miércoles, 15 de enero de 2020

Club de Lectura enero 2020

El Club de Lectura Ben-al-Arte se reunió el pasado martes, 14 de enero de 2020, con la participación de 18 de sus miembros,para comentar la novela Cisnes salvajes: tres hijas de China de la escritora Jung Chang.
La reunión tuvo lugar por primera vez en la sede provisional situada en C/ Galatea s/n que ha sido acondicionada para los encuentros de la Asociación Ben-al-Arte.
Aquí os dejo algunas de las conclusiones a las que se llegaron en dicho encuentro.

La obra se trata de una saga familiar real que componen tres generaciones de mujeres, la última de ellas es la narradora, enmarcadas en un periodo histórico con las diversas etapas que se desarrollan a lo largo de la mayor parte del siglo XX (desde el inicio hasta la muerte de Mao). Por ello, también le podríamos añadir el apelativo de novela histórica.
En el relato se les da más importancia a los personajes femeninos que a los masculinos. La autora nos muestra una narración que está compuesta por hechos históricos reales, los hechos anteriores a su nacimiento que proceden de trasmisiones realizadas por miembros de su familia, principalmente mujeres (su abuela, su madre y su tía paterna), sobre las vidas de cada uno de sus familiares y del entorno, y los momentos más trascendentales que ella misma ha vivido.
Aunque el mundo femenino está presente en toda la obra, no puede ser considerada una novela feminista. La mujer tiene poco valor social en China, son tratadas como mercancía, sus matrimonios son arreglados por sus familiares, se les aleja de la educación y la sociedad prefiere que sean analfabetas, así son más sumisas. Sin embargo, las mujeres de esta familia son fuertes, luchadoras, capaces de tomar decisiones involucrándose con la familia y con el entorno, cogiendo las riendas, analizando en cada momento y tomando decisiones teniendo en cuenta las circunstancias.
A pesar de esto, hay un personaje masculino de gran relevancia en la historia, el padre de la autora. Un hombre que lleva el cumplimiento de sus ideales hasta sus últimas consecuencias, por encima de su familia, de sus amigos, de los compañeros, aun costándole la salud y casi la vida, hasta el final de su vida. A pesar de ese sufrimiento no llega a expresar públicamente ninguna desvinculación del régimen, sólo hace alguna recomendación a sus hijos.  
La historia arranca en la última parte de la época feudal, principios del siglo XX, con los señores de la guerra, después sigue con varios periodos históricos: la ocupación de China por parte de Japón, la intervención de rusos y americanos para desalojarlos, los enfrentamientos en la guerra civil entre los propios chinos, la llegada al gobierno del Kuomintang, la posterior y lenta victoria de los comunistas con la implantación de la República Popular China y el gobierno de Mao con sus programas del “Gran Salto Adelante” y la Revolución Cultural.
La mayor parte de la novela transcurre bajo el mandato de Mao que se convierte en el gran ídolo de la población, siendo como un dios para ellos, con sus manipulaciones y manejos con tal de mantenerse en el poder y tener a la población sometida, llevando a sus habitantes a grandes hambrunas, con pérdida abundante de vidas, así como el abandono cultural, arrasando todo el tejido cultural del país, desde edificios, monumentos, museos, libros, como al personal encargado de impartir cultura: maestros, profesores, directores de instituciones,…
La autora nos deja una frase que bien podría resumir las consecuencias de esa política: “La Revolución Cultural había deshumanizado brutalmente las relaciones humanas hasta el punto de destrozar incontables familias”.
Vemos como algunas de las personas que tomaron la revolución como un cambio hacia la esperanza de una vida mejor, tras lo vivido hasta ese momento, van desengañándose al ver que la realidad que ven no está acorde con las propuestas recibidas, cómo se cae en la violencia física y moral, el maltrato sin sentido, la tortura inmisericorde hasta la muerte, la delación obligada, la coacción permanente, la destrucción de la personalidad y del pensamiento individual sustituyéndolo por el pensamiento colectivo, que es dictado a través de consignas ideadas por los dirigentes. En esta época es fácil caer desde los privilegios de los que gozaban los dirigentes y cargos públicos relevantes, a la persecución por motivos espurios, por simple envidia, por venganza; lo que conduce a tener una sociedad permanentemente atemorizada, hasta el punto que la gente deja de hablar para no dar motivos por los que puedan ser acusados.
Por otra parte, la novela nos aporta una relación de costumbres de la sociedad china, sobre todo en las zonas rurales, algunas milenarias, como el vendado de los pies a las mujeres, el procedimiento de formar parejas y casarse, la organización detallada de los funerales y los enterramientos, las celebraciones de las bodas,…

Entrada de la sede de la Asociación
La próxima reunión se mantendrá el martes 4 de febrero, en la sede, para comentar la novela El segundo hijo del mercader de sedas de Felipe Romero, a las 18:00 h.

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