El Club de Lectura Ben-al-Arte tenía prevista su reunión para el martes 9 de marzo, para comentar la novela "La Universal" de Toti Martínez de Lezea, pero no pudo celebrarse por la aplicación de la normativa sanitaria. Los lectores aportaron sus comentarios vía correo electrónico. Aquí tenemos el resumen de lo aportado. También nos enviaron algunas fotos que podéis ver al final.
Es una novela
costumbrista con fondo histórico que nos hace un retrato de la España de
principios del siglo XX a través de los acontecimientos y circunstancias que
viven los personajes que aparecen en ella.
Es una obra
coral que se desarrolla principalmente en la ciudad de Madrid en el año 1906 y
que comienza con el atentado del anarquista Mateo Morral, en la boda de Alfonso
XIII con la princesa de Inglaterra Victoria Eugenia de Battenberg, mientras
desfilaban por la calle Mayor en dirección al Palacio Real. Aquel suceso, sería
el auspicio de lo que quedaba por venir en España (por si acaso había sabido a
poco todo el siglo XIX).
La historia es
espontánea y ciertamente positiva en una época decadente y llena de pesimismo;
un país que había perdido sus colonias y con un pueblo cada vez más pobre
debido a las guerras internas y externas, al fin del flujo de recursos provenientes
de las colonias y a una prevalencia de una agricultura de explotación,
anticuada y que no llegaba a una producción de subsistencia.
La verdadera
naturaleza de la novela es la presentación del pueblo unido ante las
adversidades y su fuerza e imaginación para salir adelante. En el camino
veremos que la escritora se atreve con el género policiaco, con el humor y con
algunos vestigios de crítica social.
Esta
naturaleza ya se puede vislumbrar en el propio título: “La Universal”, que nos
evoca sentimientos de totalidad, de Universo y de infinito. De esta manera,
desde el propio caos de un atentado, de la pobreza y el abatimiento, del miedo
y la desesperanza, desde el vacío de una casa antigua, oscura y triste, surge
la vida, la esperanza y la ilusión. Un hogar que se convierte en el propio
espíritu del pueblo y en un universo en continua expansión (uno ya no sabe
cuántas personas llegan a estar viviendo en la casa). Es en esta casa donde un
grupo de personajes de lo más heterogéneo personifica al propio pueblo y ejemplifica unos ideales de superación,
ingenio e ilusión ante una situación límite.
Hagamos una
presentación de los personajes ocupantes de La Universal:
Antón Ozaeta: es bueno y bondadoso (puede considerarse el protagonista). Es
quien convierte el piso en pensión, quien mete a todos en el maravilloso lío
del circo y les hace vivir fantásticas e inolvidables peripecias. Está
inspirado en un tío abuelo de la autora del que sólo sabe que se vino a Madrid,
montó una pensión y también un circo.
Eulalia: es
la dueña del piso, junto con su madre, antes de convertirse en pensión. Es
beata y monárquica, la antítesis de su marido, Antón.
El profesor don
Juan José: lo despiden de su trabajo por hacer reflexionar a sus alumnos sobre
el atentado al rey. Es la parte mayor y sabia del grupo.
Pepe Cantonal:
anarquista. Lo detiene la policía para interrogarlo sólo por vivir en la misma
pensión que el que puso la bomba al rey, y encima lo echan del trabajo por
faltar.
Virtudes:
exprostituta que acompaña a Pepe.
Isabelilla:
criada.
Casilda:
chica joven y misteriosa que malvive en la calle de las pocas limosnas que le
dan. Isidoro: es un niño huérfano que tiene que buscarse la vida para poder
comer.
Dª
Patrocinio: vecina vidente que es desahuciada del primer piso en el que vivía.
Ignacio
Wallenstein: abogado joven con un porvenir poco prometedor.
Benigno:
guardia urbano, no vive en la pensión pero rara vez se pierde una comida.
La situación
del momento es muy complicada y los pocos ingresos casi no les dan para comer.
Es entonces cuando a Ozaeta, que es muy ingenioso, se le ocurre montar una
compañía circense en la que cada inquilino tendrá que aportar su talento.
En paralelo,
el abogado, con la ayuda de sus compañeros, investiga la desaparición de un
cliente del bufete donde trabaja, es un caso de lo más rocambolesco y con un
disparatado lío de lazos familiares que intenta recordarnos a los famosos casos
escritos por Arthur Conan Doyle, pero que a lo largo de la novela pierde fuelle
en más de una ocasión y es retomada la trama de una manera algo forzada y
artificial. Los personajes de Wallenstein y Cecilia son claras referencias a
Sherlock Holmes e Irene Adler; él sueña con ser como su personaje favorito
Holmes y muestra una gran perspicacia y perseverancia a pesar de verse excluido
del caso por uno de los socios del bufete.
En el otro bando, Cecilia es embaucadora, manipuladora y consigue de manera
taimada despertar cierto deseo sexual en Wallenstein para finalmente salir
indemne del escándalo cuando sale a la luz. Más allá de esta simbología, esta
historia no deja de ser un hilo conductor de la trama principal y es posible
que sea una excusa de la escritora para introducir su pasión por este tipo de
historias.
El argumento
bien podría encajar en cualquier época de
crisis de la historia de la humanidad y especialmente en la actualidad.
Y llegamos al
trasfondo de la historia, porque lo que realmente importa es el sentimiento que
se va creando en esa casa, las relaciones entre los distintos personajes y el
proyecto del circo como símbolo de alegría, ingenio e ilusión ya no sólo para
ellos sino también para las personas de los pueblos que van visitando. Porque
ese sentimiento se va irradiando de uno a otro hasta trascender más allá del
papel y calar en uno; muy posiblemente, en plena lectura más de uno se haya
encontrado pensando en alguna habilidad circense para ayudar al grupo o
relativamente emocionado con ese hombre de pueblo que encuentra un sentido a su
vida participando con su osa Olga en el espectáculo, para morir después junto a
ella, completamente satisfecho. Se puede inferir que la escritora ha creado un
sentir global que emana de la nada, pero que realmente surge del grupo unido en
la casa, alegoría del pueblo.
Por tanto,
para analizar la historia no debemos salir de la fonda, ya que es en ella donde
está la esencia de la novela. La Universal nos enseña un mundo de diversidad
ideológica, social y cultural. Valores que conviven más o menos armoniosamente
en el grupo a modo de comuna y que valiéndose de la condescendencia, la
abnegación y el altruismo y la solidaridad como insignias, desarrollan una
lección de humanidad y optimismo frente a la miseria, el radicalismo, la
intransigencia, la censura y el cainismo. Todo esto sin dejar de lado su
carácter folletinesco y que tan propicio es al estilo del Madrid de los
Austrias, porque el cometido, a pesar de todo lo mencionado hasta ahora, realmente no es más que entretener.
También vemos
una reivindicación feminista en las mujeres de este libro y sobre todo en el
personaje de Cecilia, pues recordemos que el papel que se les guarda en esa
época histórica es simplemente nulo, ni siquiera tienen derecho al voto.
Cecilia, sin embargo, es una mujer independiente, con carácter, es trabajadora
en un despacho de abogados, conduce un vehículo propio, que en la época no
debían de proliferar, y elige a quien se lleva a la cama.
A esto se une
una crítica social a los folletines de las revistas en los que se recogen los
“ecos de sociedad”; a la separación según las clases sociales: señoras y
señores por un lado, y los criados por otro; o contar el papel que desempeñan los
grandes caciques y la situación en las que se ven las gentes a su servicio.
En la novela
se mezclan historia, misterio, humor, amor, política, amistad, supervivencia,
solidaridad, amor, sexo y hasta una trama detectivesca.
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