Novela publicada en el año 1889.
La protagonista de la novela es Francisca de Asís Taboada, viuda de Andrade, de 32 años, gallega, pero viviendo en Madrid.
El tema principal de la narración es la evolución interior que sufre Asís desde el nacimiento de una pasión amorosa provocada por la atracción física que siente hacia Diego Pacheco, un gaditano, menor que ella, presumido, jactancioso, calavera, aventurero y gracioso, al que su padre no consigue convencer para que alcance a ser una persona formal. Esta lucha interna continuará en ella hasta conseguir lo que desea y poder tranquilizar su conciencia.
El título hace referencia a una insolación, algo que no ocurre en realidad en la historia. Podría tener un tono irónico y referirse al calor de la pasión que siente Asís o la vergüenza por su actitud ante los prejuicios de su circulo de amistades.
La autora presenta el derecho de la protagonista a hacer lo que desea, aún con el riesgo a equivocarse, sin someterse a las convenciones sociales. En busca de justificaciones entabla un diálogo (monólogo interior) y una lucha con su propia conciencia, que se hace portadora de la moral y los cánones de la época, que vigila de cerca las actuaciones de las mujeres y en este caso de la joven viuda. Esta lucha está cargada de contradicciones: deseos y arrepentimientos, huidas y vueltas la hacen vivir en una indecisión permanente.
Además de estos dos personajes hay un tercero, Gabriel Pardo, paisano de la protagonista, provocador, sostiene sus ideas de forma obstinada y reiterativa, y que parece que la pretende en silencio. Puede representar las opiniones de la autora (hay que ver que coinciden en el apellido). En sus conversaciones con Asís, juega el papel de hombre liberal y feminista, manteniendo la crítica a la ética convencional que asigna papeles diferentes al hombre y a la mujer, opinando que debe existir igualdad de trato para ambos. Pero cuando ella le confiesa sus dudas morales y este cree que le oculta algo, o lo engaña, deja de interesarse por ella, incluso renegando de los momentos en que estuvo decidido a proponerle relaciones formales. Esta reacción del gallego liberal es la típica masculina, que cuando llega la hora de la verdad, es igual de intransigente que la sociedad que tanto critica por falta de tolerancia. La autora critica a través de este personaje a esos liberales españoles, cultos, hombres de mundo, que abogan por una educación igualitaria hombre-mujer, pero cuando son puestos a prueba son tan intransigentes como la sociedad cerrada y estrecha en la que viven.
Entre el resto de los personajes existe una variedad de tipos sociales: los que pertenecen a la clase alta, el pueblo, que ofrece a su vez una variada gama expresiva según su procedencia geográfica, cultura, edad o situación económica: criadas, vendedores, trabajadores diversos, jóvenes, niños, mendigos,...
Los personajes ofrecen un buen estudio psicológico y sus descripciones están muy bien logradas.
La decisión final de Asís, de no esconderse y declarar públicamente su pasión por Pacheco supone un enfrentamiento directo con los prejuicios y las normas sociales. El atrevimiento de Asís y, por tanto, de la autora, sus posturas rupturistas son un desafío social y una toma de postura valiente por la liberación y la autonomía femenina.
El final queda inconcluso pero señalando una salida clara que más bien parece querer esquivar una censura oficial, o incluso social, ante la actitud llevada a cabo por la protagonista de la novela, que hasta ese momento había llevado una conducta de viuda ejemplar, que pudiera suscitar comentarios por miembros de su circulo social, aunque esto no le evitó algunas críticas a la autora, incluso de compañeros de letras.
La autora utiliza un lenguaje culto salpicado de distintas hablas, ya sea el andaluz, el pueblo llano con su habla vulgar llenas de incorrecciones o los giros gitanos, coloquialismo, frases hechas, juramentos populares y tradicionales,...
Es una obra realista y costumbrista, ratificado por las descripciones detalladas, que son verdaderos cuadros de costumbres: vemos el Madrid de la época, sus fiestas, sus casticismo, su bullicio, su variedad de personajes, su miseria y su vitalidad.
Hay que resaltar en esta novela el marcado feminismo, adelantado a su tiempo, y la puesta en duda de los valores morales, marcados sobre todo por la Iglesia, y la doble vara de medir de la sociedad, a través de la aventura sexual de una viuda con un hombre más joven que ella, que al final se convierte en un grito de libertad de la mujer, con el que la autora también intenta romper con el determinismo que caracteriza el naturalismo.
En resumen, una novela entretenida, literatura de calidad, que contiene valores humanos y sociales y encierra un mensaje feminista.
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