sábado, 16 de marzo de 2024

Club de Lectura. Marzo 2024

El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 12 de marzo, en las instalaciones del Centro de Participación Activa Silvestre González de Benalmádena para comentar la novela "La buena suerte" de Rosa Montero.

La novela arranca en el vagón de un tren que hace el trayecto Madrid - Málaga en el que un hombre de poco más de cincuenta años, alto, con el pelo cano y abundante, y buena presencia, viaja observando la pantalla de un ordenador portátil, aunque a veces su mirada parece perdida aunque parezca estar mirando el paisaje a través de la ventanilla.

En una de las breves paradas en una de las estaciones, observa una casa de varios pisos, en un estado más bien deplorable, y en uno de los pisos un cartel antiguo en el que se informa que está en venta junto a un número de teléfono.

Se baja en la estación de Córdoba y, de forma precipitada, decide regresar al pueblo de esa estación dejada atrás.

Llamando al teléfono reseñado en el cartel, negocia en ese mismo momento con el propietario la compra del piso en plena calle, con la presencia de un notario y, con dinero en efectivo obtenido de un cajero, abona la cantidad fijada por el dueño, sin regatear ni un céntimo y sin siquiera ver el interior de la vivienda. Todo esto hace levantar sospechas de que este hombre viene huyendo, o se quiere esconder, de alguien o de algo.

Iremos descubriendo poco a poco a lo largo de la novela detalles que nos aportará datos de quién es este personaje, de su vida, su trabajo, su familia, de cuáles son las circunstancias que lo han hecho recalar en este mísero pueblo casi abandonado en el que va a encontrar a un grupo de personas tan raras y abandonadas como el mismo pueblo.

Otro personaje, que para algunos se puede considerar también protagonista, es Raluca, la vecina de nuestro personaje, Pablo. Trabaja en un gran almacén del pueblo, que a veces parece un centro social, por los vecinos que allí se ven, tiene un pasado bastante complicado, que también iremos conociendo a lo largo de la historia.

Son dos personajes contrapuestos, casi antagónicos. Pablo es dubitativo, su vida ha sido traumática en algunos acontecimientos familiares, desde el papel de hijo hasta el de padre; vive obsesionado con que es incapaz de amar, es ordenado pero un maniático de la limpieza, aunque todo lo arregla con el uso de toallitas húmedas, en lugar de practicar una limpieza a fondo del piso en el que vive. La visión pesimista de la vida lo ha llevado a memorizar  técnicas de supervivencia ante accidentes graves, catástrofes naturales o incluso de otro tipo. Raluca es un personaje que ha tenido una vida, desde su nacimiento, bastante dura, pero saca siempre lo bueno y positivo en todo lo que le acontece, es muy sociable, solidaria y ayuda a aquellos vecinos que lo necesitan. Es una mujer fuerte que enfrenta los problemas de cara, no se achanta ante nada ni ante nadie. Se considera una mujer con suerte, de ahí creemos que surge el título de la novela.

En la novela aparecen otros personajes que pese a ser secundarios aportan una problemática concreta: en la misma vivienda vive un hombre que trabajó desde muy joven en la mina ahora cerrada y que arrastra problemas respiratorios, es gran amigo de Raluca de la que depende mucho; una familia compuesta de madre e hija pequeña, con problemas de convivencia provocados quizás por las adicciones; en el trabajo de la protagonista encontraremos a una compañera bastante chismosa y a un compañero que la requiebra con insistencia a pesar de estar casado; encontramos a un casero tosco y rudo, tacaño, con problemas con el consumo de alcohol y siempre urdiendo planes para beneficio propio; hay una muchacha joven que deambula por el pueblo como alma en pena con característica de “gótica”, que puede ser representativa de unos habitantes que no se caracterizan por la amabilidad, son raros, parecen inexistentes, pues casi no se les ve por las calles, y poco se sabe de ellos, sólo que no son felices. También empezarán a aparecer por el pueblo una serie de personajes extraños y ajenos al mismo y que aportarán algo de misterio, incertidumbre y hasta cierto desasosiego, temor e incluso miedo.

La mayoría de los personajes arrastran secretos que se irán desvelando con el transcurrir de la trama.

Tal como avanza la lectura, se van descubriendo incógnitas que se habían planteado al principio de la historia: ¿Quién es Marcos? ¿Por qué se escapó o huyó? ¿A dónde?

En la novela aparecen algunos puntos relevantes:

La baja autoestima o el abandono, de la que vemos la evolución que sigue en el protagonista, hasta el punto de dejarlo prácticamente inhabilitado. Sus dudas y miedos lo superan, vive aterrado. Daña y preocupa a los que viven a su alrededor.

Aparecen algunas pinceladas del sistema de funcionamiento de la policía, con alguna sorpresa al final.

El maltrato familiar, sobre todo en las relaciones madre/hija, con las terribles consecuencias que acarrea.

El maltrato como consecuencia del racismo, la discriminación, la xenofobia, con la mezcla de la ideología política.

Los problemas del alcoholismo en algunos de los personajes que provocan actuaciones incívicas o accidentes no deseados. También se puede incluir aquí el consumo de algunas drogas, con la misma problemática.

La autora juega con el nombre del pueblo, Pozonegro, y sus características de oscuro, sucio, destartalado, abandonado,…, para hacer un símil con las características del estado de decaimiento en el que se encuentra el protagonista. También utiliza la figura del tren, cuyas vías están prácticamente pegadas al piso del protagonista, como metáfora de las oportunidades que aprovechamos, o las dejamos escapar, a lo largo de nuestra vida, tesitura en la que se encuentra Pablo y de la que no sabe o no se atreve a salir.

La autora también pone en los pensamientos del protagonista una serie de historias escabrosas y violentas, todas ellas reales como nos aclara al final de la obra, muy en consonancia con el estado en el que este se encuentra.


La próxima reunión está prevista para el día 9 de abril para comentar las obras: "Maldito tiovivo" y "La broma de Dios" de José Melero, con la participación del propio autor.

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