El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 13 de febrero, para comentar la novela "Baila, baila, baila" de Haruki Murakami.
La novela forma
parte de una trilogía y es una continuación de La caza del carnero salvaje, publicada en 1982, en la cual el
personaje del “hombre carnero” cobra vida a partir de una valla publicitaria.
La trama se mueve
entre el objetivo del narrador de encontrar a una joven con la que tuvo una
breve relación amorosa y el encuentro con un personaje entre surrealista y
onírico al que llama el “hombre carnero”. Esto se mezcla con una investigación
policial de un asesinato que aporta un toque de novela negra y cierto interés a
la lectura.
El narrador
de la novela es un personaje que se dedica a escribir en diversas publicaciones
de temática variada, un redactor freelance (todoterreno o “un quitanieves
cultural” como se define él mismo), lo mismo te hace una guía turística que una
valoración de restaurantes de una determinada localidad zona. De él
desconocemos el nombre, que no aparece en toda la historia.
La historia
comienza en el año 1983. En la cabeza del narrador empiezan a aparecer unos
recuerdos que lo atan a la ciudad de Sapporo, alejada de Tokio, donde vive en
ese momento, y más concretamente de un hotel, el Hotel Delfín, donde unos años atrás vivió una breve
historia de amor con una prostituta, a la que no ha vuelto a ver, y a la que se
siente atado pues es quien lo une al mundo real, ya que en su vida solitaria,
su esposa lo abandonó para irse con otra persona, hay momentos en los que es
difícil distinguir qué es real, qué es fantástico, qué es onírico,...
Al llegar a
Sapporo, descubre que el hotel cutre que él conoció se ha transformado en un gran
hotel con todo lujo de detalles, modernos y sofisticados, aunque mantiene el
mismo nombre, algo que le escama, más aún cuando ningún empleado del
establecimiento es capaz de darle una explicación convincente de ese hecho.
Queda
decepcionado pues con el hotel ha cambiado todo el entorno y así será difícil
que pueda conseguir lo que vino a buscar: conectarse con su pasado.
En los días
que permanece alojado en el hotel, van a ocurrir varios hechos que darán un cambio
a su vida: conocerá a una de las recepcionistas, en la que descubrirá algo que
le hace pensar que los une cierta afinidad de carácter y en la forma de pensar;
un hecho extraño y surrealista ocurrido en las dependencias del hotel, primero
a la recepcionista y después a él mismo; se verá “casi obligado” a viajar en su
regreso a Tokio cuidando a una joven de 13 años, olvidada por su madre en el
hotel, con la que empezará a verse posteriormente con cierta frecuencia forzado
por las circunstancias familiares que ella arrastra; volverá a reencontrarse
con un compañero de estudios que ahora es actor;…
Una vez en
Tokio, entrará en contacto con su antiguo compañero pues en la película que ha
visto mientras estaba en Sapporo también actúa brevemente la prostituta a la
que había ido a buscar. Irá descubriendo que ambos tienen muchas cosas en común
y que la admiración que siente por él, o quizás cierto miedo, lo llevará a
tener algunas complicaciones con la policía.
Conocerá a
los padres de la joven a la que ha tenido que acompañar en el viaje de vuelta.
Los dos son bastante excéntricos, a la vez que egocéntricos, y sin que ninguno
quiera asumir la responsabilidad que les corresponden sobre el cuidado y
educación de su hija que, sin pretenderlo, quieren endosársela a él.
Las
circunstancias lo irán llevando a tener la necesidad de volver a Sapporo a
seguir buscando algo, aún no sabe qué, quizás sea un nuevo encuentro con la
recepcionista, quizás volver ver al hombre carnero, quizás algo nuevo y
distinto,…; pero lo que sea ha de ser con premura.
El final de
la novela se precipita con el mismo tono que ha transcurrido toda la historia,
mezclando realidad y ficción, o sueño, dejándonoslo abierto para que el lector
obtenga sus propias conclusiones. ¿Es el mundo real o soñado? Podemos responder
que es el “mundo Murakami”, lo que define su manera de escribir, de contarnos
sus historias, lo que caracteriza a la mayoría de sus novelas.
La trama se
mueve entre el presente y la continua búsqueda o referencia al pasado, así como
la continua ambigüedad entre sueño y realidad, llegando en algunos momentos a
solaparse confundiendo al lector.
Los
personajes de la novela tienen en común la “pérdida”, todos viven en soledad
porque han perdido algo o aún no han encontrado lo que buscan, por eso todos
son infelices, o al menos no son felices y viven desamparados, se muestran sin
sitio en el momento que viven y parece que buscan algo que no saben qué es, o
es imposible de hallar, y nada de lo que hacen les proporciona ni paz ni
felicidad.
El narrador
de la historia, como el escritor
consagrado, son dos proyecciones del propio autor, (el nombre de segundo es el
mismo que el autor sólo que con las letras cambiadas) que puede pretender
mostrarnos o bien dos modelos, o dos momentos de la creatividad literaria.
La
introducción de la investigación policiaca aporta a la trama un toque de novela
negra y un punto de interés que rompe la monotonía de las reflexiones y
pensamientos del narrador. Al final los asesinatos quedan sin resolver y el
interés se desvía hacia la corrupción policial y política, lo que sirve para
mostrar el ambiente social en el Japón de
la época, unido al concepto de éxito o fracaso en dicha sociedad, el
enfrentamiento entre lo material y los valores tanto humanos como familiares, algo
que apreciamos muy bien en la vida que lleva su amigo actor en comparación con
la suya como ejemplo.
Entre la
variedad de temas que trata aparecen: la coherencia a la hora de enfrentarse a
la vida y convivir en sociedad, la especulación urbanística y la corrupción que
lleva asociada, la obligatoriedad de la enseñanza pública, la responsabilidad
parental o el maltrato escolar.
La música
está presente, como en casi toda su obra, con las preferencias musicales propias
del autor y unidas a lo que se oía en cada época, de ahí los diferentes gustos
que muestran el narrador, su amigo y la joven a la que acompaña. Aparecen desde
los más variados temas de jazz, hasta de rock clásico, y los más variados
intérpretes de cada momento. Todo muy acorde con las costumbres del autor, que
llegó a tener un bar durante varios años donde se oía música de jazz. Llama la
atención que todas las referencias son occidentales, no se menciona ningún músico,
grupo o título japonés.
También como
característico de su obra, aparecen bastantes escenas de sexo.
Apreciamos
sus profundos conocimientos y basta cultura con las variadas referencias a
otras obras u autores, como por ejemplo, El
proceso de Kafka, Alicia en el país
de las maravillas,… También menciona a jóvenes escritores que terminaron
suicidándose; así como a películas o actores concretos, vertiendo opiniones
sobre ellos.
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