El Club de Lectura Ben-al-Arte se reunió el pasado martes, 14 de enero de 2020, con la participación de 18 de sus miembros,para comentar la novela Cisnes salvajes: tres hijas de China de la escritora Jung Chang.
La reunión tuvo lugar por primera vez en la sede provisional situada en C/ Galatea s/n que ha sido acondicionada para los encuentros de la Asociación Ben-al-Arte.
Aquí os dejo algunas de las conclusiones a las que se llegaron en dicho encuentro.
La obra se trata de una saga familiar real que
componen tres generaciones de mujeres, la última de ellas es la narradora, enmarcadas
en un periodo histórico con las diversas etapas que se desarrollan a lo largo
de la mayor parte del siglo XX (desde el inicio hasta la muerte de Mao). Por
ello, también le podríamos añadir el apelativo de novela histórica.
En el relato se les da más importancia a los
personajes femeninos que a los masculinos. La autora nos muestra una narración que
está compuesta por hechos históricos reales, los hechos anteriores a su
nacimiento que proceden de trasmisiones realizadas por miembros de su familia, principalmente
mujeres (su abuela, su madre y su tía paterna), sobre las vidas de cada uno de sus
familiares y del entorno, y los momentos más trascendentales que ella misma ha
vivido.
Aunque el mundo femenino está presente en toda
la obra, no puede ser considerada una novela feminista. La mujer tiene poco
valor social en China, son tratadas como mercancía, sus matrimonios son
arreglados por sus familiares, se les aleja de la educación y la sociedad prefiere
que sean analfabetas, así son más sumisas. Sin embargo, las mujeres de esta
familia son fuertes, luchadoras, capaces de tomar decisiones involucrándose con
la familia y con el entorno, cogiendo las riendas, analizando en cada momento y
tomando decisiones teniendo en cuenta las circunstancias.
A pesar de esto, hay un personaje masculino de gran
relevancia en la historia, el padre de la autora. Un hombre que lleva el
cumplimiento de sus ideales hasta sus últimas consecuencias, por encima de su
familia, de sus amigos, de los compañeros, aun costándole la salud y casi la
vida, hasta el final de su vida. A pesar de ese sufrimiento no llega a expresar
públicamente ninguna desvinculación del régimen, sólo hace alguna recomendación
a sus hijos.
La historia arranca en la última parte de la
época feudal, principios del siglo XX, con los señores de la guerra, después
sigue con varios periodos históricos: la ocupación de China por parte de Japón,
la intervención de rusos y americanos para desalojarlos, los enfrentamientos en
la guerra civil entre los propios chinos, la llegada al gobierno del
Kuomintang, la posterior y lenta victoria de los comunistas con la implantación
de la República Popular China y el gobierno de Mao con sus programas del “Gran
Salto Adelante” y la Revolución Cultural.
La mayor parte de la novela transcurre bajo el
mandato de Mao que se convierte en el gran ídolo de la población, siendo como
un dios para ellos, con sus manipulaciones y manejos con tal de mantenerse en
el poder y tener a la población sometida, llevando a sus habitantes a grandes
hambrunas, con pérdida abundante de vidas, así como el abandono cultural,
arrasando todo el tejido cultural del país, desde edificios, monumentos,
museos, libros, como al personal encargado de impartir cultura: maestros,
profesores, directores de instituciones,…
La autora nos deja una frase que bien podría
resumir las consecuencias de esa política: “La Revolución Cultural había
deshumanizado brutalmente las relaciones humanas hasta el punto de destrozar
incontables familias”.
Vemos como algunas de las personas que tomaron
la revolución como un cambio hacia la esperanza de una vida mejor, tras lo
vivido hasta ese momento, van desengañándose al ver que la realidad que ven no
está acorde con las propuestas recibidas, cómo se cae en la violencia física y
moral, el maltrato sin sentido, la tortura inmisericorde hasta la muerte, la
delación obligada, la coacción permanente, la destrucción de la personalidad y
del pensamiento individual sustituyéndolo por el pensamiento colectivo, que es
dictado a través de consignas ideadas por los dirigentes. En esta época es
fácil caer desde los privilegios de los que gozaban los dirigentes y cargos
públicos relevantes, a la persecución por motivos espurios, por simple envidia,
por venganza; lo que conduce a tener una sociedad permanentemente atemorizada,
hasta el punto que la gente deja de hablar para no dar motivos por los que
puedan ser acusados.
Por otra parte, la novela nos aporta una
relación de costumbres de la sociedad china, sobre todo en las zonas rurales, algunas
milenarias, como el vendado de los pies a las mujeres, el procedimiento de
formar parejas y casarse, la organización detallada de los funerales y los enterramientos,
las celebraciones de las bodas,…
Entrada de la sede de la Asociación
La próxima reunión se mantendrá el martes 4 de febrero, en la sede, para comentar la novela El segundo hijo del mercader de sedas de Felipe Romero, a las 18:00 h.
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