Esta obra es una novela corta, o un cuento, pues tiene apenas 100 páginas, del escritor austriaco Stefan Zweig, publicada en el año 1904.
Erika es una joven pianista que vive en una familia, compuesta por el padre y una hermana, en la que solo existe incomunicación y una relación totalmente anodina.
Durante los ensayos que realiza junto a un joven violinista para una actuación conjunta, se enamora de él. Pero es más bien un amor platónico, inocente, de primer amor, que opera más en su imaginación. Son muchos los paseos que dan juntos, pero en sus pensamientos ella no se ve preparada para dar el paso que consolide de forma real esa relación.
A partir de ahí sus deseos y ensoñaciones siempre giran alrededor de ese amor, o más bien a sus indecisiones, a sus dudas, a sus miedos, a no saber qué hacer.
En uno de los paseos, el violinista le confiesa su amor y ella se siente temerosa y huye. Se debatirá durante bastante tiempo entre el deseo de felicidad y el temor, entre la paz y la angustia, la tranquilidad y el miedo, volverlo a ver o permanecer en la incertidumbre. Cuando por fin toma la decisión de verlo, aprovechando que da un concierto, y creyendo que su amor por ella permanece inalterable, recibe el menosprecio y comprueba que ha sido sustituida por otra. Despechada, toma la resolución de entregarse al primer hombre que encuentre. Suerte que da con un joven militar que se compadece de ella.
Erika piensa que nunca volverá a sentir un amor como el que ha sentido por ese joven violinista.
La novela contiene pocos y breves diálogos, las páginas están ocupadas por los pensamientos de la joven enamorada. El autor utiliza gran cantidad de adjetivos vinculados con la expresión de sentimientos contradictorios y emociones de una joven enamorada, y utiliza una narración lírica y bastante poética. Hay que tener en cuenta que es una obra de principios del siglo XX.
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