La última obra comentada, La casa de Bernarda Alba.
La casa de Bernarda Alba. Tiene el subtítulo bastante
significativo de “Drama de mujeres en los pueblos de España”.
La idea pudo surgir de una vecina colindante
que tenían los García Lorca en Valderrubio, llamada Frasquita Alba, y sus
hijas.
La protagonista de la obra es Bernarda, mujer
de 60 años que acaba de enviudar y vive en su casa junto a su madre de 80 años
y con demencia senil, cinco hijas solteras con edades entre los 39 años y los
20, y varias criadas.
Tras la muerte del marido, Bernarda impone un
severo luto de 8 años, durante el cual sus hijas no podrán salir de la casa.
Esto hace que los sentimientos, las pasiones, los conflictos, las relaciones;
se lleven al extremo. En este tenso ambiente absolutamente femenino aparece la
figura de Pepe el Romano (del que sólo aparece en la obra el nombre), un hombre
joven que se convierte en el pretendiente de la hija mayor, Angustias, que es
la más favorecida en la herencia; sin embargo, se siente atraído por la
juventud de Adela, la más pequeña, estando también por medio Martirio, que
anteriormente había tenido un noviazgo que Bernarda había frustrado.
Bernarda representa el autoritarismo, la
represión, el poder, frente a las hijas que tienen diferentes actitudes ante
ella, desde la sumisa, que acata las órdenes de la madre, hasta la que se
rebela abiertamente y muestra su rebeldía y sus deseos de libertad.
También se nos muestra la defensa a ultranza de
la tradición, con su moral estricta junto a la presión social, las diferencias
sociales, el orgullo de la casta; lo que provoca una profunda frustración en
las mujeres de la obra. Este es el panorama en el que se desenvuelve la mujer
española de la época, que se resume claramente con la frase de Bernarda: “Eso
tiene ser mujer”.
También tiene cabida la doble moral, Bernarda
quiere que su familia viva aislada sin saber nada del exterior, pero no para de
preguntar a las criadas qué ocurre fuera, quiere estar informada de todo lo que
sucede en el pueblo, atenta al menor comentario para aportar su juicio de
valor.
Estas situaciones nos las presenta Lorca en un
espacio cerrado, la casa, sin conexión con el exterior, sólo se conoce lo que
cuentan las criadas, en un lugar árido, seco, sofocante, en el que no hay ni río
sino pozos; el río representaría la vida mientras el pozo la muerte, como
aparece en los diálogos: viven con el temor de que el agua esté envenenada.
Siguen apareciendo las ideas de: honra, el “qué
dirán”, la decencia, la apariencia, la represión sexual, la defensa de la
virginidad, las capas sociales, el matrimonio como signo engañoso de liberación,…
Lorca pone en boca de la madre de Bernarda,
dentro de su locura, todas las ideas que albergan las mentes de las hijas:
querer salir, casarse, tener hijos, buscar espacios abiertos (el mar); en
resumen, las ansias de libertad de la mujer.
Las obras han gustado a
todos los asistentes.
El autor plantea
conflictos y enfrentamientos entre personajes de sus historias, pero no hace
valoraciones morales o éticas sobre los comportamientos, ni toma partido por
alguna de las opciones.
Las obras retratan perfectamente
el tipo de sociedad de la época y el papel tan subyugante que la mujer
representaba en él.
No se entra en detalle a
la hora de describir los personajes pues se busca más los estereotipos que representan.
Los decorados son simples
y los ropajes sobrios, pero juega mucho con las luces, las sombras, la
simbología de los colores, los sonidos, los ruidos,…
Se refleja la visión
freudiana de Lorca como surrealista.
Dio vida al drama moderno
de la tragedia griega, modernizándola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario