miércoles, 25 de octubre de 2023

Conversación en La Catedral. Mario Vargas Llosa

La novela fue publicada en el año 1969.
Es la tercera novela del autor. Está dividida en cuatro partes. En ella nos va a mostrar el Perú bajo el gobierno dictatorial del general Manuel A. Odría entre los años 1948 y 1956, a lo que se llamó el "ochenio".
El protagonista se llama Santiago Zavala, aunque sus amigos lo llaman Zavalita. Pertenece a una familia pudiente. Su padre, D. Fermín Zavala, apodado Bola de Oro, es un empresario, siempre entre los círculos del poder y la conspiración, que hace muy importantes negocios con el gobierno utilizando a algunos de sus miembros, convirtiéndose en el principal suministrador de materiales provenientes de sus laboratorios. Abunda la corrupción.
Santiago está casado, vive humildemente y trabaja en un periódico. Cuando va a recoger su perro de la perrera, se encuentra allí con Ambrosio, una persona que había trabajado de chófer para su padre. Van a tomar una copa y entablan una larga  conversación  en un bar cercano que ostenta el nombre de La Catedral. Durante ese tiempo van a recordar lo que fueron sus vidas, que transcurrieron unidas a la vida del país.
Santiago inicia sus estudios de Derecho en la Universidad de S. Marcos (sus padres preferían la Universidad Católica), donde existe una fuerte oposición estudiantil contra el gobierno.
Allí coquetea, junto a un grupo de estudiantes, con su entrada en el Partido Comunista (prohibido en el país) y aparecen sus primeros deseos amorosos. En él todo son dudas, mundanas y existenciales. Algo que lo caracterizará a lo largo de su vida.
Mantendrá una pugna continua con su padre, que lo quiere trabajando con él y con su hermano en su entramado de empresas.
Va a aparecer otro personaje importante en la historia: Cayo Bermúdez, hijo de un afamado prestamista con el que acaba enfrentado por discrepancias a la hora de elegir esposa. Es llamado al gobierno por un amigo de infancia que ahora es ministro. Recibe el encargo de eliminar cualquier oposición al presidente. Y se toma su trabajo muy en serio: redadas en la universidad, destrucción de los sindicatos, cierre de publicaciones, control y manejo de la prensa, depuración de la administración, manipulación de informes, intento de tener acceso a los archivos secretos de la seguridad militar, manipulación de elecciones, represión continua,,..
Cayo monta una casa a la que se lleva a su amante (lesbiana) y en la que organiza comidas y fiestas por las que pasan políticos, empresarios, personas relevantes de la sociedad peruana que le sirven de fuente de conocimiento para sus posteriores actuaciones y chantajes, a través de su grupo de presión. Lo controla todo. El personaje es el representante, el rostro visible, de toda la corrupción del gobierno del general Odría, pero también nos mostrará la baja moral de todos sus miembros.
En una de sus redadas han detenido a Santiago. Esto le sirve de excusa para presionar a su padre, que entonces descubre que lo están vigilando.
Santiago es puesto en libertad pero abandona su casa, los estudios y al grupo de estudiantes. Con la ayuda de su tío entra en el periódico. Comienza a relacionarse con otro gremio característico, con su propia problemática, como son los periodistas.
Cayo llega a ministro del gobierno y cree tenerlo todo controlado bajo su poder, pero va creando un grupo cada vez más numeroso de enemigos. En una de las reuniones del grupo conspirador todo se viene abajo, parte de sus colaboradores lo han traicionado y lo hacen caer. Abandona el país. Todo lo que funcionaba a su alrededor se desmorona y empiezan a llegar las consecuencias, como le ocurrirá a su amante.
En su trabajo de periodista, al cubrir la investigación de un asesinato, Santiago descubre detalles de la vida de su padre que desconocía. Esto le hace acercarse a él y a su familia, pero dejando claro que seguirá con su vida independiente.
Conoce accidentalmente a una joven con la que decide casarse a espaldas de su familia. Su madre no se lo perdona y agrava la tensa relación que ya tenía con él. Él tampoco asiste a las bodas de sus dos hermanos, lo que le cuesta alguna discusión con su mujer.
Una vez muerto el padre, la familia se reconcilia. Su hermano mayor lo cita para hablar de la herencia, Santiago vuelve a insistir que no quiere nada de la familia, lo que provoca el enfado de su mujer recordándole en las pésimas condiciones en las que viven.
La vida de Santiago podríamos resumirla en una pregunta que se hace al inicio de la novela, que se ha mantenido como emblemática para definir la situación de crisis política en que vive casi permanentemente el país, y que se podría aplicar él mismo: ¿En qué momento se había jodido el Perú? 
El otro contertulio es Ambrosio, un pobre hombre que utilizan para todo: chófer (primero con Cayo, después con D .Fermín), miembro del grupo represor de Cayo, esclavo sexual,... Uno de los personajes femeninos lo define como una persona humilde y servil que deja que lo humillen y que abusen de él.
En la novela, que describe la vida en diferentes clases sociales, representaría la parte más baja del escalafón, junto con la persona con la que llega a convivir, que trabaja de criada, en laboratorio, siempre fiel a sus empleadores y siempre malviviendo, salvada por los de su misma clase.
El interés de Santiago por Ambrosio, además del cariño que le profesa, es conocer de primera mano muchos de los secretos familiares que desconoce pero que Ambrosio, fiel a su lealtad al padre es reacio a contar.
Ambrosio se pasa su vida de un lugar a otro para sobrevivir, huyendo por las circunstancias por las que se ve rodeado, llegando incluso a renunciar a sus raíces. Como final de su conversación y como perspectiva de futuro, cuando se despide de Santiago deja la afirmación: "Trabajaría aquí, allá, a lo mejor dentro de un tiempo había otra epidemia de rabia y lo llamarían de nuevo, y después aquí, allá, y después, bueno, después ya se moriría ¿no, niño?".
Los escenarios de la novela se enclavan en Perú, pero principalmente en la capital, Lima, y después algunos pueblos como Arequipa, Pucallpa, Ica, Ancón,,..
La novela encierra un misterio, o secreto, que es el que persigue Santiago en su conversación con Ambrosio. Este secreto será empleado por algunos personajes para planear sus chantajes. Al finalizar la novela, al lector le quedarán algunas dudas sobre diversos hechos acaecidos a lo largo de ella y sacará sus propias conclusiones.
Una muy buena novela, que nos cuenta la historia de un doble fracaso. Aunque al principio aparezca un caos en el que las conversaciones se entremezclan, las historias de los personajes se pisan, se duda de qué personaje interviene,...; pero a lo largo de la trama todo irá adquiriendo sentido, se unirán las historias, aunque en el fondo sigamos pensando al igual que el autor: ¿En qué momento se había jodido el Perú? ¿En qué momento se había jodido la vida de Zavalita?

miércoles, 11 de octubre de 2023

Catedrales. Claudia Piñeiro

El Club de Lectura Ben-al-Arte ha programado para el día 14 del mes de noviembre de 2023 la lectura de la novela "Catedrales", de Claudia Piñeiro.

La reunión se iniciará a las 18:00 horas, en el local de su sede. La asistencia es abierta hasta completar aforo.

Este es el cartel anunciador.

Club de Lectura. Octubre 2023

El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 10 de octubre, para comentar la obra "La mujer del provenir" y "La mujer de su casa", de Concepción Arenal.

Aquí podéis leer parte de los comentarios aportados por los participantes en la reunión. 

Las obras son dos de los ensayos que tuvieron más repercusión en la sociedad de la época, segunda mitad del siglo XIX.

Como nos apunta el editor de las obras, recogen los temas que más interesaron a la autora a lo largo de su vida: la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, la reivindicación de la igualdad jurídica y la equiparación en el derecho a la misma educación de la que gozaban los hombres.

La autora no tuvo dudas a la hora de enfrentarse a la sociedad del momento, con sus prejuicios de género dominantes, como por ejemplo el que cree que el único oficio de la mujer era el de ser buena madre y esposa. La autora hace una valoración del papel de la mujer del momento. Ni siquiera la Iglesia le da un puesto en su organigrama a la Virgen, que fue madre de Dios, mártir y santa. Como resumen nos dice que la mujer está destinada a ser reina o estanquera, pero un puede ocupar ningún puesto intermedio. Ante la ley tiene menos derechos pero los mismos deberes y penas que los hombres.

Cuando inician la educación, no existen diferencias entre niños y niñas, estas surgirán después cuando la mujer es alejada de la formación, porque la diferencia entre hombre y mujer sin educar sólo está en la fuerza física.

La valoración moral que hace de la mujer es que la equipara a la bondad y esta con sensibilidad, concluyendo que la mujer es más paciente, más sensible y más compasiva. La mujer que carece de educación es menos violenta, el sentimiento religioso la vuelve temerosa, virtuosa, no propensa al suicidio, pero abocada al camino de la tristeza.

La mujer no puede mostrar su valía al tener vedado los caminos de la educación superior y carecer de oportunidades para ejercitar su inteligencia, aun demostrando que no es inferior al hombre, al contrario de lo que ocurre en EEUU donde, con el esfuerzo de algunos hombres, se las integran en colegios de estudios superiores.

Defiende que la mujer ha de tener todos los derechos civiles, también el derecho a ejercer todas las profesiones y oficios que no repugnen a su natural dulzura. La ley prohíbe a la mujer el acceso al mundo del trabajo, sólo ejercen unas pocas profesiones: enseñar las primeras letras, estanquera,… Cuando no encuentran solución para sobrevivir, acaban en el mundo miserable de la prostitución. Por tanto, el destino de la mujer sólo puede ser el matrimonio, al que llegará por necesidad más que por amor. Si tuviera medios para subsistir podría elegir.

La naturaleza ha hecho a hombre y mujer diferentes, pero la sociedad los convierte a veces en opuestos.

Ante este panorama, la autora anima a pedir educación para la mujer a la vez que derecho al trabajo. Hay que acabar con “¿Qué entendéis las mujeres de esto?” y dejar que opinen, no se puede equiparar el silencio a bienestar.

La mujer que no satisface sus necesidades morales e intelectuales corre el riesgo de caer en tedio, abrir los oídos a voces tentadoras, si es devota acabará siendo beata, se disipará en lujos y diversiones o acabará siendo desgraciada, convirtiéndose en una mujer fastidiada y fastidiosa.

A la mujer se le niega el saber, los libros y, sin embargo, se le deja leer novelas y lecturas frívolas que al final le hacen más daño.

El hombre recogerá en sus hijos las consecuencias de la degradación intelectual de la mujer, desde la calidad de su embarazo y las consecuencias derivadas de la elección de los estudios del hijo si además no la dejan opinar.

Sobre la mujer también recae la conservación y transmisión del fervor religioso en el hogar, que puede peligrar si está instruida.

Bien es verdad que a medida que el hombre se ilustra, deja de ser el salvaje antiguo y mejora la condición de la mujer.

En España ha habido progreso desde el pasado o en comparación con otros lugares del mundo, pero en este momento sólo deben existir las diferencias con el hombre marcadas por la propia naturaleza y no por las leyes.

Si al hombre y a la mujer les va mal la sociedad también irá mal. Además de la formación profesional, el hombre ha de poseer moralidad, honradez, sentimientos, noble orgullo,…, y eso viene inculcado por la mujer (madre, esposa, hija,…), por lo que debe estar instruida.

El hombre suele acudir al matrimonio cuando es capaz de sostener una familia, la mujer lo hace de forma precoz, es su única salida, a veces incluso forzada por la familia. Son matrimonios débiles que dan lugar a sociedades debilitadas. Supedita el progreso de la civilización al acceso de la mujer a la educación intelectual.

Nos dice que la mujer podrá acceder a cualquier oficio o profesión que no necesita mucha fuerza bruta, pero emplea algunos prejuicios con algunas profesiones. También piensa que no tiene por qué modificarse el carácter de la mujer porque esté instruida, ni le afectará para que pueda desarrollar sus trabajos en el hogar el que realice otras tareas. Tampoco es incompatible para desarrollar el amor maternal, que la autora defiende con una literatura exaltada. Y los hijos saldrán ganando.

Hace una defensa de la mujer soltera, pues no se puede ver a la mujer sólo como un ser reproductor. Esta ejerce su espíritu maternal a través de múltiples actividades sociales: cuidando a los hijos de otras mujeres, en los centros de acogida, en instituciones religiosas y laicas,…, dispuesta siempre a sacrificarse por el bien de los demás.

La mujer de su casa se desvive por la familia dentro de ella pero no se preocupa por lo que ocurre fuera. En las cuestiones sociales participa como mera espectadora pero sí deja aflorar su influencia moral que condiciona el devenir de la sociedad. El ideal de la mujer que sólo se preocupa por su casa y los suyos tiene poco que ver con la sociedad moderna.

La autora no ve bien que la mujer participe en política por la pasión que le pone al desconocer las normas que la rigen, convirtiéndola en fanática, al igual que su fanatismo religioso, influyendo negativamente en el hombre, fanatizándolo a su vez.

La virtud de la mujer se fortalece cuando participa en actividades de cooperación, así conocerá qué acaece en la sociedad y formará parte de la opinión pública y sus objetivos.

Al aumentar las poblaciones y el progreso, aumentan los problemas, aumentarán las leyes y los delitos. Debe existir un orden moral y será necesaria una colaboración a la obra social en la que habrá que incluir a la mujer para que no sea una rémora.

Los que se oponen a que la mujer realice ese trabajo social dan tres razones: 1) Falta de tiempo para la casa. 2) Imposibilidad de ocuparse de las cosas grandes, las de los hombres, y de las pequeñas, las exclusivas de las mujeres (manuales). 3) Las virtudes sociales de la mujer perjudicarían a las domésticas.

La autora razona contra esa creencia y justifica la participación de la mujer.

Muchos hombres pretenden que la mujer se instruya para que sea capaz de llevar mejor la casa y ser buena madre, perpetuando ese papel en sus hijas. Empequeñecer a la mujer y pretender que sea grande como madre tiene sus contradicciones. Se ha de procurar formar de forma total al hombre y a la mujer. La fortaleza o debilidad de los hijos vendrá dada por el trato que reciban de su madre.

La mujer es constreñida a su casa, lo que provoca en ella el tedio, se le limita su vida física, moral e intelectual, lo que la debilita. No puede salir entonces una mujer fuerte.

La mujer ha de ser fuerte en la gestación. La mujer resiste mejor el esfuerzo continuado, mientras que el hombre resiste peor el dolor físico, es mal enfermo.

Pone ejemplo concreto de la intervención de la mujer de manera efectiva y después ser olvidada en los reconocimientos.

Debe procurarse que la inteligencia del hombre progrese cultivándola y que la mujer sea fuerte.


La próxima reunión está prevista para el martes 14 de noviembre para comentar la novela "Catedrales", de la autora Claudia Piñeiro.