El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 9 de enero, para comentar la novela "La puerta" de Manel Loureiro.
La novela podemos
considerarla de género negro con tintes fantásticos.
En la novela
nos vamos a encontrar con dos historias que al final convergerán.
En una zona rural del
interior de la provincia de Pontevedra, en la cima de un monte, existe un
monumento megalítico sagrado para la cultura celta, que se denomina Porta do
Alén (Puerta del más allá), lo que ya da idea de la relación con la muerte. Es
un territorio donde abundan los bosques umbríos, la naturaleza frondosa,
gracias a las persistentes lluvias, y los pueblos pequeños con pocos habitantes
gracias a la despoblación.
La zona empieza a ser
visitada gracias a los trabajos llevados a cabo para la instalación de
aerogeneradores y las visitas para su mantenimiento.
La otra historia la
protagoniza Raquel, una policía del equipo especial de inspecciones oculares de
la guardia civil de Madrid que tiene un hijo con una grave enfermedad al que le
han diagnosticado unos pocos meses de vida. Ante esa negra perspectiva, busca
posibles soluciones, por muy descabelladas que sean. A través de internet
encuentra lo que puede ser una solución a través de pacientes que han sido
curados después de haber sido desahuciados por la medicina sanitaria oficial.
Raquel, aunque llena de
dudas, acepta poner a su hijo en manos de una menciñeira (una mezcla de bruja, curandera
y herborista), lo que la hace pedir el traslado a un puesto de la Galicia rural
e interior, ante la incredulidad de sus compañeros de trabajo.
Desde el principio
aparecen los dos primeros problemas: el lugar de trabajo, un destartalado y
ruinoso cuartel, está en las antípodas de su despacho de Madrid, no sólo por la
carencia de medios y de personal, sino porque elementos tan básicos como
conexión a internet, o el mismo suministro eléctrico, se cortan con bastante
frecuencia. El segundo, y para ella más grave, es que la curandera ha
desaparecido sin dejar rastro.
Gracias a la intervención
de su jefe de puesto, es alojada en una mansión antigua, la Casa Grande de
Fosco, habitada por una mujer mayor que vive sola, en una aldea de muy pocos
habitantes, todos mayores, y que apenas se ven por las calles. Nada raro con el
tiempo lluvioso y tormentoso que nos va a acompañar a lo largo de casi toda la
novela. La anfitriona cuidará del hijo de Raquel como si fuera su nieto y él
lleva esa relación bastante bien.
En la comisaría le asignan
como compañero a Juan, que no da buena imagen de policía pero es bastante intuitivo,
resolutivo y con quien Raquel creará un gran vínculo afectivo.
Nada más conocerse, han de
ponerse a investigar la muerte de dos personas, algo absolutamente llamativo en
un lugar en el que nunca pasa nada, excepto la discusión acalorada de dos
vecinos. De entrada, los dos asesinatos tienen motivaciones diferentes: una de
ellas, la joven, parece una muerte ritual; el otro da la impresión que estaba
en el lugar equivocado en el momento que no debía. Raquel la conoce a ella,
pero se guarda esa información igual que se ha guardado el problema que tiene
con su hijo y el motivo por el que ha llegado hasta aquí; él era uno de los
técnicos que acudieron a reparar uno de los aerogeneradores situados en la cima
del monte en el que se halla la Porta do Alén.
Raquel empieza a
preocuparse al no poder estar más tiempo con su hijo, fuente principal de sus
desvelos y de sus intereses, y los acontecimientos que están ocurriendo a su
alrededor, lo que la hace empezar a sospechar sobre la posible conexión de su
presencia en el lugar al que ha llegado, el asunto del tratamiento de su hijo,
al que se le acorta el tiempo de vida, y la desaparición de la menciñeira.
La investigación toma otro
cariz cuando descubren las investigaciones llevadas a cabo por un antiguo
miembro de la comisaría obligado a dejarlo todo.
Es entonces cuando Raquel
decide contárselo todo a su compañero Juan, la búsqueda de tratamiento para la
enfermedad terminal de su hijo, la desaparición de la curandera, la posible
conexión de las muertes,… Entonces dan un giro a la investigación y los
acontecimientos se aceleran hasta llegar a una extraña y sorprendente solución
final en al que se mezcla realidad, magia, ficción y ese mundo mágico tan unido
al mundo gallego.
El autor nos retrata esa
Galicia profunda y rural, con una atmósfera gris, tormentosa, lluviosa y oscura,
un ambiente continuamente húmedo y rodeado de niebla, pequeños pueblos
deshabitados y casi abandonados que empiezan a derruirse, vecinos que esconden
multitud de secretos; vemos como la naturaleza da forma a unas rocas hasta
rodearlas de misterio para hacernos creer una historia en la que se mezclan los
vivos y los muertos, para hacer creíbles leyendas ancestrales, en las que la
magia aparece en cualquier rincón,… Todo este conjunto podemos considerarlo un
personaje más por su protagonismo en la historia.
Es una novela
en la que el ambiente es lúgubre y a veces raya en el terror.
El autor, al
ser gallego, maneja perfectamente las situaciones en las que aparece esa climatología adversa y extrema, hasta el punto
que el lector puede sentir más temor de esa naturaleza húmeda que de la
actuación de algunos personajes, tanto reales como mágicos.
La próxima reunión programada será el día 13 de febrero para comentar la novela "Baila, baila, baila" de Haruki Murakami, en la sede de la Asociación a las 18:00 horas.
Siento que no pude asistir a la reunión y debatir con todos la novela "La puerta".
ResponderEliminarHe de decir que a mí me gustó mucho, que me resultó muy amena e intrigante. Se nota perfectamente que el autor conoce bien el territorio y las leyendas que por allí abundan. Yo he conocido un lugar parecido llamado "Peña tú" y realmente son lugares cargados de magia y que invitan a imaginar historias. En este caso de La puerta, el autor le saca mucho partido y consigue un resultado extraordinario, por lo bien engarzado que nos presenta la historia, por lo emotivo, por la humanidad con que retrata a los personajes y porque capta perfectamente nuestro interés.