El martes 28 de mayo nos reunimos el Club de Lectura Concha Méndez en la Biblioteca Pública Manuel Altolaguirre para comentar el libro "Lo bello y lo triste", del autor japonés Yasunari Kawabata, Premio Nobel de Literatura del año 1968.
Aquí os dejo algunos comentarios de la reunión.
La obra trata sobre la decisión que toma una
joven pintora de desarrollar una venganza contra el amante de su protectora,
por una frustrada relación cuando esta era adolescente.
Desde el título la obra nos muestra dos caras
de una misma realidad, de una parte lo bello, que representa la naturaleza, la
belleza de los paisajes, el colorido de los vestidos típicos,…; y lo triste sería
la parte en la que englobamos las frustraciones de las relaciones entre los
personajes y como estos van sucumbiendo a sus pasiones.
Vemos esa dualidad en otros conceptos como la
juventud y la madurez, el placer y el dolor, lo aparente y lo real, el amor y
el odio, el mundo interior y el exterior, la heterosexualidad y la
homosexualidad, la vida y la muerte, la pintura realista y la pintura abstracta,
la profesora y la alumna,… No son ideas excluyentes sino que aparecen juntas, formando
parte de un todo.
Aunque al principio pudiera pensarse que el
protagonista es el escritor Oki, mientras transcurre la historia toman más
protagonismo la pareja formada por la pintora Otoko y su alumna-amante Keiko. Y
esta toma el protagonismo definitivo al llevar a término la idea que había ido
incubando desde que tuvo conocimiento del pasado de su amada.
Como en las obras de Kawabata, tienen bastante
protagonismo los personajes femeninos. Aunque también observamos la sumisión de
la mujer con respecto al hombre, muy patente en la relación del escritor y su
esposa, sobre todo cuando ella tiene que transcribirle la obra en la que él
describe la relación extramatrimonial que mantiene, con todo lujo de detalles.
Vemos el concepto de amor como algo sensorial,
corporal, donde se puede llegar a entender el éxtasis como algo cercano o
relacionado con la muerte, o con el suicidio.
Oki es un prestigioso novelista que toma como
amante a una adolescente de dieciséis años. Esta queda embarazada, pierde a la
hija a la hora del parto prematuro, Oki vuelve con su familia y la adolescente
es llevada por su madre a Kyoto, para alejarla de esa relación.
El escritor publica un libro autobiográfico, “Una chica de dieciséis”, cuyo tema principal
es esa relación, cómo la ha llevado y lo que ha supuesto para él.
Después del paso de muchos años quiere volver a
ver a su amante.
Otoko es esa adolescente que ahora es una
reconocida pintora. Nunca ha querido unirse a ningún otro hombre porque sigue
enamorada de Oki. Es una persona serena, tranquila, amorosa, que vive dedicada
a desarrollar su pintura. Es en este personaje donde más vemos esa dualidad de
lo bello y lo triste, lo positivo y lo negativo que le va ocurriendo a lo largo
de su vida. Es una manipuladora cuando se relaciona con su amante, Keiko, que
hace que esta vaya obsesionándose con llevar a cabo la venganza.
Keiko es una estudiante de pintura que al
conocer algún cuadro de Otoko le ha propuesto ser su alumna y que esta la acoja
en su casa, pues es huérfana de padres y
ahora vive con un hermano con el que mantiene una mala relación. Tras consultar
con este, la acoge y se convierte en su amante. Es una joven muy guapa,
atractiva y sensual, es impulsiva, fogosa, amoral.
Aunque ambos personajes parezcan dos polos
opuestos, se compenetran bastante bien.
En un momento de la trama, cuando Keiko conoce
los detalles de la relación de su amante con el escritor, decide vengarse del
trato recibido por la pintora.
Planea sobre los personajes la idea de
suicidio. Es un tema recurrente en el autor, él mismo acaba suicidándose, así
como algunos de sus amigos. Parece una idea muy unida al espíritu japonés.
Aunque no lo parezca, la sociedad japonesa mantiene una gran influencia
cristiana.
Queda reflejado el amor que siente el autor por
la pintura, ya que habría querido ser pintor, en las continuas referencias a la
pintura y todo lo que la rodea, las técnicas, los bocetos, los temas de los
cuadros,… Aparecen nombres reales de pintores, que utiliza como ejemplos.
Vemos el amor del autor por el Japón antiguo
representado por los templos, los lugares emblemáticos, las tradiciones, los
estudios que realiza el hijo del escritor,…; aunque vemos como convive lo
ancestral y lo moderno.
La obra queda sin un cierre definitivo, es muy
frecuente en el autor que permita al lector continuar imaginando qué puede
ocurrir después de la finalización de la novela.
El martes 18 de junio finalizaremos la temporada con el comentario del libro "El Aleph" de Jorge Luis Borges.
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