Esta obra fue publicada en el año 1929.
Como su título indica, la historia gira alrededor de doña Bárbara. Considerada la mujer más hermosa de Venezuela, tiene un carácter fuerte, es ruda y maneja a los hombres para conseguir tierras, riquezas y todo el poder posible.
Barbará viene de un pasado trágico: siendo una adolescente sufre una acción violenta, perdiendo además a la persona de la que se había enamorado, pero a la que no olvidó a lo largo de toda su vida.
Esto hizo que su relación con los hombres tuviera un carácter vengativo, manipulador, de aprovechamiento, incluso a través de sobornos y posterior abandono una vez conseguido lo que quería.
El contrapeso es Santos Luzardo. Este es heredero de la hacienda Altamira, que abandonó siendo muy joven para estudiar en Caracas, y ahora vuelve con el fin de vender todas las propiedades, pero cuando ve la situación decide quedarse. Es un hombre noble, buena persona, con sentido de la justicia, que desea modernizar la vida en el Llano adaptándola a los nuevos tiempos.
El tercer actor de la obra sería el lugar en el que se desarrolla la acción: el Llano, o los Llanos. Es una gran extensión de terreno dentro de Venezuela y parte de Colombia que se caracteriza por ser un ecosistema con unas extensas sabanas, que tiene dos estaciones muy marcadas, la estación de lluvias y la estación de sequía, y su importancia económica se debe a que es una región apta para la ganadería extensiva y la agricultura.
La familia de Santos es dueña de una extensa propiedad denominada Altamira, regida en los últimos años por un administrador que renta los beneficios a su madre y hace que él pueda estudiar derecho. Al morir esta, decide vender la propiedad pues él es feliz en la ciudad y ese lugar sólo le trae malos recuerdos de enfrentamientos familiares.
Cuando llega al lugar, descubre que los terrenos, así como el ganado, han menguado. Los amigos de infancia y empleados lo ponen al corriente de los acontecimientos que han llevado a esa situación y reclaman su intervención.
Las tierras vecinas son ahora propiedad de doña Bárbara, que ha pasado a llamarlas El Miedo. Esta terrateniente se ha rodeado de una cuadrilla de bandoleros y matones que campa a sus anchas bajo sus órdenes, apropiándose de terrenos y ganado, con la connivencia de las autoridades, que son debidamente sobornadas. Además, los que la rodean creen que con sus dotes para la brujería, los hechizos y diversas técnicas de encantamiento y curación, aprendidas de un viejo indio, posee unos poderes sobrenaturales que la protegen y la hacen someter a los hombres para conseguir de ellos lo que quiera.
Santos decide quedarse y actuar y, aplicando las leyes, poner orden y modernizar el territorio. Algunos de los peones que aún quedan creen que es un hombre inexperto y no podrá acabar con el poder y los manejos de la terrateniente.
Comienza ofreciendo ayuda al único familiar que le queda en esas tierras. Este vive cuidado por su joven hija, Marisela, fruto de la unión con doña Bárbara, ahora separados. El estado de ambos es lamentable, viven en la pobreza y él está alcoholizado. Pero a partir de ese momento, con la ayuda que les presta, el aspecto y la actitud de la joven empezarán a cambiar.
Santos va consiguiendo algunos avances: la confianza de sus empleados, algunos cambios legales en las relaciones con sus vecinos, la dulcificación de doña Bárbara, que ahora no parece tan hombruna e incluso presenta rasgos de feminidad; que Marisela empiece a educarse,..., pero la lucha es lenta porque el Llano se rige por costumbres ancestrales y tradiciones asumidas por todos los que lo habitan, la superstición sigue ordenando sus vidas y hace que estas no progresen.
A Bárbara le vienen recuerdos de su antiguo y único amor cuando tiene cerca a Santos y piensa que acabará rendido a sus deseos, como les ha ocurrido a otros hombres. Pero este es diferente: entre las solicitudes de legalidad en la organización de terrenos y ganado, le hace ver que no ha sido buena madre al abandonar a su hija. Eso la encrespa y saca la vena vengativa típica del territorio, pero piensa, ahora piensa de otra manera, está cambiando.
Cuando llegan las lluvias y el pasto brota empieza la época de más trabajo con el ganado: recogida, selección, herraje, queseras,... Pero tras las largas horas de faena también viene el tiempo de disfrute: chistes, canciones, bailes, cuentos,... El hombre del Llano es sufridor pero todo lo hace cantando. Todo se organiza respetando la tradición, las costumbres, el folklore,... Santos no tiene ocasión de poner en práctica sus proyectos civilizadores.
La vida empieza a cambiar para más personajes. Marisela ha evolucionado pero se ha enamorado de Santos y este la ignora, al igual que hace con su madre, algo que las llevan al enfrentamiento madre-hija. A raíz de un asesinato, y la inacción de las autoridades Santos cambia de actitud, aunque le haga romper con sus principios de justicia, y decide actuar por su cuenta asumiendo el espíritu del llano, aunque eso cree división entre sus gentes. Como le habían vaticinado "había comenzado a hundirse en el tremedal de la barbarie".
La solución empieza a vislumbrarse, como ocurre en estas tierras, con algunas muertes. Los personajes reflexionan, "las cosas vuelven al lugar de donde salieron", el pasado ayuda a tomar decisiones, cada uno va tomando la suya y el Llano adquiere su estado natural de tranquilidad, al menos momentánea.
La obra tiene su importancia dentro de la narrativa venezolana ya que refleja detallada y profundamente las características naturales y sociales de esta región, cómo la naturaleza va marcando el ritmo de la vida, la relación con sus habitantes y a la vez las relaciones entre ellos mismos.
También es un retrato de la ambición por el poder, la lucha por los intereses personales como prioridad, la corrupción administrativa, la lealtad, la sumisión, el papel secundario de la mujer y la afloración de su espíritu rebelde.
Bonita novela para conocer la idiosincracia de esta extensa región sudamericana.
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