Esta novela, del género negro, fue publicada en el año 2018.
Su autora, Fred Vargas, es el seudónimo utilizado por la historiadora y escritora francesa Frédérique Audoin-Rouzeau.
Es licenciada en Historia y Arqueología, conocimientos que utiliza en el contenido de la novela.
Sus novelas se desarrollan habitualmente en París, siendo su protagonista el inspector jefe Adamsberg y su equipo, la Brigada Criminal del distrito 13.
Sus novelas han sido traducidas a varios idiomas, y en el año 2018 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
Parte de su obra ha sido adaptada al cine y a la televisión.
La novela comienza cuando Adamsberg abandona las vacaciones que está disfrutando en Islandia junto a un hijo que ha descubierto hace poco y tiene que reincorporarse al trabajo de la comisaría ante un caso atascado.
Gracias a su intuición, el caso lo resuelve rápidamente, pero algo llama su atención en la pantalla del ordenador de un compañero: la muerte de tres ancianos a causa de las picaduras de una araña, conocida como la reclusa, esquiva, no agresiva y venenosa, pero un veneno que aunque doloroso e irritante no suele ser mortal. Lo que lo hace un caso bastante extraño.
Todo hace indicar que las muertes son naturales y sin conexión, pero ese sexto sentido tan característico de Adamsberg le hace ser el único intrigado por este suceso y comienza a indagar de forma individual.
Sus averiguaciones hace que abra una investigación, pero su forma de actuar choca frontalmente con gran parte de sus compañeros, sobre todo con uno de ellos, que empieza a hartarse de las excentricidades, y el comportamiento poco ortodoxo de su jefe.
Y es que el comisario jefe es un tipo bastante raro: nada más empezar vemos cómo ha perdido el móvil hundido en un montón de mierda de oveja, tiene dos relojes y ninguno funciona, no fuma pero le coge los cigarros al hijo que suelta en los bolsillos de su chaqueta en la que se doblan y se vacían de tabaco, es capaz de cenar todas las noches un plato de coles con "cosas", se las arregla para poner a toda la brigada a trabajar para dar de comer a unos mirlos, pero a cambio posee una asombrosa intuición y lo que algunos denominan "saber ver entre la bruma" y él llama "tener burbujas en el cerebro" que se mueven a su libre albedrío hasta que se paran; aunque a veces esta intuición le provoque cansancio y agotamiento.
Mientras empieza a obsesionarse con el caso de la reclusa, le da tiempo incluso a resolver pequeños casos con una gran sencillez. Además, los problemas internos en la brigada empiezan a provocar divisiones y enfrentamientos. A su manera, tiene que conseguir que todos sus compañeros trabajen en la investigación, intentando convencer, con los datos que aporte, a las voces discordantes que van surgiendo.
Dentro de la brigada también existen personajes con sus propias excentricidades.
Una vez ha convencido a casi todos los compañeros y metidos de lleno en la investigación, irán enredándose en una compleja trama, llena de varios escenarios, elaborados equívocos, profundas conexiones cada vez más amplias y claras, hasta remontarse incluso a la Edad Media y el personaje de la reclusa: en esa época una mujer que era violada y entonces decidía encerrarse en un pequeño habitáculo (reclusorio), con una pequeña abertura en la parte alta por la que recibía escasos alimentos, hasta su muerte. La otra solución era dedicarse a la prostitución.
Son varias las hipótesis que va manejando el comisario, pero ninguna de ellas lo conduce a la conclusión final y van acabando en fracaso, teniendo que retornar al principio e iniciar un nuevo camino. La esperanza en sus intuiciones, esas "burbujas" que se mueven en un cerebro, ese juego entre reclusa araña y reclusa mujer, el presente, sus recuerdos del pasado ahora aflorados,..., hace que siga esperando el momento decisivo para encontrar la salida a la red en la que se encuentra encerrado.
Al final su cerebro ve la luz y, con las enrevesadas explicaciones a su ayudante, va engarzando todas las piezas del puzle llegando a una conclusión que encierra una parte dolorosa.
A lo largo de la novela aparecen diversos temas: violencia de género, acoso sexual, arqueología, medievo, mundo animal, mitos,..., pero el gran tema de la obra es la venganza, por abusos sexuales, violaciones,...
Quizás Adamsberg, con su modo peculiar de trabajar, y los miembros de su equipo, todos algo excéntricos a su manera, no sean los personajes a los que estamos acostumbrados en este tipo de novelas, pero es la forma en que nos los presenta la autora, que no busca una escritura efectista. Sus personajes son raros, sus asesinos son raros y las muertes que se producen también son, en cierta forma, raras.
Los diálogos son brillantes, salpimentados de humor, ironía, inteligencia, sarcasmo, amor, incluso ternura, y hasta mayéutica.
Además, la autora manipula en cierta forma los prejuicios del lector, con su pensamiento y sus inquietudes. A medida que van apareciendo distintos sospechosos y vamos conociendo la catadura moral del infame grupo que conforman sus víctimas, el lector tiene que luchar contra la tentación de justificar al asesino y pensar que, sea quien sea finalmente, nos está haciendo un favor al quitar de en medio a estos tipos. Aparecen la muerte, la justicia real y la justicia poética como condimentos no definitivos del final de la novela.
Una oba que los amantes de la novela negra disfrutarán bastante de ella.
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