lunes, 15 de febrero de 2021

Club de Lectura. Febrero 2021

El Club de Lectura Ben-al-Arte tenía programada su reunión para el martes 9 de febrero, para comentar la novela "Brooklyn" de Colm Tóibín, pero no pudo celebrarse por la normativa sanitaria. Los lectores aportaron sus comentarios vía correo electrónico. Aquí tenemos el resumen de lo aportado. También nos enviaron algunas fotos que podéis ver al final.

Es una novela costumbrista rebosante de naturalidad, sencillez y realidad.

El personaje principal de la novela es Eilis Lacey, nativa de Enniscorthy (lugar de nacimiento del autor), miembro de una familia humilde, que por voluntad de su  madre y su hermana, e inesperadamente, emigra a Estados Unidos a principios de los años 50.

Eilis no es una joven brillante y llena de vida, es una chica tranquila e inteligente, cuya vida se mueve dentro de un papel predefinido por la tradición, en una rutina típica de una ciudad pequeña  irlandesa. Ella sabe muy bien cual es su papel en esta ciudad y está lista  para cumplirlo de la mejor manera posible para no avergonzarse a sí misma y a su familia.

Un conocido de la familia que aparece de visita, el padre Flood, le brinda una oportunidad extraordinaria para progresar: conseguirle un trabajo en Brooklyn. La madre y la hermana deciden por Eilis qué hacer. Como siempre, la decisión se toma sin ella.

Lo mucho que cambiará su mundo queda claro en la descripción de varias páginas de los vómitos y la debilidad física de Eilis en el barco en el que viaja en tercera clase por el océano. Este mismo estado de náuseas, inseguridad y malestar la acechan en sus primeros meses de vida en Nueva York.

En Brooklyn, ella hace las cosas de forma correcta y bien, pero las hace para que, en términos generales, no sea señalada o marginada, las hace para sobrevivir. Ella vive como una actriz que desempeña el papel de feligresa, inquilina, vendedora en una tienda, estudiante y amada para que todo vaya bien, todos estén satisfechos y ella se muestre agradecida a las personas que la ayudan. Pero al mismo tiempo, ella no tiene sentimientos activos hacia ellos: ni amor ni odio. Tony, su novio italiano, la sorprende con su capacidad de empatía. Y eso es algo que prácticamente le falta a ella misma, pues vive en la duda permanente. Él quiere casarse y tener hijos, mientras que ella en realidad no sabe qué quiere para sí misma, ella sabe bien que debe adaptarse a las circunstancias y cumplir su papel y, si es posible, hacerlo bien.

El siguiente punto de inflexión es su regreso a Irlanda por los graves acontecimientos ocurridos. Eilis tiene la oportunidad de volver a las viejas reglas, las que ella conocía. Y ella también las acepta y las ajusta nuevamente.  Sin embargo, la joven que ha vuelto no es la misma que se marchó. Llega a ser extranjera en los dos países, dos mundos: uno que le ofrece una vida mejor, más acomodada pero más libre; y otro con una vida más sencilla pero junto a la familia.

Pero dentro de esta historia de exilio, crecimiento personal y cambios sociales y económicos, Toibin introduce dos elementos que realmente marcan los caminos por lo que Eilis debe discurrir: el amor y la fe.

El amor que la protagonista descubre en Brooklyn gracias a Tony, un italiano de sentimientos sinceros y que no entiende de fronteras ni clases; todo un reclamo a tanta mácula en la sociedad neoyorquina de aquella época. El amor también a su familia que la obliga a volver a su tierra y finalmente ese amor traducido en nostalgia a la tierra que la vio nacer y que se plasma antropomórficamente en la persona de Jim.

Las relaciones por tanto con ambos chicos se presentan como excusa de arraigo. Ella en todo momento muestra una actitud pasiva y hermética ante los sentimientos de ambos pretendientes, pero es tal la necesidad de aceptación y vínculo que permite dejarse llevar con tal de conseguir una referencia sobre la que construir un futuro. Algo lógico si consideramos que el ser humano es un ser social que requiere de la aceptación para establecer un vínculo con su entorno.

Y entre bastidores de esta obra, Toibin nos deja claro que no hay camino correcto si no es a través de la fe y la práctica de una vida basada en la virtud religiosa. Flood es el párroco que encarna estos valores y que guía a Eilis en todo momento, desempeñando un papel fundamental en la vida de la protagonista. El escritor nos traslada un mensaje ciertamente religioso de devoción, esfuerzo, altruismo y abnegación para alcanzar las metas propuestas y además nos propone una visión más moderna y flexible con unos embajadores de la religión en pleno ejercicio de comprensión y razonamiento en las debilidades de Eilis y en las confesiones de sus pecados.

La influencia del catolicismo queda plasmada no solo en la protagonista sino que también la vemos en la propia vida de los habitantes de Enniscorthy y de Brooklyn; la historia nos deja entrever cómo muchos acontecimientos se suceden en torno al calendario litúrgico con festividades señaladas, misas, reuniones y bailes benéficos.

Nos encontramos con una obra con una fuerte base católica donde el peregrinaje, el trabajo, el amor, la familia, la abnegación y la fe son valores predominantes.

Se pone de manifiesto en la novela también la gran diferencia que existía entre Irlanda y Brooklyn en aquélla época. En Irlanda se vivía una gran crisis y los irlandeses tenían que emigrar, mientras que a Brooklyn llegaban personas de medio mundo atraídos por el "sueño americano". El bullicio y el caos continuo de Brooklyn, la forma de vestir y los colores llamativos,  la música, los bailes, los grandes almacenes, etc. contrastan con la tranquilidad, la austeridad, los vecinos entrometidos, las pequeñas tiendas,..., de Enniscorthy. Aunque en ese mundo multicultural también se manifiesten los prejuicios.

El autor logró hacer su “heroína” aparentemente ordinaria y al mismo tiempo la enseña como una persona muy interesante, que es al mismo tiempo buena, y desagradable… y el lector tanto quiere que ella muestre emociones reales hacia uno de los dos hombres tan simpáticos que desean casarse con ella… pero ella no lo hace y no puede hacerlo. Sin embargo, es fácil olvidar que una vez más no le ofrecen la opción de tener relaciones,   sino un papel social nuevo, un lugar en la sociedad. En su vida, Eilis trata de cumplir las expectativas de alguien y trata de no molestar a nadie, trata de no decepcionar a nadie, ella siempre debe cumplir ciertas funciones. Los hombres tienen planes para ella, la madre tiene planes para ella, ambas ciudades tienen planes para ella. La “heroína” no es un sujeto completo de la acción, es el objeto de la influencia de las personas y las circunstancias, esta es la característica principal del "hombre pequeño", que no pueda o ya no quiera convertirse en un sujeto. Eilis es la misma persona como muchas mujeres de su generación. Estas mujeres tenían muy poco control sobre sus vidas y siempre dependen de las circunstancias. Ellas siempre tenían los papeles y sus papeles fueron predeterminados, ellas estaban tácitamente obligadas a actuar sin romper su papel. En el mundo de estas mujeres, sin embargo, había algunas alegrías, impresiones fugaces, las personas queridas,…

El autor toca una serie de temas predilectos: exilio (la tierra, las raíces familiares, el yo interior y la tradición), aquí ampliados con la inmigración en general, identidad, familia e Irlanda. Que además vemos ampliados con otros más concretos de la zona y de la época (aunque algunos de manera simplemente anecdótica): el nacimiento de la sociedad de consumo, la liberación femenina, los derechos civiles de los negros (racismo), la distinción y marginación de clases sociales, la expansión urbanística y ruptura de los guetos, la llamada del sueño americano, el lesbianismo y de lo que pasa cuando un inmigrante es extranjero en sus dos países, e incluso de sí mismo.

Dice el autor: “Otro tema clave en la novela son las cosas que se piensan pero se callan y que pueden llevar consigo una condena. Lo que la novela hace es explotar esa división entre lo que estás pensando y lo que dices. Puedes jugar mucho con el autodominio. Con los niveles de guardar secretos de ti mismo, del mundo. Reservarlos. Y mostrar algo totalmente distinto. La primera cosa que hace mi protagonista es guardar algo”.

Cabe destacar que Tóibín hace un uso intensivo de personajes femeninos con tres únicos personajes masculinos principales representando el amor y la fe y que de una manera u otra dirigen la vida de la protagonista. Sin embargo, a pesar de hacer un esbozo progresista de la vida de la mujer con algunas ideas de integración laboral, estudios, etc, finalmente el escritor retrocede en sus intenciones y plasma una mujer pasiva, plana y decidiendo un destino tradicional que es la de casarse con Tony renunciando a su proyecto laboral (así lo deja ver la protagonista cuando evalúa en la parte final de la novela los futuros que tendría si optara por un chico u otro).

En el final de la novela el autor no deja al lector con una sensación de pesimismo y frustración. Detrás de las descripciones tranquilas de las peripecias de la vida de la protagonista se levanta la América de los años cincuenta: un caldero burbujeante de la vida de personas de todas las nacionalidades y religiones, un país de oportunidades, donde una persona decidida y trabajadora siempre encontrará su camino. Es obvio que cada  elección personal de la protagonista ella lo hace a su favor, con cada nuevo evento ella será cada vez más fuerte y su destino no se ve infeliz. Aunque en la elección que hace al finalizar la novela nos queda la duda de si la decisión la toma ella libremente o es empujada por las circunstancias.

La idea de la novela parte de aquellos años infantiles en que en su casa se hablaba continuamente de Irlanda, cuando Colm Tóibín escuchó que una joven de Enniscorthy había ido a Brooklyn. Esa fue la semilla que tiempo después daría lugar a lo que ahora hemos leído. 

La próxima lectura será de la obra "La Universal", de Toti Martínez de Lezea, y la reunión está prevista para el día 9 de marzo de 2021.

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