El Club de Lectura "Ben-al-Arte" dio comienzo a su tercera temporada el pasado martes 14 de septiembre, reuniéndose para comentar la novela de Almudena Grandes, "Los pacientes del doctor García", cuarta entrega de su serie Episodios de una guerra interminable.
Aquí podéis leer algunas de las ideas que aparecieron en el coloquio.
La novela cuenta
con varios temas: desde el punto de vista histórico vamos a conocer el sistema
utilizado en España para dar cobijo en el país, o trasladarlos a otros países
(principalmente Argentina), a criminales de guerra nazis una vez que ha
concluido la II Guerra Mundial y la han perdido; los movimientos realizados por
los exiliados españoles tras perder la guerra para denunciar la protección
española a esos personajes y pudieran intervenir la ONU y los demás países
democráticos para acabar con la dictadura; y vamos a conocer la vida de tres
personajes, que pueden ser considerados los protagonistas, que tienen en común
que son unos perdedores.
La novela
sigue la estructura que ya utilizara Galdós en sus Episodios Nacionales, que mezcla datos históricos y, por tanto, objetivos, con la particularidad que algunos de los que leemos no son muy
conocidos por el público en general; y por otro lado, nos muestra una historia
ficticia que la hace convivir con los otros personajes, dotándola de absoluta
credibilidad. Como dice la propia autora: “Si la norma de la historia es la
verdad, la norma de la ficción de la novela es la verosimilitud”.
En la parte
histórica, la autora nos va a dar a conocer una red clandestina que tenía su
sede en Madrid y que operaba con total impunidad y contando con el apoyo de las
autoridades del régimen y la Iglesia, al frente de la cual hay una mujer, Clara
Stauffer (Clarita), con nacionalidad
española y alemana, miembro de Falange y del partido nazi. Su objetivo es
salvar a criminales de guerra, en su mayoría nazis, proporcionándoles
documentos oficiales, pasaportes, trabajo o billetes de barco para Argentina
con la colaboración de las instituciones de ambos gobiernos.
También nos
encontramos con hechos desconocidos, o poco conocidos, como son las primeras
transfusiones de sangre no directas a los heridos en la guerra, gracias a la
solidaridad del doctor canadiense Norman Bethune que vino a enseñar sus
técnicas y colaborar con el gobierno republicano; sin duda esto salvaría muchas
vidas a partir de entonces. También nos detalla los acuerdos humillantes con
EEUU en los que España es tratada como si fuera una colonia.
En la parte
de ficción, tenemos a tres personajes de orígenes e ideas políticas diferentes,
pero que acaban siendo unos supervivientes. Y para lograr sobrevivir, se tienen
que convertir en unos impostores, que viven con unos nombres que no son los
suyos, alguno incluso llegará a utilizar más de uno.
El doctor
Guillermo García Medina es un joven médico que acaba de terminar la carrera y
que trabajará en un hospital en Madrid durante la guerra civil. Estando a punto
de acabar la guerra, y por su trabajo destacado en la cura de soldados republicanos,
tendrá que cambiar de nombre para salvar
la vida, y dejara de ejercer oficialmente la medicina, aunque siga curando
clandestinamente a muchos combatientes.
Manuel Arroyo
Benítez, pese a ser de origen humilde, en el colegio se fijarán en él por su
inteligencia y su facilidad para los idiomas. Con ayuda de familias pudientes,
podrá estudiar llegando a ser un diplomático republicano. Este será uno de los
pacientes, le salvará la vida durante la guerra y, a partir de ahí, les unirá
una gran amistad. En su agitada vida realizará diversos cometidos: buscará el
reconocimiento del gobierno en el exilio, intentará demostrar que el régimen de
Franco está colaborando con los nazis para conseguir el apoyo mundial y hacer
caer la dictadura, se introducirá en la organización de Clarita haciéndose
pasar por un soldado de la división azul que ha cometido crímenes de guerra,...
Como dice la autora: “Un hombre cargado
de mala suerte. Eso sí, una mala suerte acompañada siempre de su buena
fortuna”.
Y por último,
Adrián Gallardo, un joven no muy inteligente y humilde soldado, cuyo único sueño
es ser boxeador, pero que incluso habiendo formado parte del bando de los
vencedores, varias vicisitudes en su vida lo llevan a presentarse de voluntario
a la División Azul, haber participado en crímenes de guerra, lo que lo
hundieron en una gran zozobra, una “pérdida de humanidad” y una huida que lo
lleva a ser uno de los últimos defensores de Berlín antes de la entrada del
ejército soviético.
Estos tres
hombres a lo largo de los años tendrán que vivir como si fueran otros,
obligados a ser impostores para poder salvar sus vidas y, en algunos casos,
ayudar a otros.
La novela
quiere homenajear a esos hombres anónimos, como muchos de los personajes de la
novela que, sin hacerse notar, casi sin hacer ruido, lucharon por derrocar la
dictadura y que, de forma inexplicable, fueron ignorados y olvidados por la
sociedad española una vez llegada la democracia.
Junto a estos
seres anónimos, aparecen otros personajes históricos a los que se manifiesta
respeto, y otros cuyo recuerdo es necesario por lo deleznable y odiosa
actuación que llevaron a cabo en su vida. Por en medio, esos políticos
norteamericanos que hicieron abrigar esperanzas a los republicanos españoles
para al final no conseguir nada (Franco se había convertido para ellos en un
buen agente antisoviético) y dejarlos aún más derrotados y humillados.
La España de
la postguerra, bajo la apariencia de paz, convivencia y reconstrucción esconde
la ferocidad no ya del dolor de la derrota, sino de la humillación de muchos al
no poder seguir siendo quienes eran, viéndose privados de todo, incluso de su
identidad, pero a los que siempre les quedó esa lucha clandestina a la que
nunca renunciaron.
Además del fracaso de unos españoles vencidos
en la Guerra Civil, abandonados y engañados por las democracias occidentales en
los años cuarenta y cincuenta, también aparecen otros muchos asuntos y temas a
lo largo de la novela: la complicidad de muchos países con los prófugos nazis; el
machismo que percibimos en algunos personajes, como Esteban Maroto que culpa a
su esposa de su esterilidad, o el maltrato continuado del marido de Simona; el
feminismo presente en la enorme fuerza con que las mujeres se enfrentan a los
problemas; revueltas en las universidades, la amistad a prueba del tiempo y la
distancia, los niños robados, la dignidad de los que se ven abocados a la
clandestinidad,...
La autora crea dos antihéroes “heroicos”, dos
productos nacidos de las circunstancias históricas, dos hombres que terminan
siendo “espías”, que tuvieron que improvisar y elegir una y otra vez, apostando
su vida al futuro desconociendo lo que este les iba a deparar.
Almudena Grandes nos muestra un magnífico
retrato moral de la España de la posguerra, un paseo documentadísimo por el
espanto de la Segunda Guerra Mundial en el frente del Este, y el ambiente que
se respiraba en el exilio, el nacimiento de la dictadura argentina. Y además,
una intensa historia de pasión (incluso de amor) y alto contenido erótico.
Posguerra, nazis, espionaje, sexo, tienen la capacidad de despertar emociones y
sentimientos con la calidad humana de esos personajes que tan bien sabe
dibujar. Te hace pasar por todos los estados emocionales, la incredulidad, la
rabia, el dolor, la alegría, el orgullo, el estremecimiento, la compasión y
además, entretenerte hasta el final con un lenguaje cercano y a la vez poético, con su dominio peculiar del lenguaje
del amor y la alegría aún en las peores condiciones. Porque Los pacientes del doctor García es, más allá de una novela sobre
la guerra y una novela de espionaje, una historia de lucha personal, de amistad
y de lealtad.
Refiriéndonos al tiempo, la novela abarca tres
periodos: el dedicado a la guerra civil, el más corto y centrado principalmente
en Madrid; el de la posguerra, que se mezcla con hechos de la II Guerra
Mundial; y por último, la guerra fría y el nacimiento de la dictadura argentina,
que abarca hasta la muerte de Franco y el inicio de la transición.
Aunque los lugares que más abundan son
españoles, y sobre todo la ciudad de Madrid, también aparecen otros lugares de
la geografía universal: aparece Berlín días antes de ser tomada por las tropas
rusas, también algunos pueblos y ciudades cercanas; en Estonia, en un bosque
cercano a un pequeño pueblo, para vivir el horror de las prácticas nazis con
los presos; en Rusia, en el palacio de los zares; en Londres, donde se reúnen organiza
la misión de uno de los protagonistas; en Washington, con congresistas y otras personas
interesadas en la causa del pueblo español y en un pueblecito de la costa de
Massachusetts; en Buenos Aires, a donde acude uno de los protagonistas de la
novela en misión de espionaje, los refugiados alemanes y la organización del
gobierno de Perón para acogerlos; en Francia, donde vive y trabaja una humilde
familia vinculada al PC y, en cierta forma, con el doctor García.
Abundan las escenas anecdóticas u surrealistas,
como el capellán dando tiros al techo, suspendiendo el combate de boxeo y
poniendo a todos los militares a cantar villancicos; en Navidad el regalo de la
Sección Femenina de un paquete con varios polvorones a los soldados de la
División Azul; la subida en burro para asistir a una reunión de cabecillas
nazis en un pueblecito de la provincia de Madrid.
Algunos desajustes y anacronismos encontrados
en la novela:
-
Cuando Adrián participa en los fusilamientos se habla de
fusilar mujeres por la mañana y hombres por la tarde, para decir a continuación
que había fusilado a hombres por la mañana.
-
Palomitas en el cine en 1968; mesones en el subsuelo de la
Plaza Mayor de Madrid ocupados por turistas, en el año 1948; alquilar un coche
fácilmente cuando sale de Gibraltar, en 1946/47.
La próxima reunión se programa para el 5 de octubre, para comentar la novela "La Tribuna", de Emilia Pardo Bazán, para conmemorar el centenario de su muerte.
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