El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 11 de noviembre, en la sede de la Asociación Cultural, comentando el ensayo "El infinito en un junco" de Irene Vallejo.
El ensayo nos
presenta un recorrido por la historia de los libros en el mundo clásico, Grecia
y Roma, desde su nacimiento y evolución a lo largo del tiempo, salpicado de
referencias a la actualidad y comparaciones en las que aparecen, entre otros,
escritores como Borges, Twain, Canetti, Cavafis, Faulkner, Auster,
Pérez-Reverte o Vargas Llosa, y directores cinematográficos como Tarantino o
Scorsese.
Aunque la
idea principal del ensayo es el libro, lleva asociadas otros temas, como la
transmisión oral antes de que dicho instrumento surgiera; la lenta evolución de
la escritura a través de los distintos soportes y utensilios, muy supeditado a
los distintos lugares y a los materiales que se utilizaban; los espacios en los
que los libros se almacenaban, es decir, las bibliotecas, cómo surgen, cómo se
estructuran y organizan, qué personal se encarga y qué uso se hace de ellas, a
veces privado, otras público, otras exclusivo; cómo se destruyen, a veces de
forma accidental, otras deliberadamente, otras veces con saña y odio, como arma
contra el enemigo y contra el futuro;…
La idea de
que el libro, como soporte material, no tiene futuro no es moderna, surge en el
mismo momento en que se crea, porque siempre ha tenido detractores, enemigos,
censores,…, incluso entre algunos cuyas obras fueron publicadas.
La obra nos
hace también una descripción de la vida cultural en la sociedad de Grecia y
Roma, teniendo como hilo conductor la lectura y la escritura. Y a través de
esas descripciones vamos a conocer la vida de las ciudades, sus costumbres, el
concepto de educación y cómo se desarrollan a lo largo del tiempo, las
relaciones humanas y los intercambios entre pueblos y culturas,…
El libro nos
muestra cómo lo ocurrido en tiempos lejanos tiene hondas repercusiones en
nuestras vidas. Lo que nosotros somos ahora, o mucho de lo que poseemos, tiene
su origen en lo que los antiguos descubrieron, y debemos plantearnos que ha de
tener una continuación en el futuro con lo que nosotros seamos capaces de
aportar. Para ello la autora actualiza para nosotros los descubrimientos, nos
ofrece paralelismos y comparaciones para que podamos captar la importancia de
hechos y situaciones, lo sucedido en la antigüedad lo compara con referencias
tomadas de nuestro mundo. Su trabajo y labor didáctica es impecable.
La pasión que
pone la autora en las explicaciones la lleva a imaginar algunos acontecimientos
generados por su imaginación, pero que poseen una gran verosimilitud y guardan
consonancia con la realidad conocida.
A lo largo de
los textos aparecen algunos párrafos en los que irrumpe la autora como
personaje. Entonces el relato se llena de sentimientos y aparece el deseo de
confesar cual es el origen de su vocación y la necesidad de comunicar al lector
ese amor que siente por su trabajo y que da sentido a la obra.
El contenido
del libro se puede considerar también una reivindicación práctica de los
clásicos grecolatinos, así como de la necesidad actual de las humanidades
clásicas para entendernos mejor a nosotros mismos, aunque a veces sea doloroso
de asumir.
También nos
incita a valorar la importancia cotidiana de la transmisión del acervo de
nuestros ancestros y de las labores de mediación llevadas a cabo por
bibliotecas, editoriales, instituciones culturales y educativas; como la
resistencia que supone el cobijo que nos proporciona el saber, alojado en los
libros venerables y en la lectura.
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