Esta novela fue publicada en el año 1906. Era la segunda que publicaba el autor.
Hans Giebenrath es el protagonista de la historia. Es un joven, huérfano de madre, que vive con su padre, perteneciente a la burguesía, comisionista y agente comercial, hombre gris, que siente veneración por el dinero, respeto a Dios y a la autoridad.
Viven en un pequeño pueblo de Alemania de ambiente rural.
Nuestro protagonista es inteligente, bien dotado para el estudio, obediente a su padre y a las autoridades, educativas y religiosas.
La obra se divide en siete capítulos, versando cada uno de ellos de su propia temática.
Capítulo I. Hans se está preparando para el landexamen. Consiste en pasar un duro examen para poder ingresar en un seminario donde lo prepararán para ser sacerdote. Todo el pueblo lo apoya. Es muy reñido pues de 118 candidatos sólo pasarán 36. Lo pasa mal, pero al final queda en el segundo puesto. Ahora disfrutará de las vacaciones.
Hans nos va mostrando su pueblo y a algunos de sus habitantes.
Cap. II. En el periodo de vacaciones, el párroco y el Director del colegio se encargan de tenerlo ocupado la mayor parte del tiempo estudiando distintas materias: matemáticas, griego, latín, hebreo,...; como adelanto a los estudios en el seminario, privándolo así de sus entretenimientos favoritos.
Cap. III. Se produce la entrada al seminario. Conoceremos el funcionamiento, los dormitorios, las clases, a los compañeros y sus relaciones... Hans entabla relación con Hermann Heilner, su antagonista y complementario, que es aislado y castigado por el resto de compañeros al no aceptar su actitud.
Cap. IV. La relación entre Hans y Heilner pasa por la ruptura y la vuelta a la amistad. El seminario sufre la muerte de un alumno. Heilner, que se rebela ante la rigidez de las normas, es expulsado. Hans cae en desgracia ante el profesorado.
Cap. V. Hans enferma y es enviado a su casa semanas antes de acabar el curso. El Director sabe que ya no volverá. Hans trata de recuperar su infancia, sabiendo que ya no podría volver a ser igual. Ahora sí vamos conociendo con más detalles su ciudad y sus habitantes. Al verse desubicado y menospreciado Hans prepara su suicidio.
Cap. VI. Con la llegada del otoño, los vecinos producen con grandes fiestas y gran algarabía la sidra que beberán durante el año. Hans conoce a Emma, con quien tiene los primeros contactos amorosos que lo sumergen en un mundo nuevo y desconocido que lo llenan de dudas y zozobras.
Cap. VII. Emma ha vuelto a su casa sin despedirse dejándolo abatido. Hans empieza a trabajar de mecánico como única alternativa. Tras una juerga con los compañeros de trabajo todo desembocará en una gran tragedia.
La obra nos presenta una gran dicotomía: vemos la obsesión por conseguir el triunfo académico, aunque este lleve al fracaso de la parte humana, emocional.
La sociedad: familia, autoridades eclesiásticas y educativas, vecinos,..., diseñan la vida de nuestro protagonista destruyéndole su niñez: amigos, juegos, ilusiones, pasiones,..., sólo le han programado obligaciones y la pérdida de su libertad; y Hans al ser participe de esa voluntad se ha convertido en una marioneta. Por eso confluye tan bien con Heilmer, porque este posee todo de lo que él carece, y esa complementariedad lo llevará a su gran amistad.
Por eso, cuando Hans vuelve del seminario lo hace como un fracasado, ha sufrido una degradación social, las mismas puertas que antes se le abrieron por su dedicación al estudio, ahora se le han cerrado, se ha convertido de repente en un ser antisocial, con una vida vacía y una actitud indiferente hacia ella.
Emma lo rescata de su vida sin sentido, se enamora, pero su huida lo devuelve a la vida sin sentido: "...había estado muy cerca de todo lo deseable y toda la magia de este mundo, y se le había escapado a traición".
Termina agarrándose a lo que puede: aprendiz en un taller mecánico...
Al final el interés por Hans vuelve a despertar en la aldea: el interés por la vida que pudo ser y no fue, el hombre de renombre que no logró conformarse. Por medio del personaje del zapatero pero, especialmente, por la tristeza y el dolor presente de forma constante en la obra, el autor arremete contra los excesos educativos y la domesticación inmisericorde del carácter infantil; entona un canto por la vida tranquila, por el amor a la naturaleza, los paisajes, las estaciones, por el disfrute de la vida en cada momento y por el crecimiento personal en libertad. Es bastante esclarecedor el diálogo final entre el padre y el zapatero, rematado con el último comentario: "Quizás también nosotros hemos descuidados muchas cosas, ¿no cree usted?
La novela hace una crítica profunda al sistema educativo por la presión que mete a los estudiantes, la rigidez en el trabajo y la severa disciplina; lo que pretende es tener buenos y disciplinados ciudadanos, educados intelectualmente, pero con la parte emocional y más natural del ser humano totalmente anulada, carentes de libertad, sin imaginación. Además, cuando alguno de los estudiantes no cumple las expectativas que le habían programado, es olvidado, abandonado a su suerte, provocando su caída bajo las ruedas y posiblemente sea aplastado por ellas (Metáfora del título).
La obra puede tener parte de autobiográfica pues el autor también pasó por un seminario que abandonó y también tuvo intenciones de suicidarse.
Novela corta pero intensa, muy triste pero con grandes enseñanzas de nacerán de las reflexiones a la que nos lleva Hermann Hesse con su facilidad a la hora de escribir.
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