El martes 4 de febrero tuvo lugar la reunión de puesta en común del Club de Lectura Ben-al-Arte, para comentar la novela El segundo hijo del mercader de sedas del escritor granadino Felipe Romero.
Aquí os dejo algunas de las ideas surgidas en la tertulia.
La obra es autobiográfica pues uno de los
personajes, el que da título a la novela, es el narrador que, estando próximo
el final de su vida, empieza a hacer una recopilación de todo lo vivido y dejar
constancia para que sea conocido en el futuro.
La obra recoge el periodo comprendido entre el
último cuarto del siglo XVI y la primera decena del siglo XVII. Podemos
dividirla en tres partes: en la primera de ellas nos hace una presentación de su
familia, de sus relaciones con otros personajes importantes que van a aparecer
en la novela, explicándonos sus orígenes. Así vemos como el padre del narrador,
Esteban de Lomellino, es un mercader genovés que, procedente de Venecia, llega
a Granada en busca de negocio y se queda afincado enriqueciéndose, hasta que
empieza la expulsión de los moriscos en el año 1609.
Al poco de llegar, se casa con una jovencísima
(ella tenía 14 años y el 42) descendiente de una princesa nazarí convertida al
cristianismo. Tienen tres hijos: Jacobo, Alonso y María Anunziata. Nos presenta
el funcionamiento interno de la casa en la que viven, la organización de tareas
en las que la voz dominante y única es la del padre, dueño y señor de todo, las
costumbres y obligaciones por las que se rigen todos los que viven bajo ese
techo,…
Ya nos apunta también el cambio drástico que
sufrirá la ciudad con la expulsión de los moriscos.
En la segunda parte, la más extensa, vemos cómo
se maneja el padre con los negocios, que legará, por tradición, a su hijo
primogénito. Para el segundo hijo la solución pasa por ser soldado o religioso,
optando por esta segunda solución. Vemos toda la trayectoria del narrador por
los distintos estamentos que va pasando, gracias a las influencias del padre.
La tercera y última parte recoge la vida espiritual
que decide llevar el protagonista convertido en fraile carmelita. Descubre al
personaje, a través de la obra de San Juan de la Cruz, abraza el misticismo y
se dedica a propagar el amor entre las personas y la unificación con Dios. Se
propone no salir del convento, pero los superiores no dejan de utilizarlo para
obtener beneficios para la orden. Tras sufrir una decepción tras otra, por fin
opta por recluirse y no salir más a la calle y empieza a escribir las memorias,
con algunos hechos ocurridos desde cincuenta años atrás, que darán lugar a esta
novela.
Entre los personajes que aparecen en la novela,
destacaremos a Esteban de Lomellino. Es una persona muy querida y adulada por
la población gracias a los continuos favores que hace, pero siempre de forma
interesada y de los que obtiene grandes beneficios, ya sean materiales o
espirituales.
Alonso del Castillo es médico y traductor morisco,
«romanceador de letras arábigas», que se dedica a hacer traducciones del árabe
para la corona y para la Inquisición. El protagonista lo convierte en su “maestro”
y pasa bastante tiempo con él pues cree que puede aprender muchas cosas a su
lado. Este tiene una concepción más universalista de la religión, más
heterodoxa y no encorsetada como la que defienden los católicos. Esto hará que
Alonso de Lomellino, como toda la ciudad, se debata entre estos dos universos
ideológicos: uno que arrastra una tradición de más de ocho siglos (cultura
árabe) y otro que lucha por imponerse utilizando todas las armas posibles
(cultura cristiana). Con este conflicto de fondo, este personaje tendrá mucho
que ver con la aparición y el desenlace a que conducen los “Libros Plúmbeos”
del Sacromonte.
Aisca, una niña morisca con la que descubrirá,
en un entorno de libertad en el campo en el que pasa los veranos, el amor y la
pasión, y de la que nunca llegará a olvidarse.
Aunque es una obra de ficción, aparecen
bastantes datos históricos reales como la conquista de la ciudad, las
actuaciones de la Inquisición, la aparición de los “Libros Plúmbeos”, la
expulsión de los moriscos, así como los nombres de los personajes; lo que hace
que la novela sea bastante creíble por su verosimilitud.
Vemos como apenas un siglo después del traspaso
de la ciudad de Granada del reino nazarí, con la coexistencia de varias
culturas y el mestizaje entre sus vecinos, a la corona española y la
intervención del poder de la Iglesia Católica más ortodoxa, que acaba con la
expulsión de los moriscos, se pasa de una época de riqueza y esplendor a otra
de empobrecimiento, tanto económico, como cultural y social, y que va a señalar
el inicio del declive como nación. Se podría resumir con la frase “era
preferible un reino en la miseria que un reino de herejes, como en la mayor
parte de Europa”.
También hay una frase que se repite mucho a lo
largo de la novela y que puede recoger el sentir interior de algunos de los
personajes moriscos: “La galib ily Allah”, que traducido es: “Sólo Dios es
vencedor”. Esta frase pronunciada por los moriscos puede tener dos
significados: por uno nos muestra que a pesar de la conversión religiosa en el
fondo siguen sintiendo sus creencias primigenias; por otro lado, en el fondo
pretenden que haya un punto de coincidencia entre las dos religiones para
evitar enfrentamientos y este es la existencia de un solo Dios, único.
A lo largo de la obra van apareciendo multitud
de oficios, tareas, costumbres, vestimentas, nombres de plantas, de parajes, de
lugares emblemáticos de la ciudad; así como las diferentes clases sociales, el
poder que ostenta cada una de ellas, las sumisiones, las dependencias,…; lo que
lleva en muchas ocasiones a ver una gran hipocresía en las actuaciones, por
ejemplo, el padre mantiene una vida de cumplimiento religioso estricto y, sin
embargo, en la intimidad mantiene relaciones sexuales poligámicas.
Aparece la ciudad de Granada como si fuera un
personaje más. El protagonista, que representa la opinión del autor, nos la
presenta con sus propias características, indisociables de su sierra en
general, más en concreto de Sierra
Nevada, el Veleta y el Mulhacén; de sus ríos Darro y Genil; de sus monumentos,
palacios, conventos, calles; de su vega fértil, de su rica flora y fauna,…
Siente tal amor por ella, al sentirse heredero de su pasado árabe, que
renuncia a una vida esplendorosa en
Italia y quedarse a vivir sin nada, dependiendo de la caridad de sus vecinos,
antes que alejarse de Granada, de su Granada.
Por ello el libro se puede considerar una buena
guía de la ciudad, contando además de la inestimable ayuda del mapa que aparece
en la guarda.
Asistentes a la puesta en común
La siguiente reunión se realizará el día 3 de marzo, a las 18:00 h. para comentar la novela El palomo cojo de Eduardo Mendicutti.