Esta novela fue premio Planeta en el año 2007.
El autor nos habla de su vida, desde que siendo niño se traslada desde Valencia a un barrio a las afueras de Madrid.
A esa edad, unos seis años, el mundo, que a veces escribe con mayúsculas, es su calle y lo que allí ocurre, su colegio y los alrededores.
La Calle es testigo de sus primeros sueños, sus primeras decepciones, de la amistad, del amor, del despertar de la sexualidad, de la muerte y de donde nacen sus deseos de ser escritor. Compara el bisturí eléctrico (invención de su padre), que corta y cauteriza a la vez, con la escritura que va apareciendo en un papel en blanco.
Nos dejará constancia de ese periodo lleno de anécdotas, de los secretos de familia, de sus contactos con los compañeros del colegio con toda su diversidad social, de sus sueños, de sus miedos, en resumen, de "su mundo", pues él mismo es el centro de todo lo que cuenta.
Se ve como un niño, y después como adulto, desubicado, no se encuentra en ningún sitio y por eso siempre está intentado huir, escapar de los sitios, incluso escapar de la vida buscando la muerte si fuera preciso, preferiblemente mediante accidente, a ser posible natural, pues para hacerlo a través del suicidio reconoce que le falta valor.
Una forma de huida se la ofrece la escritura y su poderosa imaginación para inventar historias que le sirvan de evasión, de tal manera que sitúa al lector en el papel de no poder distinguir lo que es real y lo imaginado o inventado.
Él mismo duda incluso de su padre, a veces lo ve como su padre y otras como un hombre; y de su madre, pues es proclive a asumir como propias otras historias escritas que pasan por sus manos.
Con el paso de los años, el autor se da cuenta que pertenece a una familia pobre, sobre todo cuando recibe las burlas de los que son hijos de otra clase social.
En el Millás adulto percibimos muchas de las características que definen su personalidad: es claustrofóbico, hipocondríaco, neurótico, maniático,... Como él mismo dice, desconoce que lo que ahora lo define puede estar provocado por el trato recibido y la vida llevada en su periodo de niñez.
Es una obra muy característica del estilo Millás: las continuas ensoñaciones que hacen apartarse de la realidad, sacar partido de las cosas más pequeñas para construir parte del relato, ser capaz de sacar a relucir el humor en los momentos más trágicos y convertir en tragedia o preocupación los momentos de disfrute.
Un libro para pasar un buen rato, sobre todo los seguidores del escritor, pero quizás flojo para un premio Planeta. Aunque ya sabemos que con los premios...
El autor nos habla de su vida, desde que siendo niño se traslada desde Valencia a un barrio a las afueras de Madrid.
A esa edad, unos seis años, el mundo, que a veces escribe con mayúsculas, es su calle y lo que allí ocurre, su colegio y los alrededores.
La Calle es testigo de sus primeros sueños, sus primeras decepciones, de la amistad, del amor, del despertar de la sexualidad, de la muerte y de donde nacen sus deseos de ser escritor. Compara el bisturí eléctrico (invención de su padre), que corta y cauteriza a la vez, con la escritura que va apareciendo en un papel en blanco.
Nos dejará constancia de ese periodo lleno de anécdotas, de los secretos de familia, de sus contactos con los compañeros del colegio con toda su diversidad social, de sus sueños, de sus miedos, en resumen, de "su mundo", pues él mismo es el centro de todo lo que cuenta.
Se ve como un niño, y después como adulto, desubicado, no se encuentra en ningún sitio y por eso siempre está intentado huir, escapar de los sitios, incluso escapar de la vida buscando la muerte si fuera preciso, preferiblemente mediante accidente, a ser posible natural, pues para hacerlo a través del suicidio reconoce que le falta valor.
Una forma de huida se la ofrece la escritura y su poderosa imaginación para inventar historias que le sirvan de evasión, de tal manera que sitúa al lector en el papel de no poder distinguir lo que es real y lo imaginado o inventado.
Él mismo duda incluso de su padre, a veces lo ve como su padre y otras como un hombre; y de su madre, pues es proclive a asumir como propias otras historias escritas que pasan por sus manos.
Con el paso de los años, el autor se da cuenta que pertenece a una familia pobre, sobre todo cuando recibe las burlas de los que son hijos de otra clase social.
En el Millás adulto percibimos muchas de las características que definen su personalidad: es claustrofóbico, hipocondríaco, neurótico, maniático,... Como él mismo dice, desconoce que lo que ahora lo define puede estar provocado por el trato recibido y la vida llevada en su periodo de niñez.
Es una obra muy característica del estilo Millás: las continuas ensoñaciones que hacen apartarse de la realidad, sacar partido de las cosas más pequeñas para construir parte del relato, ser capaz de sacar a relucir el humor en los momentos más trágicos y convertir en tragedia o preocupación los momentos de disfrute.
Un libro para pasar un buen rato, sobre todo los seguidores del escritor, pero quizás flojo para un premio Planeta. Aunque ya sabemos que con los premios...
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