Novela publicada en el año 2004.
Su autor, José Saramago, había obtenido el Premio Nobel de Literatura en el año 1998.
En unas elecciones municipales, en la capital, amanece un día con una climatología terrorífica, los ciudadanos no acuden a votar hasta la tarde salvando lo que parecía una jornada de abstención récord. Pero salta la sorpresa cuando los partidos que concurren, uno de derechas, otro de izquierda y otro de centro, obtienen unos porcentajes bajísimos y el voto en blanco sobrepasa el setenta por ciento.
Se repiten las elecciones una semana más tarde, aumenta la participación y aumenta a su vez el porcentaje del voto en blanco.
El gobierno lo toma como una conspiración y empieza una serie de investigaciones para encontrar a los culpables. Los interrogatorios chocan con la negativa de los ciudadanos a revelar su voto, ya que es secreto.
En las reuniones del Consejo de Ministros, hay pugna entre las carteras de Defensa e Interior. Las propuestas que se realizan acaban de forma esperpéntica y en un fracaso clamoroso.
A propuesta del Ministro de Defensa se decreta el estado de sitio: nadie podrá salir de la ciudad. En la práctica surgen los primeros problemas: ¿Cómo llegarán los suministros: alimentarios, sanitarios, farmacéuticos, de servicios,...? ¿Qué ocurre con la industria de la periferia? ¿Cómo sobrevivirán las familias que no pueden trabajar y no reciben salario?... Sin embargo, la población no reacciona, pero empiezan a aparecer carteles públicos con autoinculpaciones que desconciertan a los gobernantes.
Las discusiones en el Consejo de Ministros es un canto al absurdo. El nuevo acuerdo es que los dirigentes, hasta el nivel de altos funcionarios, el ejército y la policía abandonen la ciudad sellando las salidas y dejando a la población confinada, creen que así surgirá el caos y encontrarán a los culpables.
Aunque el día y la hora de salida se lleva en secreto y a través de veintisiete rutas distintas, se llevarán una gran sorpresa cuando la lleven a cabo, provocando algunos problemas y situaciones cada vez más esperpénticas.
La prensa mayoritaria juega el papel de ser el portavoz del Gobierno y culpabilizando a la población.
Todo sigue funcionando sin problemas. El Alcalde elude la presión gubernamental para crear el caos y se posiciona junto a sus vecinos.
El Gobierno utiliza el juego sucio e inventa la aparición de un grupo terrorista relacionado con los votantes en blanco que realiza un atentado con muertos. El Alcalde, ante esa provocación, presenta su dimisión.
La reacción de la ciudadanía, en contra de lo previsto, es pacífica, quedando la prensa totalmente retratada por sus anuncios catastrofistas.
Algunos votantes de derechas deciden abandonar en masa la ciudad de forma oculta, igual que hizo el gobierno, pensando que serán bien recibidos. Cuando la caravana llega al límite de la ciudad, algunos miembros del gobierno vuelven a dudar sobre qué hacer, se suceden las contradicciones y la improvisación.
Tras un discurso patriótico cargado de mentiras populistas, los coches vuelven a sus lugares de origen.
Se han vuelto a poner de manifiesto los celos entre los diferentes medios de comunicación, radio y televisión.
Los retornados son ayudados por los vecinos, en contra de lo presagiado por algún reportero catastrofista.
En el Consejo de Ministros vuelven a aparecer propuestas absurdas, lo que provoca la dimisión de algunos de sus miembros. Alguno recuerda lo sucedido años antes con la ceguera de la población durante varias semanas, lo que da pie a discutir si el voto en blanco es signo de ceguera o de lucidez, dando lugar a vincular públicamente ambos hechos y lo que supone el voto en blanco dentro de la arraigada cultura democrática.
Esa campaña pública lleva a un ciudadano a denunciar a una mujer que veía y que capitaneó a un grupo de ciegos y que además cometió un asesinato.
El relato se conecta con lo sucedido en la novela "Ensayo sobre la ceguera".
El ministro de Interior tiene lo que necesitaba, un chivo expiatorio, y pone en marcha la maquinaria de su departamento para convertirla en culpable de la conspiración del voto en blanco.
En contra de los informes de su propia policía, en contra de la opinión pública, con enfrentamientos entre medios de comunicación, la decisión está tomada, vuelve la guerra sucia y los intereses del poder por encima de todo y de todos.
Interesante novela en el que se refleja las opiniones de los ciudadanos que los gobernantes no llegan a entender y sólo siguen sus propias interpretaciones unidas a sus intereses. Podrían interpretarse algunos parecidos con la actualidad.
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