Ayer falleció Juan Diego, un actor, de teatro y cine, comprometido con la profesión pero a la vez comprometido con la sociedad en la que vivió. Sirva como homenaje estas palabras recogidas de un artículo más extenso publicado en El País por su compañero de profesión Juan Diego Botto.
Juan Diego no era solo un actor, era un pilar sobre el que se sostenían la credibilidad, la modernidad y la dignidad de nuestro oficio y, si me apuran, de una parte importante de nuestro país. Es conocida la frase de Bertolt Brecht sobre los imprescindibles: hay personas que luchan un día y son buenas; hay otras que luchan un año y son mejores, pero están los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Juan era, sin duda, imprescindible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario