jueves, 28 de marzo de 2019

La casa de Bernarda Alba. Federico García Lorca

La última obra comentada, La casa de Bernarda Alba.
 
La casa de Bernarda Alba. Tiene el subtítulo bastante significativo de “Drama de mujeres en los pueblos de España”.
La idea pudo surgir de una vecina colindante que tenían los García Lorca en Valderrubio, llamada Frasquita Alba, y sus hijas.
La protagonista de la obra es Bernarda, mujer de 60 años que acaba de enviudar y vive en su casa junto a su madre de 80 años y con demencia senil, cinco hijas solteras con edades entre los 39 años y los 20, y varias criadas.
Tras la muerte del marido, Bernarda impone un severo luto de 8 años, durante el cual sus hijas no podrán salir de la casa. Esto hace que los sentimientos, las pasiones, los conflictos, las relaciones; se lleven al extremo. En este tenso ambiente absolutamente femenino aparece la figura de Pepe el Romano (del que sólo aparece en la obra el nombre), un hombre joven que se convierte en el pretendiente de la hija mayor, Angustias, que es la más favorecida en la herencia; sin embargo, se siente atraído por la juventud de Adela, la más pequeña, estando también por medio Martirio, que anteriormente había tenido un noviazgo que Bernarda había frustrado.
Bernarda representa el autoritarismo, la represión, el poder, frente a las hijas que tienen diferentes actitudes ante ella, desde la sumisa, que acata las órdenes de la madre, hasta la que se rebela abiertamente y muestra su rebeldía y sus deseos de libertad.
También se nos muestra la defensa a ultranza de la tradición, con su moral estricta junto a la presión social, las diferencias sociales, el orgullo de la casta; lo que provoca una profunda frustración en las mujeres de la obra. Este es el panorama en el que se desenvuelve la mujer española de la época, que se resume claramente con la frase de Bernarda: “Eso tiene ser mujer”.
También tiene cabida la doble moral, Bernarda quiere que su familia viva aislada sin saber nada del exterior, pero no para de preguntar a las criadas qué ocurre fuera, quiere estar informada de todo lo que sucede en el pueblo, atenta al menor comentario para aportar su juicio de valor.
Estas situaciones nos las presenta Lorca en un espacio cerrado, la casa, sin conexión con el exterior, sólo se conoce lo que cuentan las criadas, en un lugar árido, seco, sofocante, en el que no hay ni río sino pozos; el río representaría la vida mientras el pozo la muerte, como aparece en los diálogos: viven con el temor de que el agua esté envenenada.
Siguen apareciendo las ideas de: honra, el “qué dirán”, la decencia, la apariencia, la represión sexual, la defensa de la virginidad, las capas sociales, el matrimonio como signo engañoso de liberación,…
Lorca pone en boca de la madre de Bernarda, dentro de su locura, todas las ideas que albergan las mentes de las hijas: querer salir, casarse, tener hijos, buscar espacios abiertos (el mar); en resumen, las ansias de libertad de la mujer.
 
Estas fueron algunas de las conclusiones de la reunión:
 
Las obras han gustado a todos los asistentes.
El autor plantea conflictos y enfrentamientos entre personajes de sus historias, pero no hace valoraciones morales o éticas sobre los comportamientos, ni toma partido por alguna de las opciones.
Las obras retratan perfectamente el tipo de sociedad de la época y el papel tan subyugante que la mujer representaba en él.
No se entra en detalle a la hora de describir los personajes pues se busca más los estereotipos que representan.
Los decorados son simples y los ropajes sobrios, pero juega mucho con las luces, las sombras, la simbología de los colores, los sonidos, los ruidos,…
Se refleja la visión freudiana de Lorca como surrealista.
Dio vida al drama moderno de la tragedia griega, modernizándola.

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