Es una novela corta, de 144 páginas, con una estructura de diario, pues se marcan las fechas en que ocurren los distintos acontecimientos, pero está escrito en tercera persona, es decir, es un narrador el que nos cuenta lo que ocurre.
La protagonista de la historia se llama Emma. La primera anotación está fechada el 8 de marzo de 1997, es breve y nos aporta poca información. En las siguientes anotaciones el relato se remonta al segundo semestre del año 1982, 15 años antes.
En esa fecha nos encontramos a una protagonista adolescente en casa de su madre Elisa, en plena naturaleza, y juntas llevan a cabo los preparativos de una celebración que se conoce que tiene una periodicidad anual.
A esa fiesta acude un amigo americano de la madre que aprovecha una visita a Europa para dar unas conferencias para visitarlas, Michael.
La relación con la familia es de antiguo, pero ahora Emma ha crecido y, aunque la diferencia de edad con Michael es importante, ahora se nota menos. Ella se siente enamorada de ese hombre al que ve atractivo, que lo sabe y por eso le gusta coquetear con las mujeres y conquistarlas. Emma también también entra en ese juego, lo mira de manera especial y le sonríe, hablan de música pero también de amores de una forma enigmática.
Antes de despedirse quedan citados para una cena futura en Madrid en el mes de diciembre.
Esa cita no llega nunca a producirse porque Michael muere trágicamente en un accidente de navegación pero su cuerpo no llega a aparecer.
Esa muerte afecta duramente a madre e hija, que no olvidarán la ausencia del buen amigo durante muchos años.
Las anotaciones del diario son ahora de quince años después.
El tiempo va pasando, Emma se casa, su matrimonio fracasa y se separa. Entonces vuelve a su mente la figura de Michael. Cuando quince años después, en el aeropuerto de Madrid espera tomar el avión para Viena, observa a un hombre que espera el mismo avión que es la viva imagen de su amigo desaparecido. No le quita ojo durante el vuelo, ni cuando desembarcan, pero es un mar de dudas, no sabe si su existencia es real o si su deseo de volver a verlo es tan fuerte que lo que ve es sólo un fantasma.
Cuando empieza a seguirlo descubre que ese hombre dice llamarse Stavros y ser griego, pero empieza a ver demasiadas casualidades en todo lo que rodea al personaje que la hacen dudar cada vez más. ¿Murió realmente Michael? ¿Ha vuelto a por ella? ¿Es esa persona un fantasma? ¿Por qué le recuerda tanto a su amigo?
Emma se olvida por un tiempo de su paciente novio Werner y se encuentra varias veces con Stavros, pero cuando se cree más cerca de él, vuelve a surgir una nueva casualidad que le hace recordar la figura de Michael y reaparecen las dudas.
Tras visitar Grecia, para disipar dudas, conoce a la madre de Stavros, pero siguen sucediéndose las casualidades, aumentando su confusión y su alejamiento.
Se pone en manos de un psiquiatra y, siguiendo sus consejos, visita al hermano de Michael en busca de información más precisa sobre el accidente que sufrieron.
Con otro estado de ánimo, acepta la invitación de Werner para ir a Berlín a conocer a su familia, pero cuando están celebrándolo y cenando juntos, aparece Stavros que le hace a Emma una confesión sobre los sueños que sufre desde hace algún tiempo. Ahora quien duda es él. Esto lo vuelve a cambiar todo. Toma la determinación de visitar los dos juntos a su madre, que también le hablará sobre algunos detalles sobre la figura de Michael, que a ella la hacen reflexionar. A la vuelta ambos se encaminan a su casa,...
La penúltima anotación coincide con la que empezaba la novela. Ahora si le encontramos sentido.
A lo largo de la novela aparecen varias piezas musicales, algo de sus letras y comentarios sobre ellas.
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