jueves, 16 de septiembre de 2021

Club de Lectura. Septiembre 2021

 El Club de Lectura "Ben-al-Arte" dio comienzo a su tercera temporada el pasado martes 14 de septiembre, reuniéndose para comentar la novela de Almudena Grandes, "Los pacientes del doctor García", cuarta entrega de su serie Episodios de una guerra interminable.

Aquí podéis leer algunas de las ideas que aparecieron en el coloquio.

La novela cuenta con varios temas: desde el punto de vista histórico vamos a conocer el sistema utilizado en España para dar cobijo en el país, o trasladarlos a otros países (principalmente Argentina), a criminales de guerra nazis una vez que ha concluido la II Guerra Mundial y la han perdido; los movimientos realizados por los exiliados españoles tras perder la guerra para denunciar la protección española a esos personajes y pudieran intervenir la ONU y los demás países democráticos para acabar con la dictadura; y vamos a conocer la vida de tres personajes, que pueden ser considerados los protagonistas, que tienen en común que son unos perdedores.

La novela sigue la estructura que ya utilizara Galdós en sus Episodios Nacionales, que mezcla datos históricos y, por tanto, objetivos, con la particularidad que algunos de los que leemos no son muy conocidos por el público en general; y por otro lado, nos muestra una historia ficticia que la hace convivir con los otros personajes, dotándola de absoluta credibilidad. Como dice la propia autora: “Si la norma de la historia es la verdad, la norma de la ficción de la novela es la verosimilitud”.

En la parte histórica, la autora nos va a dar a conocer una red clandestina que tenía su sede en Madrid y que operaba con total impunidad y contando con el apoyo de las autoridades del régimen y la Iglesia, al frente de la cual hay una mujer, Clara Stauffer (Clarita), con  nacionalidad española y alemana, miembro de Falange y del partido nazi. Su objetivo es salvar a criminales de guerra, en su mayoría nazis, proporcionándoles documentos oficiales, pasaportes, trabajo o billetes de barco para Argentina con la colaboración de las instituciones de ambos gobiernos.

También nos encontramos con hechos desconocidos, o poco conocidos, como son las primeras transfusiones de sangre no directas a los heridos en la guerra, gracias a la solidaridad del doctor canadiense Norman Bethune que vino a enseñar sus técnicas y colaborar con el gobierno republicano; sin duda esto salvaría muchas vidas a partir de entonces. También nos detalla los acuerdos humillantes con EEUU en los que España es tratada como si fuera una colonia.

En la parte de ficción, tenemos a tres personajes de orígenes e ideas políticas diferentes, pero que acaban siendo unos supervivientes. Y para lograr sobrevivir, se tienen que convertir en unos impostores, que viven con unos nombres que no son los suyos, alguno incluso llegará a utilizar más de uno.

El doctor Guillermo García Medina es un joven médico que acaba de terminar la carrera y que trabajará en un hospital en Madrid durante la guerra civil. Estando a punto de acabar la guerra, y por su trabajo destacado en la cura de soldados republicanos, tendrá  que cambiar de nombre para salvar la vida, y dejara de ejercer oficialmente la medicina, aunque siga curando clandestinamente a muchos combatientes.

Manuel Arroyo Benítez, pese a ser de origen humilde, en el colegio se fijarán en él por su inteligencia y su facilidad para los idiomas. Con ayuda de familias pudientes, podrá estudiar llegando a ser un diplomático republicano. Este será uno de los pacientes, le salvará la vida durante la guerra y, a partir de ahí, les unirá una gran amistad. En su agitada vida realizará diversos cometidos: buscará el reconocimiento del gobierno en el exilio, intentará demostrar que el régimen de Franco está colaborando con los nazis para conseguir el apoyo mundial y hacer caer la dictadura, se introducirá en la organización de Clarita haciéndose pasar por un soldado de la división azul que ha cometido crímenes de guerra,... Como dice la autora: “Un hombre cargado de mala suerte. Eso sí, una mala suerte acompañada siempre de su buena fortuna”.

Y por último, Adrián Gallardo, un joven no muy inteligente y humilde soldado, cuyo único sueño es ser boxeador, pero que incluso habiendo formado parte del bando de los vencedores, varias vicisitudes en su vida lo llevan a presentarse de voluntario a la División Azul, haber participado en crímenes de guerra, lo que lo hundieron en una gran zozobra, una “pérdida de humanidad” y una huida que lo lleva a ser uno de los últimos defensores de Berlín antes de la entrada del ejército soviético.

Estos tres hombres a lo largo de los años tendrán que vivir como si fueran otros, obligados a ser impostores para poder salvar sus vidas y, en algunos casos, ayudar a otros.

La novela quiere homenajear a esos hombres anónimos, como muchos de los personajes de la novela que, sin hacerse notar, casi sin hacer ruido, lucharon por derrocar la dictadura y que, de forma inexplicable, fueron ignorados y olvidados por la sociedad española una vez llegada la democracia.

Junto a estos seres anónimos, aparecen otros personajes históricos a los que se manifiesta respeto, y otros cuyo recuerdo es necesario por lo deleznable y odiosa actuación que llevaron a cabo en su vida. Por en medio, esos políticos norteamericanos que hicieron abrigar esperanzas a los republicanos españoles para al final no conseguir nada (Franco se había convertido para ellos en un buen agente antisoviético) y dejarlos aún más derrotados y humillados.

La España de la postguerra, bajo la apariencia de paz, convivencia y reconstrucción esconde la ferocidad no ya del dolor de la derrota, sino de la humillación de muchos al no poder seguir siendo quienes eran, viéndose privados de todo, incluso de su identidad, pero a los que siempre les quedó esa lucha clandestina a la que nunca renunciaron.

Además del fracaso de unos españoles vencidos en la Guerra Civil, abandonados y engañados por las democracias occidentales en los años cuarenta y cincuenta, también aparecen otros muchos asuntos y temas a lo largo de la novela: la complicidad de  muchos países con los prófugos nazis; el machismo que percibimos en algunos personajes, como Esteban Maroto que culpa a su esposa de su esterilidad, o el maltrato continuado del marido de Simona; el feminismo presente en la enorme fuerza con que las mujeres se enfrentan a los problemas; revueltas en las universidades, la amistad a prueba del tiempo y la distancia, los niños robados, la dignidad de los que se ven abocados a la clandestinidad,...

La autora crea dos antihéroes “heroicos”, dos productos nacidos de las circunstancias históricas, dos hombres que terminan siendo “espías”, que tuvieron que improvisar y elegir una y otra vez, apostando su vida al futuro desconociendo lo que este les iba a deparar.

Almudena Grandes nos muestra un magnífico retrato moral de la España de la posguerra, un paseo documentadísimo por el espanto de la Segunda Guerra Mundial en el frente del Este, y el ambiente que se respiraba en el exilio, el nacimiento de la dictadura argentina. Y además, una intensa historia de pasión (incluso de amor) y alto contenido erótico. Posguerra, nazis, espionaje, sexo, tienen la capacidad de despertar emociones y sentimientos con la calidad humana de esos personajes que tan bien sabe dibujar. Te hace pasar por todos los estados emocionales, la incredulidad, la rabia, el dolor, la alegría, el orgullo, el estremecimiento, la compasión y además, entretenerte hasta el final con un lenguaje cercano y a la vez  poético, con su dominio peculiar del lenguaje del amor y la alegría aún en las peores condiciones. Porque Los pacientes del doctor García es, más allá de una novela sobre la guerra y una novela de espionaje, una historia de lucha personal, de amistad y de lealtad.

Refiriéndonos al tiempo, la novela abarca tres periodos: el dedicado a la guerra civil, el más corto y centrado principalmente en Madrid; el de la posguerra, que se mezcla con hechos de la II Guerra Mundial; y por último, la guerra fría y el nacimiento de la dictadura argentina, que abarca hasta la muerte de Franco y el inicio de la transición.

Aunque los lugares que más abundan son españoles, y sobre todo la ciudad de Madrid, también aparecen otros lugares de la geografía universal: aparece Berlín días antes de ser tomada por las tropas rusas, también algunos pueblos y ciudades cercanas; en Estonia, en un bosque cercano a un pequeño pueblo, para vivir el horror de las prácticas nazis con los presos; en Rusia, en el palacio de los zares; en Londres, donde se reúnen organiza la misión de uno de los protagonistas; en Washington, con congresistas y otras personas interesadas en la causa del pueblo español y en un pueblecito de la costa de Massachusetts; en Buenos Aires, a donde acude uno de los protagonistas de la novela en misión de espionaje, los refugiados alemanes y la organización del gobierno de Perón para acogerlos; en Francia, donde vive y trabaja una humilde familia vinculada al PC y, en cierta forma, con el doctor García.

Abundan las escenas anecdóticas u surrealistas, como el capellán dando tiros al techo, suspendiendo el combate de boxeo y poniendo a todos los militares a cantar villancicos; en Navidad el regalo de la Sección Femenina de un paquete con varios polvorones a los soldados de la División Azul; la subida en burro para asistir a una reunión de cabecillas nazis en un pueblecito de la provincia de Madrid.

Algunos desajustes y anacronismos encontrados en la novela:

-      Cuando Adrián participa en los fusilamientos se habla de fusilar mujeres por la mañana y hombres por la tarde, para decir a continuación que había fusilado a hombres por la mañana.

-      Palomitas en el cine en 1968; mesones en el subsuelo de la Plaza Mayor de Madrid ocupados por turistas, en el año 1948; alquilar un coche fácilmente cuando sale de Gibraltar, en 1946/47.


La próxima reunión se programa para el 5 de octubre, para comentar la novela "La Tribuna", de Emilia Pardo Bazán, para conmemorar el centenario de su muerte.

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