miércoles, 31 de agosto de 2022

Lugar seguro. Isaac Rosa

La novela ha sido publicada en el año 2022 y ha obtenido el Premio Biblioteca Breve.
La novela está protagonizada por Segismundo García, el mismo nombre pero de tres generaciones. Para diferenciarlos, al primero también se le nombra como Segismón o Segismundo El Grande y al nieto simplemente Segis. El narrador es el hijo, que le comenta al padre lo que le va aconteciendo a lo largo de un solo día. Novela circadiana.
Segismundo es un comercial que ha pasado por dificultades y que ahora se dedica a vender un "lugar seguro", en realidad un búnker, imitando al de los ricos, pero de bajo coste, a los miembros de la clase trabajadora. Se encuentra con la dificultad de no obtener financiación para poner en marcha la empresa.
Su padre ha pasado por la cárcel debido a los fraudes cometidos como presidente de un emporio de empresas dedicadas a la odontología, dirigidas también a la clase trabajadora y con precios asequibles, que acabaron desmanteladas y con los clientes abandonados con los tratamientos sin finalizar. Ahora ha abandonado la cárcel aquejado de alzhéimer.
Segis, hijo y nieto de los anteriores, tiene diecisiete años, estudia en un instituto privado y desde pequeño apunta maneras sobre la vocación económica de sus antecesores, lo que lo lleva a tener problemas con la dirección del centro.
La obra se puede considerar un falso monólogo, pues en realidad el narrador se dirige a su padre, lo que también sería un falso diálogo, pues este ya no puede entenderlo ni contestarle. Lo que sí aprovecha Segismundo es para intercalar, entre los acontecimientos del día, lo sucedido en su familia en todo el tiempo anterior, y principalmente con su padre, al que se dirige con resentimiento, cargándolo con todos los tópicos del "nuevo rico", e imputándole todas las culpas que lo han arrastrado a él a la ruina y le condicionan ahora su presente, sobre todo empresarial. También nos mostrará las relaciones que mantiene con su hijo, que no son afectuosas sino más bien comerciales: lo apoya en todas sus iniciativas "empresariales", pero no hay transmisión de historia familiar, ni de sentimientos, ni siquiera contacto físico, un abrazo, un beso, al igual que las que su padre mantuvo con él.
El contrapunto en la novela lo ponen los personajes femeninos: Mónica, exmujer de Segismundo, que tiene otra visión del mundo y se ha pasado al grupo de los botijeros, o ecomunales; Yuliana, cuidadora de Segismón, muy cariñosa y preocupada por él y Gaya, la joven que trabaja por la rehabilitación del barrio en el que crio.
La sociedad que se nos presenta está dividida en tres estratos: los poderosos, que sólo aparecen en las reflexiones, cargadas de gran cantidad de prejuicios, del narrador,  son consecuencia de la sociedad capitalista y son a los que aspira a parecerse él mediante el ascenso social, que lo vincula a ganar dinero, la forma es lo de menos,... Después estarían los "prepas", son los que se preparan para sobrevivir al apocalipsis, la clase trabajadora que viven en barrios humildes o degradados, son el objeto de su negocio. El otro grupo lo formarían "los botijeros", persiguen una vida sencilla en la que se refuerce el sentido de comunidad, la cooperación, la solidaridad y la convivencia, algo que ya hacen en entornos rurales, en pequeños pueblos y en barrios periféricos.
Cada grupo ocupa una zona determinada de la ciudad. 
Las continuas noticias negativas que aparecen en los medios de comunicación favorece que la población se preocupe por la inseguridad, creándoles miedo, incertidumbre y vulnerabilidad. Parece como una continuación del tema de una de sus novelas, "El país del miedo". Eso ayuda a poner en marcha su negocio, pues sólo tiene que insistir en que lo que ofrece es seguridad, eso si, individual, utilizando la premisa, que evita arduos razonamientos, de "por si acaso", sin que ninguno de sus clientes se pregunte ¿para qué lo necesito? (excepto una señora embarazada).
Segismundo critica continuamente a los botijeros, mostrándonos una gran variedad de prejuicios negativos, que maneja en su pensamiento pero que no llega a verbalizar, acusándolos de vivir subvencionados por la administración, de vivir del cuento, que revoluciones de ese tipo están destinadas al fracaso y a la miseria (pone como ejemplo a Cuba), que el objetivo que persiguen es anular los deseos de la población trabajadora, pero en cambio los ricos los desarrollan sin límites.
A esto se contraponen las ideas de los botijeros, colectividad y comunidad frente a individualidad, que ya están poniendo en practica en diversos lugares que han sufrido años de abandono: rehabilitación y adecentamiento de barrios, espacios compartidos como comedores comunitarios, talleres, huertos; acogida de la inmigración, cuidado compartido de personas vulnerables (niños, ancianos, enfermos),... En el desarrollo de estos proyectos implican a la comunidad y, por supuesto, necesitan al principio la colaboración de las instituciones, pero su movimiento empieza desde abajo, con asambleas, rotación de cargos, compromiso,... Pero el objetivo principal que persiguen es luchar por conseguir un cambio de mentalidad a través de la experiencia, que deberá ir alcanzando mayores niveles. Ya se están obteniendo algunos resultados, de los que Gaya hace participe a Segismundo y Segis en su visita a un barrio.
El título de la novela está sacado de una serie de televisión, bastante popular entre los personajes de la novela,  en la que se produce un colapso total de la sociedad y se lucha por la supervivencia. 
El lugar seguro existe en realidad. Cada uno de nosotros lo tenemos en nuestra mente, incluso en nuestra memoria, normalmente empieza por nuestro hogar, recordemos el confinamiento.
El autor describe y perfila muy bien los distintos ciudadanos que van apareciendo a lo largo de la novela.
Los protagonistas nos recuerdan a los personajes de la picaresca española. El narrador no cae bien, pero en algún momento mueve a la compasión.
El final cierra el círculo: vuelta al lugar seguro del hogar de la niñez, ahora sí hay contacto humano y empiezan a ser rodeados por aquellos que representan la esperanza del futuro.
Se cierra la novela con un poema de Erri de Luca, escritor italiano comprometido en luchas sociales y culturales, titulado "Después", que aparecen en italiano y en español.
En la novela hay un guiño a otra de sus obras, "La habitación oscura", donde se ve como un espacio utilizado para la expresión libre de los deseos, ha desembocado en la búsqueda de un lugar de seguridad a toda costa.
Isaac Rosa sigue mostrándonos su compromiso con la sociedad en la que vive, con sus problemas, pero trazándonos caminos de esperanza, no exentos de compromiso.

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