen reflejos de la problemática del momento: crisis económica, aumento del paro, pateras,...
Una obra que da mucho más de lo que se podría esperar de una separación matrimonial. El autor sigue en su linea de buen manejo de la escritura, rico vocabulario y el mantenimiento de la tensión en el lector. El empezar por el final no quita ni un ápice de interés a la obra.