La idea primigenia de la historia arranca con la convocatoria, por parte de una anciana millonaria y viuda de un poeta vinculado al franquismo y a otros personajes vinculados a su vez al fascismo, de un congreso con afamados e ilustres poetas de lengua española, todos muy bien pagados con cantidades distintas y secretas, para tratar de ensalzar, y en cierta forma lavar, la imagen de su marido. Cada uno de los participantes deberá presentar una ponencia resaltando la obra del poeta difunto.
Como suele ocurrir en estos encuentros, casi todos los participantes tienen sus rencillas entre ellos, con más o menos cordialidad y guardando las apariencias, pero en este caso en concreto, todos coinciden en el odio que profesan a uno de los asistentes hasta el punto de estar dispuestos a matarlo. De ahí que, cuando es asesinado, se hallen enormes dificultades para adivinar quién puede ser el autor del crimen.
Fabio Arjona es el muerto y sobre él girarán las
intervenciones de los diferentes personajes de la historia. Este era un
profesor universitario del que iremos conociendo su trayectoria y sus manejos a
través de las informaciones que irán facilitando de forma voluntaria todos
aquellos que en algún momento de su vida tuvieron alguna relación o contacto
con él. Algunas de sus actuaciones son: que plagiaba los trabajos de sus
becarios de los que obtenía beneficios propios, manipulaba las subvenciones
para beneficiar a algunos a los que después chantajeaba para obtener
contrapartidas (como ganar algún concurso literario al que concurría), a los no
adeptos procuraba perjudicarlos en todo lo que pudiese, cerraba el paso y
desprestigiaba a todo el que no le rindiese la suficiente pleitesía, además, sus
composiciones poéticas eran un corta/pega de las obras de otros autores,…
Este personaje encierra otras características
bastante llamativas en su relación con las mujeres: nunca se compromete seriamente
con ninguna, sólo convive con ellas durante un tiempo que siempre es breve, estas
suelen tener ya uno o dos hijos; el primer año se desvive por ellas, siempre
atento, incluso les dedica un libro de poemas; luego empieza el alejamiento,
que suele dar lugar a otro libro de poemas, hasta la ruptura definitiva que,
paradójicamente, termina haciendo que sea la mujer la que cargue con las culpas
de la misma.
El personaje protagonista es Nacho Arán, meteorólogo
de profesión, poeta aficionado por distracción, y detective amateur por
contentar a su tía. Un individuo algo gris, prototipo de hombre de la calle.
Nacho se convertirá en el centro de todos los
intereses de los asistentes sin pretenderlo, quizás porque cuando llega al
congreso ya se ha producido el asesinato y está fuera de sospecha, o porque
todos conocen que maneja una página web para ayudar a la policía en la
resolución de casos delictivos. Así será el receptor de confidencias, secretos y
confesiones que le aportarán todos los congresistas con los motivos que cada
uno tenía para haber sido el autor del asesinato, como si fuera una descarga de
conciencia de las malas relaciones que tuvieron con el asesinado en un pasado
tumultuoso. El método de trabajo de este detective está totalmente alejado de
los típicos y pesados interrogatorios de los investigadores, ya sean policías o
detectives.
El título de la novela surge de un comentario
hecho por el propio Nacho.
La resolución del crimen por la policía y con
una simple prueba exprés de ADN es decepcionante para pretender ser una novela
de misterio o suspense.
El título sugiere una novela negra o de
misterio, algo que queda desmentido con el desarrollo de la historia, siendo
más bien una introspección de la mayoría de los personajes que dejan al
descubierto trayectorias vitales personales que definen a cada uno en lo que
representan en la actualidad.
La autora utiliza un truco eficaz: el
esclarecimiento del asesinato con un desenlace inesperado resulta poco
llamativo; sin embargo, las razones que dan los “presuntos asesinos” indican un
esfuerzo para construir una galería de biografías problemáticas y diferenciadas.
La novela nos muestra el trasfondo que subyace
en el mundo de la literatura y la cultura, con personajes ambiciosos,
escritores con pocas ventas que se conjuran contra otros en pro de su codicia,
con sus endiosamientos, narcisismos frustrados, diversos grados de autoestimas,
odios, rencores, envidias nada sanas y grandes ansias de venganza. La obra
pretende denunciar esos cenáculos literarios al que acuden los que se
consideran genios superiores al resto, desmitificándolos y convirtiéndolos en
simples seres humanos mostrándose sus rivalidades y disposición a darse
puñaladas. Todo acaba convergiendo en la muerte, que es la que nos hace a todos
iguales.
La trama anecdótica encierra, por una parte, un retrato costumbrista del mundillo literario, crítico, donde Vallvey divulga noticias en clave sobre esos círculos, y se permite algún ajuste de cuentas. Por otra, tenemos lo importante y serio, la múltiple presentación de pasiones cuya efectividad revulsiva se intensifica al presentarse como contrapunto de una pobre, o inexistente, investigación detectivesca. Víctimas y verdugos componen además una viva estampa de la naturaleza humana con un trasfondo de corrupción social.
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