martes, 21 de marzo de 2023
Poema Gigante
jueves, 16 de marzo de 2023
La bibliotecaria de Auschwitz. Antonio G. Iturbe
El Club de Lectura Ben-al-Arte ha programado para el día 11 del mes de abril de 2023 la lectura de la novela "La bibliotecaria de Auschwitz", de Antonio G. Iturbe.
Club de Lectura. Marzo 2023
El Club de Lectura "Ben-al-Arte" se reunió el martes 14 de marzo, para comentar la obra "Los versos de la medusa", de Víctor Frías Jiménez, con la asistencia del propio escritor para departir con los lectores.
La novela narra la vida de varios personajes, con dos de ellos, mujeres, en el centro de la trama, con hechos que ocurren con quince años de diferencia.
Las acciones se desarrollan mayoritariamente en la ciudad de Málaga, en la barriada de Pedregalejo, en el paseo marítimo, aunque también aparece una ciudad pequeña del interior de España sin identificar en la novela.
La historia
comienza cuando se conocen las dos protagonistas: una está de vacaciones con su
padre en la ciudad de Málaga, la otra ayuda a su padre en uno de los
chiringuitos del paseo marítimo de la ciudad. Ambas acaban de alcanzar la
mayoría de edad. La relación que entablan tiene distinto enfoque, pues una de
ellas tiene sentimientos claros y profundos pero no los muestra de manera
explícita sino a través de poemas, y la otra o no los ve o no quiere verlos.
El verano se
acaba, padre e hija vuelven a su lugar de residencia, pero ese viaje ha dejado
consecuencias que alterarán profundamente la vida de la joven veraneante, que da
lugar a algunos momentos que alcanzan tintes sombríos e incluso trágicos.
Conoceremos
cómo cambia la vida de la joven a lo largo de quince años.
Pasados esos quince
años, esta protagonista vuelve a recalar en el mismo lugar de veraneo en busca
de la amiga a la que conoció el mes de vacaciones. Pero ahora viene huyendo,
envuelta en un halo de miedo a lo desconocido y acompañada de una hija
adolescente que porta una mochila cargada de problemas.
Las
circunstancias que se encuentra se asemejan poco a aquel mundo jovial y feliz
que ella conoció de joven, su cabeza da vueltas porque en la búsqueda de
soluciones ella no sabe qué quiere, qué busca en realidad, por qué ha venido a
este lugar, y la falta de confianza en
sí misma no la ayuda; a eso hay que sumarle el agravante de su autoestima por
los suelos y una hija acuciada por sus propios problemas personales y que ella
desconoce porque no mantienen ningún tipo de comunicación.
Mientras que
la pareja madre-hija intenta buscar el encaje en ese lugar ahora extraño y
luchan por ir despejando los fantasmas que cada una arrastra, irán apareciendo
otros personajes, alguno también con sus propios fantasmas y sus dudas, que
irán aportando luces y sombras a sus vidas. El lector irá encajando en su
propio esquema historias acaecidas quince años atrás, irá comprobando como la
trayectoria de cada personaje depende de los que lo rodean más de lo que
piensan, hasta completar la fotografía final en la que cada uno de ellos
ocupará su espacio definitivo.
El final de
la historia llega de una forma precipitada, todo adquiere una velocidad de vértigo
al empezar a confluir los distintos escenarios que nos ha ido contando la novela,
dando a cada uno su final individual.
El autor nos muestra un panorama de relaciones
personales donde afloran los diversos sentimientos, los problemas y las
emociones de cada uno de los personajes en una amplia gama: las oportunidades
perdidas, la incomprensión, la lucha contra el conformismo, la esperanza en el
futuro mirando hacia adelante y olvidando el pasado; todo ello con el elemento
común de la falta de comunicación general y rodeado de un tono poético, no
siempre representado en los diversos poemas que aparecen, pues a veces estos
parecen prosa y a veces la prosa encierra un tono poético.
Se tratan en
la novela otros temas de actualidad: acoso escolar (bullying), violencia de
género, actuaciones de las pandillas juveniles, corrupción política unida al
urbanismo y la construcción,…
El título de
la novela es el mismo que el de la portada de un cuaderno que ha escrito una de
las protagonistas de la novela y que contiene un número indeterminado de poemas
(que recogen reflexiones, momentos y sensaciones sobre la relación que han
tenido ambas), que regala a la otra protagonista.
Medusa, que
da título a la novela, era una diosa de la mitología griega cuyos cabellos
fueron convertidos en serpientes, semejante a los cabellos en rastas que portan dos de los personajes
de la obra, aunque en la misma también se habla de las medusas marinas que
suelen aparecer en el litoral mediterráneo en verano, y que también juegan un
papel importante en la trama de la novela.
Los lectores han ido
planteando sus opiniones y dudas al autor, que ha ido mostrando sus intenciones
con la novela, su forma de trabajar, sus gustos,…
Como cierre del encuentro
uno de los lectores procedió al recitado del poema final, "Los valientes", algo que todos
agradecieron.
miércoles, 15 de marzo de 2023
La caricia del agua. Victor Frías Jiménez
martes, 14 de marzo de 2023
Muere Kenzaburo Oé
Con motivo del fallecimiento del escritor japonés comunicado ayer por sus familiares, EL PAÏS publica hoy un escrito del escritor Javier Cercas en el que cuenta una anécdota ocurrida en el encuentro que mantuvieron ambos en el Instituto Cervantes de Tokio, en el otoño de 2010, que me parece bastante definitoria del carácter sencillo y de profunda humanidad del escritor japonés.
Aquí os dejo parte del artículo que podéis leer completo en EL PAÏS del 14 de marzo 2023.
"Oé resultó ser un hombrecito minúsculo y sonriente que llegó al Instituto Cervantes solo y se marchó solo, que repartía reverencias por doquier, que hablaba y vestía con una humildad franciscana y que sólo llevaba consigo una humilde cartera de oficinista. De la cual no tardó en sacar unos papeles escritos a mano que se puso a leer, una vez que el moderador del acto nos presentó y le dio la palabra, en medio del silencio reverencial del auditorio. Los papeles trataban sobre Cervantes y sobre Erasmo, pero también sobre la primera novela publicada en japonés por este plumífero. Luego empezó el diálogo. Hablamos sobre todo de Cervantes, pero en determinado momento le pregunté a Oé —que había escrito su tesis doctoral acerca de Jean-Paul Sartre y había importado al Japón la noción de literatura comprometida— qué era para él, tantos años después de que hubiese pasado de moda la expresión, la literatura comprometida.
Fue entonces cuando ocurrió. Oé volvió a hablar sobre mi novela, recordó una escena recurrente en ella, en la que un joven soldado republicano baila un pasodoble agarrado a un fusil, y dijo que, cuando leyó la novela, no sabía lo que era un pasodoble y se lo preguntó a su hijo Hiraki.
(Paréntesis obligatorio. Hiraki Oé fue un niño nacido con graves deficiencias mentales, tantas que los médicos aconsejaron a su padre que lo dejara morir; pero el novelista —que por entonces acababa de cumplir 28 años y tenía una vida y una carrera literaria prometedoras por delante— no aceptó la sentencia de los médicos, y, tras una operación, su hijo siguió viviendo, y ahora mismo, gracias al amor y los cuidados de sus padres, no solo está vivo, sino que es desde hace años un prestigioso compositor musical. Añadamos que la obra de Oé no se entiende sin Hiraki, y que muchas de sus novelas —entre ellas obras maestras como Una cuestión personal o Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura— constituyen un salvaje esfuerzo moral por asumir su responsabilidad en el destino de su hijo y un esfuerzo imaginativo asombrosamente logrado por ponerse en su piel).
De modo que Oé, según contó aquel día en el Instituto Cervantes Tokio, le preguntó a Hiraki qué era un pasodoble. Su hijo, de entrada, no pudo ayudarle mucho —a él sólo le interesa la música clásica—, pero al final, no recuerdo cómo, los dos dieron con una pieza con ritmo de pasodoble en el preludio de la ópera Carmen, de Bizet, y Oé cogió a su mujer y, en el salón de su casa, se puso a bailar aquella extraña música con ella, ante la mirada atónita de Hiraki, como la había bailado o como imaginaba que la había bailado, en un bosque remoto de un país remoto, setenta años atrás, el soldado republicano de mi novela. “Eso es la literatura comprometida”, concluyó Oé. “Una literatura que te compromete por entero, una literatura en la que uno se involucra de tal modo que no sólo quiere leerla, sino también vivirla”.
Es la mejor lección de literatura que he recibido en toda mi vida. Y no sólo de literatura.
Hoy Japón está de luto. Y yo también.