La historia la cuenta una
persona septuagenaria, Gabriel, como una especie de autobiografía y de tal
forma que nos recuerda la novela picaresca española. Esta es la parte
inventada, que se irá mezclando con los personajes y los hechos históricos
reales.
El centro de la obra es la
batalla de Trafalgar, que tuvo lugar frente al cabo del que coge el nombre, el
día 21 de octubre de 1805. Es una época de continuos conflictos bélicos entre tres grandes potencias: dos de ellas
incipientes como Francia e Inglaterra y una tercera en pleno declive como
España. Esta batalla es de alguna manera el principio del fin de una época y el
comienzo de una etapa convulsa para el reino español y que en muchos aspectos
marcará la idiosincrasia del país hasta nuestros días, en gran parte debido a
la poderosa propaganda ejercida por ingleses y franceses contra España y que
alimentará la famosa leyenda negra que a día de hoy nos acompaña.
La novela nos cuenta a
través de los ojos de un chico como fue esta batalla. En el momento que recoge
los hechos, este personaje-protagonista, Gabrielillo, aunque en esta novela
hace más que de simple testigo, es un joven a punto de entrar en la
adolescencia, huérfano de padre, criado por su madre, lavandera, que viven
además con un tío que los maltrata, y que hace su vida en los barrios y playas
de Cádiz junto a otros niños, en un ambiente de miseria y picaresca.
Tras la muerte de su madre
y temiendo a la violencia de su tío huye a diversos pueblos cercanos a Cádiz.
Después, ante un posible reclutamiento que se lleva a cabo por las tabernas de
estos pueblos, se desplaza a poblaciones más alejadas, hasta que en Medina
Sidonia es reclutado por una familia pudiente para ponerlo a su servicio, y se
trasladan a Vejer de la Frontera, lugar en el que residen.
El cabeza de familia es
capitán de navío jubilado y curtido en mil batallas, don Alonso de Cisniega,
que lo coge como su ayudante.
Ante la inminente entrada
en conflicto entre las escuadras franco-españolas y la inglesa, el capitán
jubilado y su amigo fiel, Marcial, junto a Gabrielillo, deciden sumarse a la
batalla, pues creen que ellos pueden aportar sabiduría y experiencia a unas
tropas que no ven lo suficientemente preparadas, y menos bajo un mando francés
sin cualificación, como ya ha demostrado en otras ocasiones. Esto con la férrea
oposición de su esposa, Dª Francisca.
El papel de doña
Francisca, como representante de los valores racionales y realistas y de los
que adolecen las sociedades de aquella época (y las actuales también) al seguir
los proyectos de personas megalómanas y ávidas de poder. Sacrificando sus vidas
por intereses ajenos a ellos en pro de unos conceptos ideales patrios que solo
perviven en el subconsciente individual pero que para nada se traduce en el
plano tangible; el pueblo malvive y defiende un honor y unas tierras que creen
ser parte del ecosistema social en el que viven, pero engañados conscientemente
luchan por ellos para dar un sentido a su vida individual.
En este caso, la mujer
Galdosiana, que vive bajo las ataduras del sistema representado por el hombre,
estandarte de los males sociales y patrios, se revela con unos ideales
ligeramente revolucionarios y totalmente realistas. Esta característica se
puede observar en muchas de sus obras literarias.
Ya en uno de los barcos (el
Santísima Trinidad), toman parte en la acción naval de Trafalgar, lo que le permite
a Galdós describir minuciosamente la batalla, cuyo final es trágico para los
españoles, pues acaba con la derrota de la flota franco-española y el triunfo
de la armada inglesa, aunque también con grandes y graves pérdidas.
Gabriel, con Don Alonso y
Marcial, vive la batalla al principio con mucho entusiasmo y alegría, como
espectador, pero se ve involucrado de lleno y entre cañonazos, gritos, sangre y
muerte, siente el horror y el miedo en su cuerpo.
Para nuestros personajes
el resultado es la muerte de Marcial y las heridas de Rafael Malespina y el
resto, magullado pero ileso.
En la primera parte de la
novela, el narrador nos va a ir presentando a él mismo y a los distintos
personajes de ficción que van a intervenir en el episodio, sus pensamientos e
ideas, la situación social y política de la ciudad con el ambiente que se
respira entre sus ciudadanos. Es la parte “humana” como contraposición a la
parte histórica, en la que veremos aparecer personajes heroicos, fechas y datos
comprobables en cualquier tratado de Historia.
Y Galdós nos hace vivir
ese hecho histórico de una forma más dulce, amena, convirtiendo una acción
trágica, viendo la gran cantidad de pérdida de vidas y heridos por ambos
bandos, en un hecho que nos queda lejos, apartado.
Los personajes de ficción
más sobresalientes son:
- Gabriel: es
un muchacho cándido que la experiencia bélica hace brotar el patriotismo en su
corazón, y se deja arrastrar por esas ideas, pero durante la batalla se plantea
que lo mismo piensan los ingleses, y, una vez acabada esta, reniega de la
visión militar de la patria, del odio y de la guerra. Luego, los hechos en los
que se verá envuelto en la corte de Carlos IV le permitirán experimentar el
sentimiento del honor. Ambos, patriotismo y honor, lo redimirán de su condición
de pícaro y le ayudarán a ir adquiriendo sus propios ideales.
- D. Alonso: es
un soñador, pone por delante sus principios y a pesar de estar jubilado no duda
en sumarse a la batalla. Nos recuerda a D. Quijote, y no sólo por el nombre.
- Dª Francisca:
es su mujer. Es autoritaria y realista. Está en contra de las guerras, cree que
los problemas se pueden solucionar de otra forma.
- Marcial.
También llamado “medio-hombre” porque le falta un ojo, un brazo y una pierna.
Tiene un sentido patriótico del deber y fidelidad al amigo (podría ser su Sancho
Panza). Emplea expresiones populares ingeniosas, humorísticas y exageradas, con las que mitiga la tensión de
la batalla. Hace acopio de gran valor y humanidad.
Con este personaje el autor hace un homenaje
a un gran almirante, Blas de Lezo, apodado el "medio hombre" porque
fue perdiendo miembros de su cuerpo en numerosas batallas pero vivió un siglo
antes.
- Rosita: es el
primer amor del narrador, que termina siendo consciente de la diferencia e
imposibles entre clases sociales. También vemos su oposición al matrimonio
impuesto y su elección personal.
- Rafael
Malespina: prometido de Rosita. Es oficial de artillería pero acude al
cumplimiento del deber sin convicción, sabiéndose en inferioridad con los
ingleses.
- José Mª
Malespina: padre del anterior. Charlatán, fanfarrón, mentiroso hasta límites
extremos rayando en lo absurdo, exagerado y con gran imaginación para los
inventos. Con su forma de ser también ayuda a suavizar los momentos más
trágicos.
Se vislumbran retazos de
la patente diferenciación de clases y los derechos y limitaciones de cada una
de ellas. En todo momento Galdós nos deja patente que el mundo de Gabriel es
muy diferente al de sus amos y personajes relacionados con ellos. Él es testigo
de las tribulaciones y preocupaciones de todos ellos siempre desde una
perspectiva sumisa e inferior, siendo muy esclarecedor al final de la novela
con la definitiva aceptación del amor de Rosita y Rafael Malespina y su
imposibilidad de interceder en ese destino ya que su mundo es otro que nada
tiene que ver con aquel que desea.
El soporte histórico que
sustenta la acción novelesca obliga a un desarrollo cronológico de la trama.
Cuando los personajes
principales concretan su anhelo de unirse a la flota, el narrador apunta día
por día lo ocurrido, anotando las fechas. Este recurso sirve para crear un
tiempo psicológico más largo que el cronológico o real.
Viendo los espacios en los
que se desarrolla la obra, en los primeros capítulos privan los espacios cerrados
—la casa de los Cisniega, en Vejer, o la de doña Flora, en Cádiz—, pero una vez
a bordo de la "Santísima Trinidad" prevalece el espacio marítimo, es
decir, abierto. Este corresponde no sólo a la bahía de Cádiz, sino también a
los diferentes pueblos costeros de las inmediaciones.
Los ingleses no dudan,
tras la batalla, en prestar ayuda a los náufragos españoles supervivientes.
También el compadecimiento del vulgo por el dolor que sufren los heridos de la
batalla sin importar la nacionalidad contrasta con la deshumanización de las
pretensiones imperialistas de unos pocos y que dirigen a toda la humanidad con
sus actos. Galdós nos desvela un pueblo mal dirigido por un proselitismo
beligerante y lejos de representar sus intereses. Un pueblo capaz y orgulloso,
pero ciego por embaucamiento y falto de educación.
Rosita y Malespina se
casan y Gabriel es llamado para trabajar en cualquiera de las dos casas en
Medina-Sidonia, pero en el último momento decide dejar a esta familia y
continuar con su vida poniendo tierra por medio. Se va a Madrid donde
continuará contándonos su vida,...
No hay comentarios:
Publicar un comentario