Esta obra fue publicada originariamente en el año 1953.
Un narrador anónimo nos cuenta en primera persona un tramo de su vida, como si fuera una especie de diario: un viaje al interior de la selva del Orinoco en busca de unos instrumentos musicales primitivos, que al final se convierte en un viaje al interior de sí mismo. El viaje, que se convierte en una aventura, va infiriendo en el personaje una serie de cambios que desembocan en un estado anímico de felicidad paradisíaca.
El narrador, que es un estudioso de la música y de los instrumentos antiguos, viaja desde el mundo occidental a un mundo desconocido en el continente sudamericano, un lugar "real-maravilloso" de América Latina (como lo llama el autor), donde aparecen árboles gigantescos, naturaleza virgen, selva inexplorada e inexpugnable, fuente de riqueza mineral, con infinidad de colores en árboles, plantas y flores; donde aparece gente sencilla y humilde, pero provistos de una cultura ancestral llena de tradiciones. El narrador enfrenta este mundo con el de la ciudad, representado en la novela por Mouche.
El protagonista, una vez que avanza en el viaje, lo define como un traslado de la ciudad al origen de la civilización, donde cree hallar las raíces del pueblo; aparece una mezcla del siglo XX, la época de la Conquista española, la Edad Media, el paleolítico (las tribus de los indios viven como los hombres prehistóricos),... Nos muestra la contraposición del mundo religioso y el de los no creyentes, como el narrador y algún otro personaje, con respeto.
A la vez el viaje se convierte en una introspección en su vida, un viaje vital y espiritual que lo lleva a tomar una serie de decisiones importantes.
En plena selva inicia la búsqueda del tiempo perdido, que es la búsqueda de sí mismo, de su interior, y él mismo se señala un guión de pruebas a conseguir y superar.
Llega un momento en que cree haberse encontrado consigo mismo, junto con la paz con el mundo. Justo entonces decide volver a la "civilización" por un pequeño espacio de tiempo para buscar algunos materiales. Cuando decide volver encuentra muchas dificultades.
El autor pone en boca del narrador como una especie de reproche: "Los mundos nuevos tienen que ser vividos, antes que explicados".
En la novela aparecen tres personajes femeninos relacionados íntimamente con el narrador: Ruht, su esposa, actriz de teatro, y con la que últimamente convive poco y con la que lleva una vida aburrida y rutinaria, pero que nos mostrará otro aspecto cuando decide romper con ella.
Mouche, su amante, algo esotérica, lectora del zodiaco, a la que considera artificial, vana, aparente, hipócrita, engañosa, con rasgos superficiales y egocéntricos, se rodea de personajes de dudosa formación intelectual o artística, con más apariencia que otra cosa, con un interior débil que muestra su fealdad cuando llegan las dificultades. Momento en el que el protagonista pierde el interés por ella.
Rosario, personaje que conoce en el viaje a la selva, después ella misma se definirá como "Tu mujer". Es la antagonista de la anterior: mujer básica, primitiva, instintiva, verdadera, sincera, representa el mestizaje étnico y cultural, símbolo de la mujer sudamericana.
El autor deja el final de la novela abierto, para que sea el lector el que tome partido por la decisión que tomará al final el narrador-protagonista.
La novela está llena de bellas descripciones de la selva, flora, fauna, paisaje, con sus variadas formas y colores. Nada es lo que parece.
La obra acarrea la dificultad de que el vocabulario y los giros del español-sudamericano no es como el español-peninsular, a lo que une un extenso y rico vocabulario sobre música e instrumentos musicales, la flora y la fauna,... Lo que no quita que se valore muy altamente la riqueza en la construcción y dominio de la técnica literaria por parte del autor.
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