La muerte del comendador es la última obra de Haruki Murakami que está dividida en dos libros. Aquí os comento el libro 1.
El narrador es un pintor de nombre desconocido que se dedica a hacer retratos, con lo que se gana la vida y ha adquirido una buena reputación.
La trama comienza cuando su mujer le comenta que lo deja, pues se ve y se acuesta con otro hombre.
La primera reacción es abandonar el hogar y dedicarse a viajar con su coche por la parte norte de Japón con el dinero que tenía ahorrado.
Cuando el coche con el que viaja se rompe, a causa de la edad, abandona el viaje y entra en contacto con un amigo de facultad. Este le presta una pequeña casa entre las montañas, en plena naturaleza, en la que ha vivido hasta ahora su padre, famoso pintor de pintura tradicional japonesa. Este había estado tres años estudiando pintura occidental en Viena, hasta que abandona Austria tras la anexión alemana (1938), cambiando entonces la forma de pintar, apartándose totalmente de la vida social, llegando incluso a rechazar algún premio, y viviendo en esa casa hasta ser ingresado en una residencia por la paulatinamente pérdida de memoria.
En la casa, el retratista descubre un cuadro envuelto en papel y oculto en el desván, con el título que da nombre a la novela, pintado por el dueño de la casa en estilo tradicional japonés, pero con una escena muy violenta, algo que lo aleja de las pinturas que lo definían como pintor famoso. En él aparecen cuatro personajes principales, uno de ellos dando muerte a otro, y otro personaje algo enigmático que desentona con el resto. El protagonista lo relaciona con la ópera Don Giovanni de Mozart pero cambiando a los personajes de época, pero cree que el cuadro quiere transmitirle algo que aún no ve.
En esta casa, que le va haciendo semejarse en ciertos aspectos al pintor que la habitó, va a conocer a algunos vecinos que le irán marcando su forma de actuar y de replantearse ciertos aspectos que había planeado para su nueva vida.
Murakami mezcla varias tramas: el protagonista vive con el recuerdo permanente de su hermana, que murió a los doce años; aunque separado de su mujer, no deja de traerla continuamente a su memoria con diversos episodios de su vida en común; está interesado en conocer que pasó en la vida del pintor en Austria para el cambio tan radical que sufrió su vida y su pintura; cómo la relación con su nuevo vecino va a marcar el devenir en su vida; quiere descubrir qué enigma encierra la pintura encontrada y que sólo él conoce; y para completar los temas aparece un personajillo fantástico, que vincula con las tradiciones budistas de la antigüedad.
En la escritura de Murakami siempre convive la fantasía, lo onírico, con la realidad, separados por una fina capa que nos deja con la duda de saber en qué lado estamos, algo que él maneja a la perfección.
Los personajes son psicoanalizados por el autor, pues todos arrastran un pasado del que no se pueden desprender.
Otra característica de las obras de este autor es el sexo. Aquí aparecen bastantes escenas explicitas que a veces desentonan con el tono poético de la narración, para la que utiliza una prosa fácil, sencilla y directa.
También vemos las referencias cinematográficas y musicales (en discos de vinilo) que acompañan sus obras. Otros temas que toca son: el proceso creativo del artista, la identidad de los personajes, la violencia (nazismo), más que el amor el afecto, el fracaso sentimental, la soledad, Kafka, las experiencias místicas,... Murakami en su estado natural.
Hay que esperar al segundo libros para que podamos conocer la solución al misterio (misterios) presentados en este, pero los seguidores del autor lo disfrutarán bastante.