Novela publicada en el año 2006.
El protagonista de la obra es el comisario Guido Brunetti. Lo acompañarán su inseparable inspector Lorenzo Vianello y la signorina Elettra, secretaria de su jefe, Giuseppe Patta (eterno opositor a entrar en la Interpol) y presta siempre a buscarle información y dispuesta a opinar sobre las dudas que este le plantea.
Brunetti es un investigador nada común, no es bebedor de alcohol, no es fumador, no tiene coche viejo, es educado en el trato, viaja en transporte oficial o público, suele comer y cenar con la familia, con la que se lleva bien,...
El comisario trabajará sobre un problema de supuesta contaminación en la laguna de Venecia, presuntamente provocada por las fabricas de cristal en la isla de Murano, aunque hay otros que la achacan a una fábrica de pinturas que se encuentra un poco más al norte.
La trama empieza con una protesta ecologista a las puertas de la fábrica de pinturas, que se verá mezclada con la fabricación de cristal por ser uno de los participantes yerno del dueño de una de las fábricas de cristal de Murano. A petición de la hija del dueño, el comisario investiga sobre unas amenazas proferidas por este contra su yerno.
En una investigación que tiene poco recorrido y abocada a cerrarse, de pronto aparece muerto el guarda nocturno de la fábrica de cristal. Este personaje estaba obsesionado con que los males que su hija pequeña arrastraba desde su nacimiento estaban provocados por los materiales químicos que se utilizaban en la fábrica de cristal en la que él ha trabajado y que ha servido para contagiarla, algo que había denunciado repetidas veces, por escrito, ante la policía.
La muerte no está nada clara, debido al calor no se sabe si ha sido accidental o en realidad ha sido un asesinato.
El comisario encuentra en el habitáculo del guarda un ejemplar de la obra Infierno de Dante con anotaciones a mano y un Manual sobre enfermedades laborales, que junto a una carpeta que le facilita la viuda, que contiene sólo tres hojas con algunas cifras inconexas, le servirán para ponerse a investigar, pues cree que el guarda ha sido asesinado.
El desenlace de la novela se produce de manera accidental, sin grandes averiguaciones policiales.
No es esta una novela policíaca clásica: hay un único muerto que aparece en el capítulo 14, cuando la obra cuenta con un total de 27. Según la autopsia, la muerte se ha producido por infarto y no se encuentra ningún tipo de huellas, debido al calor reinante. Todo lo demás son suposiciones sin base científica.
Gran parte de la obra se dedica a las relaciones sociales de Brunetti y su esposa Paola, sus gustos gastronómicos y lo que come en los diferentes sitios, además de en su casa; de la ambición del ridículo jefe de policía Patta, con el que Brunetti no se lleva nada bien,...
La autora aprovecha para mostrarnos comentarios sobre el exceso de turistas que visitan Venecia, que sólo traen barullo y ruido, que a su vez atraen a los trileros rumanos, los falsificadores de bolsos, los robos a los turistas,..., que además choca con la burocracia que envuelve la labor de la policía, agravada con la identificación de menores, carencia de papeles de las familias y el enorme retraso en la legalización de los inmigrantes.
También nos habla de temas actuales: la lucha ecológica y como se mezcla con los intereses políticos, el tema de la contaminación de la Laguna de Venecia, la problemática de la juventud con los estudios y la falta de trabajo, y como se ven abocados al mundo de la droga, tanto del consumo como de la distribución.
La narración nos muestra buenas descripciones, como la explicación del funcionamiento de una fundición de cristal, la minuciosa labor de los diferentes trabajos que en la fábrica se llevan a cabo o el montaje paralelo de las diferentes balsas de decantación de las aguas con residuos.
En el vocabulario, fácil de entender, se introducen algunas palabras italianas.
Una una obra alejada de la intriga y el suspense de la novela negra, floja en su contenido y en su desarrollo, que sólo se puede valorar como entretenida.
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