El martes 27 de noviembre se reunió el club de lectura para comentar el libro "El Club de la Memoria" de la autora Eva Díaz Pérez.
Una fotografía antigua hallada de forma azarosa
por una restauradora de la Filmoteca Nacional es el arranque de esta novela que
nos habla de algunas personas que habían participado en las Misiones
Pedagógicas que había instaurado la República y que, excepto uno, acabaron en
el exilio tras la Guerra Civil.
La fotografía recoge a un grupo de amigos, 5
hombres y dos mujeres, que realizan diversos cometidos dentro de las
denominadas “Misiones Pedagógicas” que se llevaron a cabo al inicio de la
República (otoño de 1932) en algunos pueblos pequeños alejados de los focos
culturales que se desarrollaban en las ciudades.
En este grupo en concreto hay diversas
profesiones: maestra, actriz, pintor, músico, fotógrafo, director de cine.
La restauradora, que lleva el hilo narrativo de
la obra y es la única que aparece sin nombre en la novela, al sentirse atraída
por esa foto, empieza una investigación utilizando como base las memorias
escritas por uno de los personajes que había permanecido en España y no había
partido al exilio. Se van componiendo piezas de un puzle con los personajes fotografiados,
que habían “firmado una especie de pacto” en el que cada uno se comprometía a
escribir una memoria personal sobre su vida.
Los huidos al exilio acaban en un campo de
concentración en Francia y desde ahí, con el inicio de la II Guerra Mundial en
Europa, van corriendo diversa suerte: unos luchan en la resistencia en Francia,
otros acaban en campos de concentración nazis, algunos mueren y otros acaban en
México. Es en realidad un reflejo del todo el exilio español.
Los relatos referidos a la Historia, en
general, varían según quien lo cuente, y eso ocurre con la memoria que sirve de
base, que escribe el componente del grupo que había permanecido en España y que
va dando pie a todas las demás. Él mismo nos dice que su historia no sabe si es
cierta o no. Con el transcurrir de la narración lo iremos comprobando.
La segunda de las memorias es un diario que
escribe una componente femenina del grupo mientras está escondida en un refugio
en París, huyendo de los ocupantes alemanes. La redacción de este diario, una
guía de la ciudad de París y algún libro, le ayudan a sobrellevar el
aislamiento y el miedo. En su narración vemos como se confunden la realidad con
los sueños. Esta confusión es algo que también les ocurre a otros personajes y
que aparece en otras novelas.
Otra de las memorias se desarrolla a través de
la correspondencia mantenida entre dos miembros del grupo, que finaliza cuando
uno de ellos descubre la traición que el otro ha llevado a cabo y entonces esta
se interrumpe.
Cualquier soporte vale para comunicar lo
vivido, incluso las anotaciones en un pentagrama. Es el músico. Su sufrimiento
es mayor pues al exilio hay que unirle el paso por un campo de concentración
que termina por sumirlo en una gran depresión.
También la pintura vale para expresar lo que se
siente, incluso cuando el estar lejos de su país le hace desaparecer colores de
su tabla, precisamente los que sirven para representar el color de la tierra,
de su tierra.
No hay nada peor para hablar de memoria que
encontrarse con el que la ha perdido. El personaje que deja constancia de lo
ocurrido mediante las imágenes, el fotógrafo, al que dan por muerto varias
veces, y que acaba perdiendo la memoria. No se sabe si eso es una tragedia o
una salvación.
La desmemoria también puede ser una forma de
aliviar el sufrimiento y puede ser sobrevenida e incluso provocada. La autora
emplea el verbo “desmemoriarse”.
El último personaje es Val del Omar, el único
personaje de la novela que existió en la realidad. Es director de cine e
inventor de diversas técnicas y aparatos para tratar la imagen. Había rodado
varias películas que compusieron el “Tríptico Elemental de España”. También
había grabado varias cintas durante las salidas realizadas con las “Misiones
Pedagógicas” a los pueblos, de las que se desconocía su paradero. La
restauradora, que había realizado su tesis doctoral sobre este personaje,
recibe un impacto al ver, en las memorias que está leyendo, referencias al
director y a ciertas cintas que pueden estar en París. Suficiente para seguir investigando
sobre los personajes de la foto, con sus memorias y documentos anexos.
La investigadora inicia un periplo por los
lugares que han habitado los personajes del grupo de amigos de las Misiones, va
encontrado la variedad de memorias y finalizará en México, cerrando el círculo
que inició en su laboratorio con una fotografía antigua.
Puede considerarse una obra coral, aunque la
restauradora es el hilo conductor de la novela. Esta tampoco escapa de
retratarse con su “memoria”, una más que añadir a las conocidas y que
descubriremos al final del relato. Así se ha convertido en un personaje más. Un
personaje que se libera al dar rienda suelta a la historia que tenía oculta en
la memoria desde su infancia.
Este personaje podría representar a la propia
autora en su papel de investigadora para desarrollar la trama de la novela.
Es una obra que nos habla de destierro,
desarraigo, nostalgia, exilio. Cada exiliado vive sin reconocimiento de nadie y
cada uno con su locura y su pérdida de identidad (“Nadie sigue siendo la misma
persona después de una guerra”). Y aunque el exilio es colectivo (el grupo de
los perdedores), está formado por tragedias individuales. En este es un
reducido grupo de amigos que se comprometen a escribir las memorias de sus
vidas, que acaban repartidos por el mundo, y cada uno la realiza en distinto
formato y en primera persona, lo que le da riqueza a la narración.
La autora menciona muchas palabras y adjetivos
relativos a los olores.
También aparecen muchas referencias a diversos
escritores.
En el binomio de memoria-desmemoria utiliza en
la narración el recurso de mezclar la realidad con los sueños creando a los
personajes, y al mismo lector, una confusión de no saber qué es lo real y qué
lo imaginado o soñado.
Hay referencias a la II Guerra Mundial, como
por ejemplo, los campos de exterminio nazis.
Utiliza la figura de El Greco, con la
confección de una copia de su cuadro “El expolio de Cristo” en el que cambiaron
algunas figuras del cuadro por las caras de los componentes del grupo.
También aparecen referencias musicales, quizás
teniendo en cuenta que uno de los personajes era músico.
Las referencias históricas y culturales dan
veracidad a la obra.
La próxima reunión la tendremos el martes 18 de diciembre. Comentaremos el libro "El jugador" de Fiódor Dostoyevski.
No he asistido a la reunión pero he leído el libro (casi todo) y agradezco los comentarios,siempre aclaran el panorama. gracias!
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